HOMBRES Y MUJERES ¿O SERES HUMANOS?

Parece que mi última publicación “3 cosas que necesita la mujer en una relación” ha dado pie a malentendidos que en absoluto eran mi intención al publicarla. Es posible que no haya sido lo suficientemente claro al escribir y se pueda interpretar de manera equívoca lo que pretendía con ella, por lo que me gustaría pedir disculpas a cualquier persona que haya podido sentirse molesta por ella.

Como explicaba al principio de la anterior publicación, todos los seres humanos tenemos en nosotros energías femeninas y masculinas, independientemente de nuestro sexo, y en unas personas es más predominante una de las dos energías y en otras predomina la contraria o complementaria. Las polaridades son la base de la vida y del continuo movimiento del Universo, forman parte de nuestra vida, desde los más pequeños átomos hasta los planetas y sistemas solares, y no podemos negar que existen.

Cuando hablamos de los hombres o las mujeres inevitablemente estamos generalizando y agrupando a seres humanos de un sexo u otro, y podemos interpretarlo como una discriminación por sexo, o como una forma de referirnos a un tipo de energía masculina o femenina independientemente del sexo de la persona, o tal vez simplemente estamos utilizando las palabras para intentar expresar unas necesidades comunes que caracterizan a ciertos seres humanos. Por supuesto que no todas las mujeres son iguales, de igual forma que tampoco todos los hombres lo son. Todos somos seres humanos, con características comunes como especie, pero también tenemos nuestras diferencias, y muchas veces hay características, necesidades, formas de expresión y determinadas conductas que son más comunes en las personas con un tipo u otro de energía, masculina o femenina.

Por supuesto que hay excepciones, y que no siempre coincide una energía determinada con el sexo físico de esa persona, pero cuando tenemos que expresarnos necesitamos utilizar términos y palabras que no siempre se ajustan con total exactitud a lo que pretendemos comunicar, o a las preferencias de diferentes personas.

En todos los aspectos de la vida podemos encontrar al menos dos partes: la forma y el fondo. Cuando nos expresamos, también debemos tener en cuenta esos dos aspectos, las palabras que utilizamos para comunicarnos y el sentido que está motivando esas palabras. Un mismo mensaje, con las mismas palabras y el mismo sentido o propósito, puede interpretarse de manera muy diferente por cada persona, dependiendo fundamentalmente de la interpretación que haga cada una de ella de las palabras según su propia experiencia.

Yo creo que las diferencias entre los seres humanos, por más que todos seamos seres humanos, son parte de la riqueza que nos caracteriza y lo que le da color a la vida. Debemos aceptar esas diferencias, comprenderlas, y apreciarlas, pues gracias a ellas puede haber movimiento y vida. No deberíamos caer en el error de intentar “igualar” a todos los seres humanos, aunque sea por una buena motivación como la de erradicar la discriminación. Sí que deberíamos velar por el respeto y la consideración de cada una de nuestras diferencias, porque, por supuesto que todos somos seres humanos, pero también hombres y mujeres, y niños y adultos, y una infinita gama de colores y diferencias entre todas las personas, de las que deberíamos estar orgullosos, siempre que no las utilicemos para avasallar o menospreciar a otras personas, que tienen los mismos derechos sin importar su sexo, ideología o raza.


Por favor, no nos quedemos meramente con la forma y las palabras, intentemos llegar hasta el fondo y su significado, a la intención que impulsan las palabras, y sobre todo los actos, aunque muchas veces no sean perfectas esas formas de expresión. Busquemos lo que nos une en lugar de lo que nos separa, y mantengamos un corazón y una mente abierta para escuchar y comprender lo que sea que se nos presente, quedándonos con lo que nos pueda ser útil en nuestra vida y dejando pasar el resto si no nos parece interesante.



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