No te rindas con el
amor. Cuando el amor es duro o doloroso, abre aún más tu corazón.
Las antiguas enseñanzas guerreras dicen que, a lo largo de
infinitas reencarnaciones, todos los seres han sido en algún momento tus amables
madres y padres en vidas anteriores. Ahora siguen vagando de existencia en
existencia de manera condicionada. Aunque todos los seres también quieren
felicidad, igual que nosotros, siguen experimentando sufrimiento. También se
encuentran solos en algún momento, y pierden a sus seres queridos. Trae a tu
mente a estos seres, y siente en tu corazón un gran amor y compasión hacia
ellos al recordar su sufrimiento. Pensar en ellos despertará tu
coraje. Con gran amor, cultiva el deseo de eliminar el sufrimiento de
todos los seres.
Este consejo de cultivar
un amor sin límites hacia todos los seres cuando perdemos a aquellos que amamos
es una enseñanza para todos nosotros. Cuando
nuestro amor está cansado o ha alcanzado sus límites, el guerrero que llevamos
dentro nos anima a que abramos más nuestro corazón y desarrollemos un amor más
expansivo. Esta apertura es el primer paso para despertar nuestro
heroísmo natural conocido como el amor del guerrero. Podemos abrirnos a
un amor mayor en momentos de tristeza porque nuestra vulnerabilidad y nuestra
compasión están entrelazadas.
Podemos comenzar a abrir nuestros corazones sintiendo
compasión hacia nosotros mismos y luego recordar a otros que están en la misma
situación que nosotros. Esta práctica va en contra de nuestro instinto de
autoprotección habitual, sin embargo, cuando contemplamos el sufrimiento de los
demás y abrimos aún más nuestros corazones, en realidad eso nos da más
fuerza. Nos da propósito y resistencia. Abrir nuestros corazones
despierta nuestro coraje intrínseco porque nuestra compasión y heroísmo natural
están conectados.
Pero nuestro deseo de vivir una vida de bondad amorosa a
menudo se ve eclipsado por nuestras neurosis habituales. Podemos comenzar
con intenciones amorosas, pero caemos muy fácilmente en el aferramiento a las
expectativas o nos perdemos en artificios acolchados. Entonces, ¿cómo
podemos cultivar el amor sin límites con sabiduría?
Un buen consejo es desarrollar el amor
sin límites "uno por uno". Partimos de nuestra propia
experiencia inmediata. Recordamos el amor que recibimos de una persona, o
que sentimos por una persona. Luego lo expandimos para incluir a otra, y a
otra, y así hasta que nuestro amor incluya a todos los innumerables seres.
El amor sin límites se extiende a partir del amor que
conocemos personalmente, en nuestra propia experiencia. Por eso las
enseñanzas guerreras nos dicen que recordemos el amor que hemos recibido de
nuestras madres y padres (o cuidadores), y trabajemos a partir de ahí. Tal
vez la relación con nuestros padres no fue un amor fácil, tal vez incluso
pensar en ellos nos hace sentir dolor en nuestro corazón. Pero eso también
es parte de la práctica, ya que cultivar el amor nos pone en contacto con toda
la experiencia de la vida, tanto la belleza del mundo como su dolor.

La práctica del amor es a veces difícil, incluso extremadamente
dolorosa. Un día decidimos ser amorosos y amables y quizás al día
siguiente no podemos conectarnos con el amor en absoluto. ¿Qué hemos
perdido? ¿Dónde está nuestro amor cuando no podemos sentirlo?
Para poder encontrar el amor inagotable del guerrero, debemos
conocer el desinterés y el vacío. Cuando el amor se agota, tenemos que
mirar a nuestra apertura fundamental y abandonar la lucha del ego. Abrir más el
corazón hace que espontáneamente tengamos a nuestra disposición enormes
recursos. Por eso dicen que el amor del guerrero es como la luz de la luna
que brilla en cien cuencos de agua. Cada cuenco está lleno de luz de luna,
pero no porque la luna se esté esforzando de una manera agresiva para
conseguirlo. Hay abundante luz porque la luna está relajada tal y como es,
entregándose a su luminosidad innata.
Conectarse con un amor sin límites nos ofrece también ecuanimidad. Cuando
nos enfrentamos a nuestras circunstancias con una actitud de bondad amorosa, obtenemos
una forma de vida más estable, independientemente del comportamiento de los
demás. Es inevitable que nos encontremos en la vida con dramas e
incertidumbre, pero podemos enfrentarnos a todo ello manteniéndonos enfocados
en nuestra llamada a cultivar siempre más amor.
Las enseñanzas nos dicen, y también podemos comprobarlo por
nuestra propia experiencia, que, por la transitoriedad inevitable de la vida,
las personas que alguna vez fueron nuestros amigos ahora podrían ser nuestros
enemigos, y las personas que ahora son nuestros amigos pueden que algún día sean
nuestros enemigos. Nuestros amigos también pueden, sin saberlo, hacernos
daño. Por lo tanto, seremos muy inestables si dependemos de cómo otras
personas se relacionan con nosotros para decidir si tendremos bondad
amorosa. Nos quedaremos atrapados en reaccionar en lugar de vivir en la
ecuanimidad que surge de la resolución de enfrentarnos a la vida con amabilidad
y calidez. Así, el cultivo del amor sin límites y la realización de la
ecuanimidad están unidos. Cuando te
encuentres con un drama en tu vida, mantén la calma y abre más el corazón para recibir
lo que sea que te dé la vida en cada momento.
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