La práctica de la atención plena, o Mindfulness, te puede
ayudar a que cada día seas más consciente, de ti, del entorno, y de la vida en
general.
Mindfulness es ser consciente,
deliberadamente y sin juzgar, de lo que está sucediendo en tu mente, cuerpo y
entorno en el momento presente. La atención plena es tanto un estado
mental como una práctica en la que uno presta atención a propósito. En
pocas palabras, “mindfulness” es la atención consciente.
Practicar la atención plena puede ayudar a desarrollar la
resiliencia al estrés, fortalecer las relaciones personales y mejorar la salud
física y mental. A través de diferentes tipos de práctica de mindfulness,
podemos desarrollar una conciencia momento a momento de nosotros mismos y de
nuestro entorno, una sensación de disminución del estrés y la ansiedad, y una
mayor sensación de tranquilidad y bienestar.
Siempre hay algún elemento de atención plena presente en
cualquier momento: si estás atento a algo, estás siendo consciente. Sin
embargo, la verdadera atención plena llega cuando uno es consciente y
desapegado de lo que está presente en su mente, cuerpo y entorno. Esto se
conoce como la "conciencia sin ego" de la atención plena.
Practicar la atención plena es estar realmente vivo
Tipos de práctica de mindfulness
La atención plena es una capacidad básica de la
mente. Se puede practicar por diferentes razones y de muchas formas diferentes,
con un enfoque espiritual, psicológico, o puramente práctico. Dado que
la atención plena siempre está presente en la mente, técnicamente puedes
practicarla en cada momento de cada día. Ya sea mientras te tomas
el café de la mañana, mientras haces
algún tipo de ejercicio corporal por
la tarde o, incluso por la noche observando tu respiración mientras
te quedas dormido, esta herramienta de la atención plena siempre está a tu
disposición. Algunas de las formas más populares de practicar mindfulness son:
1) MEDITACIÓN
La meditación sentada, caminando,
de escaneo
corporal y de movimiento son prácticas beneficiosas de
atención plena para centrar la mente y el cuerpo en el momento presente. Coordinar
la mente y la respiración es una parte esencial de la práctica de mindfulness
en cada uno de estos estilos de meditación. Al concentrarte en la
respiración, puedes aportar un elemento de meditación a cualquier actividad que
realices.
2) HACER UNA PAUSA
Tomarte un momento
para hacer una pausa consciente a lo largo del día es una de las formas más
fáciles de incluir la práctica de mindfulness en tu vida. Cualquier
momento libre se puede utilizar para una pausa consciente. Ya sea realizando tres
respiraciones conscientes en la sala de espera del médico, haciendo
una pausa para sentir tus emociones antes de enviar impulsivamente un correo
electrónico en el trabajo o siendo deliberadamente consciente de tu entorno
mientras conduces, una pausa rápida y consciente puede mejorar mucho tu día.
3) CONCENTRACIÓN
En cada momento de cada día, nos encontramos con multitud de
cosas que observar. Nuestros días están llenos de un fluir continuo de
pensamientos, emociones, movimientos, objetos, interacciones y
experiencias. Al decidir concentrarnos conscientemente en cada uno de
estos sucesos a medida que surgen, podemos impregnar nuestra vida con
mindfulness de una manera natural. De esta forma, mindfulness se convierte
poco a poco en una parte natural de la vida, sin limitarlo exclusivamente a un
tiempo concreto para practicarlo.
Recuerda que realmente no importa lo que estés haciendo,
porque si lo haces con una presencia plena, atenta y consciente, estarás convirtiendo lo que sea que
hagas en una práctica de mindfulness.
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