La visión correcta es el segundo de los tres principios fundamentales de la meditación. Para entender mejor lo que significa “visión correcta” trataremos a continuación los siguientes aspectos:
·
¿Qué es visión correcta?
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Conocer y ser conocido
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Cómo investigar el pensamiento
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Notar la intención de pensar
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Cómo usar los sentidos para desarrollar
sabiduría
·
Cómo meditar con los ojos abiertos
¿Qué es visión correcta?
Cuando hablamos de visión correcta nos referimos al
entendimiento de que la mente es la naturaleza, no un "yo" o un
"mí".
La mente no es un yo. No es personal; no soy yo,
no soy mío. Nadie está realmente ahí. Este es el punto de vista
correcto en la meditación, y practicamos para descubrir esa naturaleza.
La visión correcta debe estar presente en la mente incluso
antes que la conciencia, porque si tu conciencia carece de la visión correcta,
se enredará con el deseo, la aversión y la confusión.
Nuestra visión condicionada y habitual del mundo es que el
proceso de la mente y la materia soy "yo". Me estoy mirando a
"mí". Me conozco." Pero no podemos desarrollar
sabiduría meditando si usamos este punto de vista.
Si pensamos en el cuerpo o la mente como "yo",
surgirán el deseo, la aversión y la confusión. Si pensamos que estamos
teniendo una buena experiencia, comenzaremos a apegarnos a ella o intentaremos
crear más, eso es anhelo. Si pensamos que estamos teniendo una mala
experiencia, comenzaremos a negarla, a evitarla o a rechazarla; eso es aversión. Si
la mente está distraída y se pierde o está ocupada racionalizando y defendiendo
nuestro deseo y aversión, eso es confusión.
Conocer y ser conocido
Cuando practicamos, siempre hay dos cosas involucradas: los
objetos que se conocen y la mente que conoce estos objetos. Juntos, estos
dos —lo que conoce y lo que es conocido— forman una unidad en la experiencia
que surge momento a momento. Es importante recordar esto.
La mente es lo que conoce. Llamamos "objetos"
a las cosas que se conocen. Los objetos incluyen cualquiera de las cinco
percepciones de los sentidos, como imágenes, sonidos, gustos, tacto, olores y
pensamientos, que son objetos de la mente, generalmente en forma de palabras o
imágenes.
Los objetos aparecen de forma espontánea. Cuando
conocemos un objeto, no tenemos que cambiarlo o mejorarlo, ni tampoco podemos
hacerlo de todos modos. Un objeto no tiene por qué ser otra cosa que lo
que es. Es lo que es y no se puede alterar ni cambiar.
El trabajo de la meditación es, por tanto, el trabajo con
la mente que conoce todos los objetos de la conciencia. Meditación es trabajar
con la mente.
Cómo investigar el pensamiento
Cuando meditamos, ¿creemos que es bueno tener muchos
pensamientos en la mente? ¿O creemos que es mejor tener solo unos pocos
pensamientos, o incluso ningún pensamiento en la mente?
Si creemos que es mejor tener pocos o ningún pensamiento en
la mente, es muy probable que nos resistamos a pensar siempre que surjan
pensamientos en nuestra mente.
Pero pensar es tan solo la naturaleza de la mente. ¿Podemos
detener la naturaleza o evitarla? Es imposible. En su lugar,
simplemente necesitamos ver que pensar es su naturaleza. Esa
es la visión correcta. Con esta visión podemos aprender a vivir con el
pensamiento en lugar de resistir la naturaleza que está pensando.
Más bien, interésate en el hecho de que la mente está
pensando. Es un proceso que está sucediendo en ese momento. Si no
estás acostumbrado a reconocer que la mente está pensando, vuelve a cualquier
otra cosa de la que fueras consciente, como la respiración o las sensaciones en
el cuerpo. No te quedes solo con la mente, porque entonces puedes perderte
en tus pensamientos.
Si con frecuencia te das la oportunidad de reconocer la
mente pensante, llegarás al punto en que comenzarás a ver que eso es la
mente. Entonces podrás darte cuenta y no perderte en tus
pensamientos. Hay una diferencia entre estar perdido en el pensamiento,
que es la mente errante, y estar consciente de pensar mientras se piensa.
Comenzamos a reconocer que podemos saber objetivamente
"esto es la mente". Nos damos cuenta de que "esto es la
mente, la mente está pensando". Una vez que aprendemos a ver la mente
objetivamente de esta manera, no nos perdemos más con los pensamientos. Ya
no nos sucederá más.
