Como la
meditación en la respiración, la meditación caminando es una práctica sencilla
y universal para desarrollar la calma, la capacidad de conectar, y la
conciencia. Se puede practicar de forma regular, antes o después de la
meditación sentada o en cualquier momento de forma independiente, como después
de un día de trabajo muy ocupado o en una relajada mañana de domingo. La práctica de la meditación caminando consiste
en aprender a ser consciente de tu caminar, a usar el movimiento natural de
caminar para cultivar la atención y la presencia consciente.
Escoge un
lugar tranquilo donde puedas ir y venir caminando cómodamente, en el exterior o
a cubierto, que tenga entre diez y treinta pasos de longitud. Empieza de pie en
uno de los extremos de este “sendero de caminar”, con tus pies apoyados
firmemente sobre el suelo. Deja que tus manos descansen relajadas, donde sea
que estén cómodas. Cierra los ojos por un momento, céntrate, y siente tu cuerpo
de pie sobre la tierra. Siente la presión sobre las plantas de tus pies y las
otras sensaciones naturales al estar de pie. Después abre tus ojos y quédate
presente y alerta.
Empieza a
caminar despacio. Camina con una sensación de calma y dignidad. Presta atención
a tu cuerpo. Siente cómo se separa de la tierra tu pie con cada paso. Sé
consciente de cómo apoyas cada pie sobre la tierra. Relájate y camina de forma
natural y tranquila. Siente atentamente cada paso al caminar. Cuando llegues al
final del camino, haz una breve pausa. Céntrate, date la vuelta con cuidado y
lentamente, y haz otra pausa para ser consciente del primer paso que des al
volver. Puedes experimentar un poco con la velocidad, caminando al ritmo que te
mantenga más presente.
Sigue caminando
de un extremo al otro del camino durante diez o veinte minutos, o más tiempo si
quieres. Al igual que con la respiración al meditar sentado, tu mente se
distraerá muchas, muchas veces. En cuanto te des cuenta de esto, reconócelo amablemente,
diciendo para ti mismo: “pensando”. Después vuelve a sentir el siguiente paso.
Como en cualquier entrenamiento, tendrás que volver una y otra vez, miles de
veces. Ya sea que hayas estado distraído por un segundo o durante diez minutos,
simplemente reconócelo con una sola palabra y vuelve a estar vivo aquí y ahora
con el siguiente paso que des.
Con un poco de
práctica, aprenderás a usar la meditación caminando para calmarte y centrarte,
y vivir de una manera más despierta en tu propio cuerpo. Puedes también
extender tu práctica de caminar de una manera informal cuando vayas a comprar,
cuando camines por la calle, o vayas a coger tu coche. Esta práctica te puede
ayudar a aprender que puedes disfrutar del mero hecho de caminar en lugar de
estar continuamente planeando y pensando. De esta forma tan sencilla puedes
empezar a estar verdaderamente presente, y sincronizar tu cuerpo, tu mente y tu
corazón al moverte por la vida.
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