Cuando deseas conseguir algo en tu vida, lo habitual es
centrarte en la estrategia y las herramientas, en cómo conseguirlo, pero muchas
veces no consigues tu objetivo porque te falta algo más fundamental y necesario:
la energía adecuada.
Es normal que en la vida te plantees ciertos objetivos, y
que busques la forma de alcanzarlos, que te centres en el “Cómo”, qué puedes
hacer, qué estrategias puedes utilizar, qué recursos tienes a tu alcance, etc.,
pensando que si encuentras el camino adecuado y tienes los recursos suficientes
llegarás a tu destino con seguridad.
Pero muy a menudo, sin ni siquiera darte cuenta, estás
contándote una historia que te impide avanzar hacia esa meta deseada, das por
hecho ciertas cosas, y piensas y te crees premisas que no son reales o ciertas,
y eso condiciona tu forma de sentir, pensar, hablar y actuar, y, por tanto, tus
resultados.
Es normal pasar por momentos en los que te sientes mal, insatisfecho, cansado, aburrido, desanimado, sin ilusión, sin fuerzas, sin ganas de hacer nada, o lo ves todo difícil y no encuentras la forma de salir de esa situación. Pero está en tus manos cambiar eso, y mucho más fácilmente de lo que piensas. Si te resignas, acomodas, o te rindes y aceptas estar así, difícilmente vas a salir de ahí.
Muchas veces, la falta de energía se debe a la falta de
emoción. Una emoción es E-MOCIÓN, Energía y Moción, energía en movimiento. Por
eso cuando estás ilusionado por algo tienes mucha energía para hacer cosas y quieres
compartir lo que te ilusiona con otras personas. La ilusión te pone en
movimiento, te da el combustible necesario para ponerte en marcha, para hacer
cosas, para buscar recursos y conseguir lo que tanto te ilusiona.
Si no estás ilusionado con algo, no puedes ilusionar a
nadie. Si no piensas, honestamente, que lo que ofreces es algo valioso, útil,
enriquecedor y que puede mejorar la vida de otras personas en algún aspecto, nadie
lo querrá, a pesar de lo bonito que puedas hacer el envoltorio, o lo
profesional que presentes lo que ofreces.
Cuando te sientas con poca energía, cuando sientas que el
cansancio se apodera de ti, física, mental o emocionalmente, tal vez sea el
momento de recordar lo que te hacía sentir esa práctica o actividad que solías
hacer en el pasado y que llenaba tu corazón. Tal vez tengas que preguntarte
cuál es realmente el por qué, la razón por la que haces lo que estás haciendo
en estos momentos, en tu trabajo, en tu tiempo libre, o con tu familia. ¿Por
qué quieres hacer realmente el trabajo que haces? ¿Por qué estás haciendo
ciertas cosas que te suponen más una carga que una satisfacción? ¿Por qué
inviertes tu tiempo, el único recurso que es limitado y se agota a cada
instante, en algo que no te ilusiona? ¿Cómo podrías sentirte mejor? ¿Qué es lo
que quieres realmente hacer con tu vida? ¿Cómo te gustaría vivir este nuevo año
que acaba de comenzar?...
Hay tantas preguntas que podíamos hacernos, y que muchas
veces ni siquiera nos planteamos. Pero llega un momento en que no puedes seguir
adelante, en que te falta energía, en que las cosas no mejoran. Llegado este
punto es necesario parar y reflexionar. Sentir tu corazón. Escuchar a tu
corazón. Y cuando tengas claro lo que te dice... ponte manos a la obra, actúa,
no pierdas más el tiempo. Pon tu energía, tu ilusión y tu mirada en eso que
realmente deseas en tu vida, en cómo deseas realmente vivir cada día. Enfócate
en aquello que te emocione, que te motive a actuar, que te ilusione alcanzar. Recuerda
que la clave del éxito es la energía.
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