¡NO ESPERES MÁS PARA SER FELIZ!


No tienes que esperar para ser libre. No necesitas esperar más para ser feliz.

Con demasiada frecuencia, las hermosas prácticas espirituales de atención plena y compasión se mezclan con una visión de autodisciplina y deber. Vemos ante nosotros un largo camino lleno de obstáculos que finalmente nos llevará a alcanzar unos beneficios lejanos en el tiempo.

Sí, es cierto, hay mucho trabajo que hacer con el corazón, y en nuestra vida encontraremos ciclos exigentes que pondrán a prueba nuestra paciencia y nuestra amabilidad. Sin embargo, en cualquier punto de tu viaje en el que estés, hay otra verdad maravillosa llamada "vivir el fruto" o "comenzar con el resultado". ¡Los frutos del bienestar y la experiencia de alegría, libertad y amor están a tu disposición ahora mismo, sea cual sea tu circunstancia!

Puedes ser libre y digno donde sea que te encuentres. Por difíciles que sean tus circunstancias, por inciertos que sean los tiempos, recuerda que la libertad no está reservada para personas excepcionales. Nadie puede encarcelar tu espíritu.

Cuando tu jefe te llama y sientes miedo o ansiedad, cuando alguien de tu familia está en dificultades, cuando te sientes abrumado por los crecientes problemas del mundo, siempre tienes varias opciones a tu alcance. Puedes sentirte atado y limitado o puedes usar esa dificultad para abrirte y descubrir cómo responder con sabiduría en este continuo viaje de tu vida en el que estás siempre embarcado.

A veces la vida nos da tranquilidad, a veces es desafiante, y a veces es profundamente dolorosa. A veces, toda la sociedad que te rodea está agitada. Sean cuales sean tus circunstancias, puedes respirar, relajar tu mirada y recordar que el coraje y la libertad están dentro de ti, esperando despertar para poder ofrecerte a los demás.

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Incluso en las condiciones más difíciles, la libertad de espíritu está a tu alcance. La libertad de espíritu es misteriosa, magnífica y simple. Realmente, siempre somos libres y capaces de amar en esta vida, pase lo que pase.

En el fondo sabemos que esto es cierto. Lo sabemos cada vez que nos sentimos parte de algo más grande: cuando escuchamos una música que nos arrebata, cuando hacemos el amor, cuando caminamos por las montañas o nadamos en el mar, cuando nos sentamos ante el misterio de un ser querido moribundo mientras su espíritu abandona su cuerpo en silencio como una estrella fugaz, o cuando presenciamos el milagroso nacimiento de un niño. En momentos como estos, sentimos cómo algo se abre con alegría dentro de nosotros, y una profunda paz que inunda nuestro corazón.

La libertad comienza ahí donde estamos. Incluso en circunstancias terribles de enfermedad terminal, cuando no sabemos el tiempo que nos queda de vida, el deseo más profundo del ser humano es que esos últimos días que le queden sean días felices.

En circunstancias difíciles tenemos que salir del melodrama temeroso para encontrarnos con la libertad que hay en nuestro interior y volver a disfrutar de un espíritu de confianza. Además de disipar el miedo que sentimos ante el futuro incierto, esa actitud nos dará la oportunidad de disfrutar de cada día, y tal vez de descubrir que el futuro no era tan terrible como temíamos.

Ya sea que estemos en una tormenta de nieve que sopla violentamente o que estemos sintiendo el viento frío de la pérdida, la culpa o nuestra inseguridad colectiva, queremos ser libres. Queremos liberarnos del miedo y de la preocupación, y no estar limitados por los prejuicios. Podemos hacerlo. Podemos aprender a confiar en el amor, a expresarnos sinceramente y a ser felices.

A medida que descubramos la confianza y la libertad que hay en nosotros mismos, encontraremos la manera de compartirlo con el mundo que nos rodea. Tal vez no sepamos qué hacer para mejorar el mundo. Tal vez no podamos hacer gran cosa. Pero siempre habrá algo a nuestra disposición que podamos hacer, por pequeño que sea, que nos demuestre que realmente somos libres, por muchas limitaciones y trabas que nos puedan poner en el camino.

Esa libertad también está disponible para ti ahora mismo. Puedes comenzar tú mismo, con la libertad de tu espíritu, con la libertad para empezar de nuevo, con la libertad más allá del miedo y con la libertad para ser tú mismo. Luego, podrás también descubrir la libertad para amar, la libertad para defender lo que importa, y la libertad para ser feliz. Encontrar la libertad es un proceso activo que implica a tu mente, a tu corazón y a todo tu ser. Los medios y la meta son uno: ser uno mismo, soñar, confiar y actuar.

Tú puedes elegir tu actitud ante la vida. La libertad, el amor y la alegría son tuyos, están a tu disposición, en esta misma vida, aquí y ahora, en tu circunstancia presente, sea la que sea. Tienes derecho a ser feliz, en cualquier momento y en cualquier circunstancia, porque ese es tu derecho de nacimiento. ¡No esperes más para ser feliz!



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