EL SAGRADO DESEO DE EXISTIR


Todo surge en la vida a partir del deseo primordial de existir, pero esa fuerza sagrada, es muy diferente al apego, que es la fuente de nuestro sufrimiento.
Cuando las personas tienen una crisis existencial o cuando se ponen a reflexionar profundamente, comienzan a hacerse preguntas que no se hacen normalmente, como: “¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué hay un universo? ¿Por qué existe todo?”

La mayoría de las veces, no entendemos por qué estamos aquí, o por qué existimos, o por qué han sucedido todos los acontecimientos que nos han ocurrido en nuestra vida desde que nacimos. Siempre parece haber un gran misterio desconocido que parece ser el fundamento de nuestra existencia.
Por supuesto, que a veces podemos usar nuestra mente para analizar y tratar de descubrir por qué sucedió algo, por qué estamos aquí y qué va a pasar mañana. Podemos entender las causas y condiciones hasta cierto punto, sin embargo, siempre sigue estando ahí ese gran misterio. Tal vez podamos llamar karma a ese gran misterio, a ese desconocido y profundo origen de nuestra existencia.
Podemos decir que todo es nuestro propio karma. Sin embargo, nunca podemos realmente entender el karma, esa ley universal de causa y efecto. Por eso muchos de los filósofos orientales antiguos dijeron: "No analices el karma porque nunca podemos entenderlo completamente".
La idea del karma es que nunca entenderemos completamente el misterio de nuestra existencia. A veces esperamos que haya una explicación clara para todo, y haya un remedio, una solución para todos nuestros problemas, especialmente para el gran problema, que es nuestra mortalidad. Por supuesto, nuestro deseo es vivir una vida larga o tal vez incluso vivir para siempre. Aunque vivir para siempre es completamente imposible, aun así, muchas personas tienen ese deseo de vez en cuando. La cuestión es que estamos aquí, y no hay nada que podamos hacer al respecto. Es demasiado tarde para cambiar de opinión. Bienvenido a este planeta. Estamos aquí, y de momento no hay ninguna estrategia de salida. Así que también podríamos disfrutar este mundo lo mejor que podamos.
Parece que hay algún tipo de deseo cósmico de querer existir. No un deseo como deseo instintivo, sino deseo como fuerza, una fuerza casi eterna. Como decían los antiguos sabios, el universo no tiene principio ni fin. Esta es una teoría sorprendente: que el universo no tiene principio ni fin y que existe una fuerza eterna, este deseo eterno que quiere existir. A partir de ese deseo eterno, todo nace, desde la realidad más pequeña hasta la más infinita, incluida la mota de polvo en un cojín. En todo el universo, todo nace a través de este deseo eterno. El deseo eterno en sí mismo es sagrado. No es impuro, y no es simple. Todos nacemos a causa de esa fuerza. Entonces, desde ese punto de vista, nacemos de lo sagrado, no por el pecado original sino por lo sagrado original.
No hay nada malo en tener el deseo de existir. Cuando miramos a nuestro alrededor, vemos que todo tiene este deseo de existir. Árboles, flores, montañas, todo lo tiene. Podemos ver ese deseo de existir en nosotros mismos. A veces es muy racional, y a veces muy irracional. Cuando estamos enfermos, queremos vivir mucho tiempo. No por razones egoístas. Queremos vivir para estar cerca de nuestros seres queridos. Queremos ayudarles, y ese deseo es racional y heroico. A veces nuestro deseo de vivir y existir es solo puro instinto. No hay lógica detrás de eso. Al final, solo tenemos que dejar todo a ese gran misterio que deberíamos llamar karma. Esa es una buena noticia, ¿no? Recuerda, los grandes maestros de la antigüedad dijeron: "No analices tu karma". No tienes que resolverlo todo. Puedes dejar todo en manos del gran misterio, de ese gran desconocido.Final del formulario
