La cualidad vivaz del
guerrero se representa en ocasiones como un león de las nieves, que disfruta
con el aire fresco y penetrante de las montañas.
Este león de las nieves disfruta en las alturas porque es vibrante y
enérgico, y le gusta la frescura y claridad de las cimas de las montañas. La
energía de su juventud se combina con la alegría y la bondad. Esta cualidad
vivaz del guerrero se refiere a la alegría incondicional, que no depende de
situaciones pasajeras, sino que surge de la continua disciplina. El guerrero, como el león de las montañas
que disfruta del aire limpio y fresco, disfruta de la disciplina que mantiene
continuamente. Para el guerrero, la disciplina no es una carga ni una
imposición, sino un verdadero placer.

El guerrero vivaz tampoco cae en la trampa de la duda, sobre
todo no duda de sí mismo, de su esencia auténtica, porque ha sincronizado
cuerpo y mente. Esa duda en ocasiones se manifiesta en la gente como un
sentimiento de angustia, de arrogancia, o de celos, o incluso atacando a otros
con calumnias porque uno no confía en sí mismo.
El guerrero vivaz se mantiene en la profunda confianza que
surge de su mansedumbre, por eso no le asaltan las dudas y no cae en una forma
de vida inferior, que se limite a sobrevivir. Hay formas de vida instintivas,
en que, como los animales, parece que hay que comerse unos a otros para
sobrevivir y seguir adelante. Otra forma de vida inferior es en la que se está
poseído por una mentalidad de pobreza, por un hambre constante por tener más, y
por el miedo a morir. Otra forma es vivir en un estado continuo de confusión y
paranoia, siempre atormentándonos por algo. Pero el guerrero vivaz siempre
mantiene su disciplina y no tiene dudas sobre sí mismo, por eso no cae en las
rutinas de los mundos inferiores.
El guerrero mora en los mundos superiores, con la bondad y libertad
que eso le permite, siendo claro y preciso. Siempre consciente de lo que hace,
no se confunde al saber lo que debe aceptar y rechazar en su vida.
En su camino, el guerrero encontró la mansedumbre y la
amabilidad, y gracias a estas cualidades pudo desarrollar más adelante la vivacidad.
El guerrero vivaz, siempre alegre e ingenioso, no cae nunca en la trampa de la
duda. Al no caer en los hábitos de los mundos inferiores, no está confuso ni
adormilado. Así es como vive de una manera honesta, plena y sensata.
La vivacidad del
guerrero le lleva a obtener una mente y un cuerpo sanos y sincronizados, a
mantenerse humilde a la vez que inspirado y lleno de energía fresca y vital.
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