Es mucho más útil actuar en la “imperfección”
que esperar hasta ser perfectos para hacer algo.
Muy a menudo, podemos
sentirnos como si tuviéramos que alcanzar la perfección en lo que hacemos o en
cómo somos para empezar a vivir realmente, o para llevar a cabo nuestros
proyectos. Pasamos el tiempo imaginando todas las cosas estupendas que vamos a
hacer por el mundo cuando lleguemos a ser esa persona ideal en la que esperamos
convertirnos. Pero déjame que te cuente un secreto… lo único que realmente
tenemos es el momento presente, el ahora, y, a pesar de las ideas
limitantes que podemos tener, no necesitamos arreglar nada en nosotros, ya
somos perfectos tal y cómo somos. Sólo tenemos que
mirar en nuestro interior, en nuestro corazón para descubrir esa perfección
“imperfecta” que siempre está a nuestro alcance.
De vez en cuando,
necesitamos que algo o alguien nos recuerde todo lo bueno que puede suceder en
nuestra vida cuando dejamos de intentar ser perfectos. En lugar de esforzarnos tanto por
alcanzar esa perfección, podemos simplemente mostramos al mundo, y a nosotros
mismos, tal y como somos, y actuar a partir de ahí. Incluso podemos llegar a
sentirnos agradecidos por las imperfecciones de la vida que encontramos en
nuestro camino, pues pueden inspirarnos a comenzar desde donde estamos a hacer
algo por ayudar a otros y mejorar el mundo en el que vivimos.
Por supuesto que debemos
intentar dar lo mejor de nosotros en todo lo que hagamos, pero eso no significa
ser perfectos, sino, más bien, poner todo nuestro corazón en lo que hacemos,
poner todo nuestro ser y entregarnos por completo en el proceso de aportar algo
a los demás, y al mundo en general. Podremos hacer mucho más para mejorar
nuestro mundo si actuamos ahora con nuestras imperfecciones en lugar de esforzarnos
por alcanzar la perfección antes de actuar.
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por tu colaboración.