IKEBANA, EL ARTE FLORAL JAPONÉS

Expresarte a través de las flores puede ser una experiencia realmente gratificante, que te llena el corazón, que te da alegría. 

A través del ikebana te familiarizas con los diferentes tipos de plantas, de flores y ramas de árboles y vas comprendiendo sus características, sus diferentes personalidades. Aprendes las reglas fundamentales para crear formas, las técnicas para hacer arreglos florales verdaderamente singulares.

Incluso como principiante que nunca has trabajado con flores puedes crear fácilmente hermosas composiciones florales, siguiendo las instrucciones correspondientes. Y según vas avanzando en tu estudio y práctica, vas aprendiendo diferentes métodos y estilos de ikebana, como el recto y el inclinado, y sus rasgos característicos que los hacen singulares.

Aunque para aprender tienes que intentar “copiar” el ikebana que tienes de modelo, no debes quedarte atrapado con el ejemplo a seguir, en primer lugar, porque, aunque lo intentes, no te va a salir exactamente igual, pero, sobre todo, porque cada flor, como cada ser vivo, a pesar de ser similar a sus congéneres, tiene su propia personalidad, carácter, y forma de expresión. Cada flor es diferente y en el ikebana se destacan esas diferencias. El ikebana que te sirve de modelo es un ejemplo de una forma de combinar las flores, pero tú debes captar la personalidad de cada una de las flores que tienes entre las manos para crear tu propio pequeño “universo” en el recipiente que tienes ante ti.

Se puede hacer un ikebana en cualquier momento, en cualquier lugar, con cualquier material, y cualquier persona es capaz de hacerlo, sólo se necesita la ilusión y el interés por aprender e intentarlo. El ikebana busca expresarse en el momento presente y, de hecho, puede ir cambiando con el paso de los días según las flores se van abriendo o marchitando, pero contemplarlo siempre es una experiencia hermosa y refrescante, que despierta algo en ti en ese preciso momento.

Las flores, las plantas, las ramas, todo es fruto de la madre naturaleza, pero el ikebana es el producto de la imaginación y creatividad de la persona combinando esos materiales entre sí. De esta manera, el ikebana siempre es algo vivo, y, aunque hay ciertas reglas a seguir, también hay siempre cierta flexibilidad y espacio para la espontaneidad.

Con el ikebana usamos flores y ramas para expresar intensamente la experiencia del momento presente, creando siempre algo vivo que enriquece el espacio, calma la mente y abre el corazón.

Anímate a intentarlo, y ¡disfruta con el ikebana!


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