Aunque parezca algo muy simple, ser agradecido con todos es algo mucho
más profundo de lo que parece a simple vista.
Si contemplamos un
bebé de pocas semanas, vemos que no puede hacer nada por sí mismo, ni siquiera
levantar la cabeza, mucho menos alimentarse. Si tiene algún problema, no puede
pedir ayuda. Incapaz de hacer nada por su cuenta, depende completamente
del constante cuidado y atención de su madre.
Todos hemos estado en
esa misma situación cuando éramos bebés, y alguien tuvo que cuidarnos y
ayudarnos en todo hasta que fuimos capaces de sobrevivir por nosotros mismos. Sin
la total atención de otra persona, o tal vez de varias, no estaríamos hoy aquí. Eso
ya es motivo para sentir gratitud hacia los demás.
Pero nuestra
dependencia de los demás no terminó allí. No crecimos y nos volvimos realmente
independientes. Ahora podemos mantenernos de pie, preparar la cena, ocuparnos
de nuestras necesidades y parece que ya no necesitamos que nadie nos cuide, por
lo que creemos que somos completamente autónomos.
Pero piensa por un
momento en lo siguiente: ¿Cultivaste la comida que te alimenta todos los
días? ¿Fabricaste el automóvil o el tren que te lleva al trabajo? ¿Has
confeccionado tu ropa? ¿Has construido tu propia casa?
Pero nuestra
dependencia de los demás es aún más profunda que eso. ¿De dónde viene la
persona que somos? Además de los genes de nuestros padres y su apoyo y
cuidado, de la sociedad y todo lo que produce para nosotros, existe toda una
compleja red de condiciones y circunstancias que nos han hecho ser lo que
somos. ¿Qué hay de nuestros pensamientos y sentimientos? ¿De dónde
vienen? Sin palabras para pensar, no pensaríamos, no tendríamos nada
parecido a un sentido de uno mismo tal como lo entendemos, y no tendríamos las
emociones y los sentimientos que son moldeados y definidos por nuestras
palabras. Sin las innumerables circunstancias que nos brindaron las
oportunidades de la educación, el habla, el conocimiento, el trabajo, etc., no
estaríamos aquí tal y como somos ahora.

Esto es lo que en las
enseñanzas guerreras quiere decir el vacío o el no-yo: que no existe un
individuo aislado. Aunque podemos decir que sí existe, y aunque podríamos
pensar que existe, y aunque muchos de nuestros pensamientos y motivaciones
parecen estar basados en esta idea, es una idea realmente
errónea. Literalmente, cada pensamiento en nuestras mentes, cada emoción
que sentimos, cada palabra que sale de nuestra boca, cada sustento material que
necesitamos para pasar el día, proviene de la amabilidad y la interacción con
los demás. Y no solo de otras personas, sino también de lo que no es humano,
literalmente de toda la tierra, del suelo, del cielo, de los árboles, del aire
que respiramos, del agua que bebemos. No solo dependemos de todo eso, somos
todo ello y todo es parte de nosotros. Esto no es una teoría, no es una
enseñanza poética religiosa. Es sencillamente la pura realidad.
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