Los maestros guerreros dicen que la raíz de todo sufrimiento humano es el ansia. Hablan sobre tres tipos de ansias: ansia de existencia, ansia de placer sensual y ansia de inexistencia. Esta forma de arrojar luz sobre la raíz misma del sufrimiento humano es la menos abstracta y la menos conceptual. Todos podemos relacionarnos con la idea del ansia. Realmente podemos entender esta noción con nuestra mente, con nuestro cuerpo, y con lo más profundo de nuestro ser. Todo el sufrimiento humano surge a través de estas tres ansias.
La primera es el ansia de la existencia. Pero esta ansia es más que un simple deseo instintivo. Recuerda que todos nuestros instintos, todos nuestros deseos, están bien en sí mismos. El deseo del universo de existir está bien en sí mismo. Abrázalo, hónralo sin sentir ninguna culpabilidad por ello. El deseo es natural, pero el ansia es algo diferente. El ansia es a veces antinatural. Tu deseo de existir es natural, no es algo creado. Lo que es natural suele ser saludable. Sabes que hay un estado mental saludable, y que también hay un estado mental insano. Hay un instinto saludable y un instinto insano. Tu deseo de existir es totalmente sano porque es natural. Has nacido con eso.
El ansia parece no ser tan saludable. Es más bien como un nivel neurótico de deseo. Es casi como una obsesión neurótica de existir, y ese anhelo suele ir acompañado de mucho miedo e inseguridad. Es un miedo a la muerte, y a veces viene acompañado con violencia. Hay violencia en la lucha contra la realidad, la transitoriedad y el cambio. 
Quizás hayas escuchado que hay grandes maestros que afirman haber trascendido la vida y la muerte. Pero ¿puedes realmente trascender la muerte? Depende de lo que entendamos que significa trascender la muerte. Desde cierta perspectiva, no podemos trascender la muerte, porque todos vamos a morir. Por otro lado, sí que podemos trascender la muerte. En el momento en que somos capaces de cortar y dejar a un lado nuestra ansia de existencia, hemos trascendido la muerte. Entonces ya no hay miedo a la muerte. Entonces hay una aceptación total.
Del ansia, de ese tipo de obsesión neurótica con nuestra propia existencia, surgen muchas otras formas de ansia: Ansia de seguridad, de éxito, de poder, de afecto, de reconocimiento, de certeza, de riqueza, etc. Ansia de comodidad, ansia de circunstancias favorables. Podemos ver claramente que gran parte de nuestro sufrimiento surge de estas ansias. En realidad, si miras tu conciencia ahora mismo, tal vez encuentres en ella sufrimiento. ¿Encuentras sufrimiento? Esta es una pregunta poderosa. Esta es la forma más poderosa de auto-indagación, la forma más poderosa de auto-reflexión. Esta es la razón por la cual los maestros dicen: "Uno debe preguntar para comprender la raíz del sufrimiento". No dicen trascender el sufrimiento, sino darse cuenta del sufrimiento y atravesar la raíz del mismo. Esa es una afirmación muy sabia.
El deseo es natural para nosotros, pero el ansia es neurótica. El ansia es una forma de deseo que se vuelve neurótica. Es el deseo que ha perdido su calidad original, su calidad natural. Reconoce tu sufrimiento, así como su raíz, y luego aprende a dejarlo ir. A veces encontrarás un lugar dentro de ti donde ya no hay ansia, donde ya hay libertad. Por eso meditamos. Cuando nuestras mentes y cuerpos están completamente serenos, sentimos que estamos apoyados sobre una base firme en algún lugar dentro de nosotros mismos donde no hay más ansias ni miedo. Ese es el estado natural de nuestro ser. El estado natural de nuestro ser ya está libre de ansias.
Es hermoso que existamos. ¿Alguna vez has vivido un momento en el que simplemente estabas disfrutando de que existes? ¿Un momento en que estabas tan sereno y simplemente disfrutabas de estar vivo? ¿Disfrutaste de poder respirar, de poder oler, de poder sentir y saborear? En momentos como esos, sentimos tanta alegría. Disfrutamos del hecho de que simplemente estamos vivos en ese mismo momento, de que existimos en este preciso momento. Disfrutamos del sagrado deseo de existir.



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