Notar la intención de pensar
Cuando la mente piensa continuamente y nos damos cuenta de
ello, no es suficiente saber que la mente está pensando. Deberíamos
intentar notar la intención de pensar. La mente quiere pensar. Queremos
ser capaces de ver este deseo con claridad. A veces, cuando nos
preguntamos: "¿Por qué mi mente piensa tanto?" somos capaces de
detectar ese deseo de pensar.
Cuando miramos los pensamientos de esta manera, nos volvemos
capaces de comprender ciertos procesos como las relaciones de causa y efecto
entre la mente y el cuerpo, o cómo la mente etiqueta "correcto" e
"incorrecto". No nos interesa el contenido de los
pensamientos. Queremos comprender el fenómeno del pensamiento,
especialmente en relación con las cualidades poco hábiles de querer que sucedan
ciertas cosas (ciertos tipos de pensamientos o imágenes en la mente) y que otras
cosas no sucedan (como ciertos pensamientos que no queremos que surjan).
Podemos observar estos procesos claramente en relación con
los sonidos que escuchamos durante la meditación. Date cuenta de cómo la
mente etiqueta inmediatamente esos sonidos como "buenos" o
"malos". Disfrutamos de los sonidos “buenos” que escuchamos,
como el repique de las campanas, el canto de los pájaros o el susurro de las
hojas en el viento, y nos aferramos a ellos en la mente. Nos gustan y
queremos experimentarlos más. No queremos que se detengan. Asimismo,
tratamos de bloquear los sonidos “malos” que escuchamos, como el tráfico de
automóviles o el ruido de las obras.
No importa lo bien que te estés concentrando. Podrías
estar en las profundidades de la concentración, pero cuando escuchas un sonido
y piensas que no debería estar allí, pierdes la concentración
instantáneamente. Te molesta que el sonido rompiera tu concentración.
Cómo usar los sentidos para desarrollar sabiduría
Independientemente de lo que sea que notes de tu experiencia
en el momento, reconócelo por lo que es. Permítete continuar sabiendo eso
y luego continúa reconociendo cualquier otra cosa que puedas percibir. Pero
hazlo sin intentar cambiar tu experiencia.
¿Qué estamos haciendo a medida que transcurre nuestra vida
diaria, cuando estamos sentados, de pie, caminando o lo que sea que estemos
haciendo? Estamos intentando saber. Somos conscientes de todo lo que
está sucediendo en el cuerpo y la mente.
Ahora bien, si en algún momento empiezas a sentir que estás
sabiendo tres o cuatro cosas diferentes al mismo tiempo, no te
alarmes. Esto puede suceder y no es nada malo. No creas que estás
distraído. No lo juzgues. Es una buena señal.
Cómo meditar con los ojos abiertos
Estamos tan acostumbrados a pensar que la meditación es algo
que hacemos con los ojos cerrados que es posible que nunca consideremos que
podemos ser conscientes de ver. Sin embargo, ver puede ser un objeto de
meditación de la misma manera que podemos ser conscientes de los objetos que se
ven.
Es muy importante aprender a practicar de esta manera: saber
que estás viendo cuando ves algo. Es importante porque el hábito de la
mente de agradar, desagradar o ignorar inmediatamente cada objeto que percibe
interactúa e interfiere en gran manera con el proceso de ver, y esto nos causa
sufrimiento.
Realmente no es difícil entender qué es ver, pero
generalmente no lo captamos. La tendencia habitual de la mente es pensar
en lo que se ve: veo una fotografía, veo una taza de
café, veo el suelo. Pero el ver en sí, eso es algo diferente, y eso es de
lo que quieres darte cuenta ahora. Solo reconoce que estás viendo.
Cuando veas, reconoce que se está dando el ver. Siempre
que los ojos están abiertos, está sucediendo el ver. Porque viendo podemos
mirar, y cada vez que hacemos algo, miramos. Antes de girar el pomo de una
puerta, miramos el pomo. Miramos la puerta mientras avanzamos hacia
ella. Miramos algo antes de recogerlo, antes de hacer nada, miramos.
Ver y pensar tienen naturalezas similares. Así como
queremos notar no lo que estamos pensando, sino más
bien que estamos pensando, queremos ser capaces de observar
y aprender sobre el proceso de ver, en particular en relación con el agrado, el
desagrado y el ignorar.
Así como podemos perdernos en nuestros pensamientos con
mucha facilidad, también podemos perdernos en lo que estamos viendo. Pero
con práctica y perseverancia, logramos ser objetivos con la visión, así como
aprendemos a ser objetivos con el pensamiento, y de esta forma no nos perdemos
en él. A medida que realizas tus actividades diarias, trata de ser
consciente de ver y mirar tanto como te sea posible. Sé consciente de que
estás viendo, y de esta manera estarás practicando la meditación en cualquier
momento del día.
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