EL GUERRERO ANTE EL CORONAVIRUS


Qué podemos hacer como guerreros conscientes en estos momentos confusos y difíciles.
Las epidemias, como los terremotos, tornados e inundaciones son parte del ciclo vital del planeta tierra. Pero, ¿cómo respondemos a estos acontecimientos? ¿Con avaricia, odio, miedo e ignorancia? Eso solo traerá más sufrimiento a este mundo. ¿O responderemos con generosidad, claridad, firmeza y amor?
Este es el momento del amor. El momento de los guerreros. El verdadero guerrero es el que se compromete a aliviar el sufrimiento del mundo y a ayudar a los seres en todas las circunstancias. El guerrero elige vivir con dignidad y coraje e irradia compasión hacia todos, sin importar dónde se encuentren ni quiénes sean.
Esto no es sólo una metáfora. Como guerreros, ahora se nos pide que seamos conscientes de la tragedia del mundo y respondamos con amor. El camino del guerrero está delante de nosotros. Y lo hermoso es que podemos ver guerreros por todas partes. Los vemos cantando desde su balcón a los que están encerrados dentro. Los vemos en vecinos jóvenes que cuidan de los ancianos cercanos, en nuestros valientes trabajadores de la salud y en todos aquellos que pasan desapercibidos, pero que siguen trabajando por nosotros, como por ejemplo reponiendo los alimentos en los estantes de nuestros supermercados.
Como padres y madres, si nuestros hijos nos llamaran, iríamos volando hasta los confines de la tierra para ayudarles y protegerles. Ahora, nuestros hijos e hijas, sus parejas, y nuestros nietos pueden estar expuestos al virus. Es muy posible que los bomberos, como los sanitarios de muchos hospitales, no tengan suficientes mascarillas. La mayor parte de su trabajo en estos momentos son llamadas médicas de emergencia y todos están expuestos al virus. Seguramente, a muchos de ellos no les pasen la prueba, porque no pueden permitirse perder demasiado personal en estos momentos críticos.
¿Y qué puedo hacer yo? ¿Qué podemos hacer para ayudar? En este momento, podemos sentarnos en silencio, respirar profundamente y reconocer nuestro miedo e inquietud, nuestra incertidumbre e impotencia... y quedarnos con todos estos sentimientos abriendo el corazón y dejando fluir la compasión. Podemos decir a nuestros sentimientos e incertidumbre: "Gracias por tratar de protegerme", "De momento estoy bien". Podemos soltar nuestros temores, confiando en la vida, en la sabiduría de la naturaleza, en los corazones y las manos de las generaciones de valientes médicos y científicos que atendieron al mundo en epidemias anteriores, y que lo están haciendo de nuevo en estos momentos.
Cuando hacemos esto, cuando confiamos en que todo esto, de una manera u otra, pasará, podemos sentirnos parte de algo más grande, parte de las generaciones de supervivientes en la historia de la vida. Podemos sentir que el Universo sigue moviéndose y nosotros con él.
Este es un momento de misterio e incertidumbre. Debemos tomarnos un respiro. Los velos que nos separaban se están abriendo y la realidad de la interconexión es ahora evidente para todos en este planeta. Necesitábamos esta pausa, quizás incluso necesitábamos este aislamiento para darnos cuenta de lo mucho que nos necesitamos unos a otros.
Ahora es el momento de ofrecer lo que tenemos para dar. El guerrero se vuelve conscientemente hacia el sufrimiento que hay a su alrededor para servir y ayudar a quienes le rodean de cualquier manera que le sea posible. Esta es la prueba que hemos estado esperando. Y sabemos cómo hacerlo.
Es hora de renovar nuestro compromiso y de actuar en la medida que nos sea posible. Siéntate en silencio nuevamente y pregúntale a tu corazón: “¿cuál es mi mejor intención, mi aspiración más noble para este momento tan difícil?” Sin duda, tu corazón responderá. Deja que ese compromiso se convierta en tu Estrella Polar que te indiqué en qué dirección tienes que ir. Cada vez que te sientas perdido, recuerda tu compromiso y lo que es realmente importante.
Es hora de convertirnos en la medicina sanadora, en la música inspiradora, en la luz que alumbra la oscuridad, en la calma en medio de la tormenta. Rebosante de amor, extiende la esperanza a tu alrededor. Y si hay un funeral, despídelos con una canción en tu corazón.
Confía en tu dignidad y tu buen corazón. Donde otros acaparan, tú ofrece ayuda donde sea necesaria. Donde otros mienten y engañan, tú defiende la verdad. Donde otros estén abrumados o abandonados, sé amable y respetuoso.
Cuando te preocupes por tus padres, por tus hijos, por tus seres queridos, deja que tu corazón se abra para compartir la preocupación de todos por sus padres, sus hijos y sus seres queridos. Este es el gran corazón de la compasión. La compasión del guerrero se dirige hacia todos, hacia los que sufren y son vulnerables y hacia los que causan sufrimiento, porque estamos en esto juntos, todos vamos en el mismo barco.
Ha llegado el momento de crear un mundo nuevo, de imaginar cómo podemos compartir nuestra humanidad común, de ver cómo podemos vivir de la manera más profunda, consciente y hermosa posible. Qué podemos hacer cuando superemos esta dificultad, cuál es nuestro propósito y qué pensamos hacer al respecto.
Al final, recuerda que eres la conciencia atemporal, la conciencia que nació en tu cuerpo. Naciste como un hijo del espíritu, e incluso ahora puedes volver a la conciencia y convertirte en la conciencia amorosa que te ve leyendo, sintiendo y reflexionando.
Cuando nace un bebé, nuestra primera respuesta es el amor. Cuando un ser querido muere, la mano que apretamos es un gesto de amor. Realmente somos el amor y la conciencia atemporal. Confía en eso, confía en lo que realmente eres.
Querido guerrero, querida guerrera, el mundo espera tu corazón abierto y compasivo. Vayamos juntos a cumplir con esta gran tarea de ofrecer amor y calma en estos tiempos difíciles.



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