El trabajo de un meditador es recordar estar alerta. Ya sea
que estés de pie, sentado, acostado o caminando, si recuerdas que estás
consciente, entonces estás meditando y estás cultivando las cualidades
positivas de tu mente.
Siempre comenzamos con la conciencia, esa cualidad que es la
base que permite que surjan todos los estados mentales saludables,
especialmente la cualidad de la sabiduría. Cuando la conciencia y la
sabiduría trabajan juntas ganamos la confianza y motivación necesarias para
seguir investigando y moviéndonos hacia esas regiones inexploradas de nuestra
mente donde comienza el sufrimiento a un nivel más sutil.
Esta práctica tiene que ver con la sabiduría, esa cualidad
de la mente que comprende la verdadera naturaleza de la realidad, y que se
convierte en la brújula que nos señala el camino mientras tratamos de
comprender y eliminar las tres raíces del sufrimiento de nuestra mente: el
deseo, la aversión y la ignorancia o engaño.
Realmente no sabemos muy bien cómo lidiar con estos tres aspectos
dañinos arraigados en nuestra mente. Por eso necesitamos desarrollar en nuestra
práctica esa cualidad de sabiduría de la mente, que sabe cómo eliminar esas
raíces venenosas. La conciencia hace crecer la sabiduría. Así que,
confía en que la sabiduría estará a tu lado si practicas la conciencia.
Olvídate de la idea de que la meditación solo se hace en un
cojín o en la sala de meditación. La meditación es tan importante que
debemos practicarla continuamente, siempre que nos acordemos. Debemos
meditar desde el momento en que nos despertamos hasta el momento en que nos
quedamos dormidos.
Hay cinco cualidades positivas de la mente, llamadas
"facultades espirituales", que son especialmente importantes que
cultivemos en la meditación. Cuando las primeras cuatro cualidades están
en equilibrio, se desarrolla la sabiduría, la quinta cualidad de la mente,
considerada la más importante porque es la sabiduría la que disuelve el
sufrimiento.
Las cinco facultades espirituales son:
Cuando la meditación va bien, estas cinco cualidades
trabajan juntas alimentándose unas a otras en un círculo virtuoso que fortalece
esas cualidades saludables de la mente. Primero, la confianza en la
práctica respalda el esfuerzo continuo, que a su vez fortalece la atención
plena, la estabilidad mental y la sabiduría. Cada nuevo destello de sabiduría
fortalece aún más la confianza en la práctica, y así continúa el ciclo.
Las cualidades de nuestra mente, ya sean positivas o
negativas, se fortalecerán cada vez más si las dejas que se queden allí. Debemos
practicar sin cesar para que lo que haya en la mente sea positivo en cada
momento, porque si no es positivo, será negativo. Practicando de esta
manera, desplazamos gradualmente el antiguo ciclo de deseo, aversión y engaño
por un nuevo ciclo de conciencia natural, claridad y sabiduría.
Esta es pues una de las tareas más importantes en la vida:
mantenernos conscientes en todo momento, desde que nos despertamos hasta que
nos dormimos. Aunque parezca imposible en un principio, todo es cuestión de
practicar, darnos cuenta de que nos hemos distraído y volver a ser conscientes
de lo que estamos experimentando en cada momento.
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