UNA PRÁCTICA DE BONDAD


En nuestra cultura, a las personas les resulta difícil dirigir la bondad hacia sí mismas. Podemos sentir que no somos dignos, o que es egoísta hacerlo, o que no deberíamos ser felices cuando otras personas están sufriendo. Por eso, en lugar de comenzar a practicar la bondad con nosotros mismos, que es la manera tradicional de hacerlo, nos puede resultar más útil comenzar con aquellos a quienes amamos y por los que nos preocupamos más de forma natural. Uno de los principios de las prácticas de compasión y bondad es que comenzamos donde funciona mejor, donde es más fácil. Abrimos nuestro corazón de la manera más natural, y luego dirigimos nuestra bondad poco a poco hacia donde es más difícil.
Primero, siéntate cómodamente, con los ojos cerrados. Siente la sensación de estar sentado ahí mismo y el misterio de estar vivo. Sé consciente de estar sentado entre el cielo y la tierra, y luego presta una ligera atención a tu cuerpo y a tu respiración mientras dejas que tu cuerpo respire de forma natural.
Piensa en alguien que te importa y amas mucho. Luego, deja que espontáneamente lleguen a tu mente y a tu corazón los pensamientos de buenos deseos. Algunas frases que se usan tradicionalmente son: "Que estés seguro y protegido", "Que estés sano y fuerte" y "Que seas verdaderamente feliz".
Después imagina a una segunda persona que te importa y expresa los mismos buenos deseos e intenciones hacia ella.
Ahora, imagina que estas dos personas a las que amas te están ofreciendo su bondad y su amor. Imagina cómo te miran con preocupación y amor mientras te dicen: “Que tú también estés a salvo y protegido. Que estés sano y fuerte. Que seas verdaderamente feliz ".
Acepta sus buenos deseos. Ahora dirígelos hacia ti mismo. Puedes poner tu mano sobre el corazón o sobre una parte de tu cuerpo mientras repites las frases: “Que pueda estar seguro y protegido. Que pueda estar saludable y fuerte. Que pueda ser realmente feliz.”
Lentamente, abre los ojos, mira alrededor de la habitación, y ve más allá, saliendo fuera de ella ofreciendo tu bondad amorosa a todos los que te rodean, ampliando poco a poco el alcance de tus buenos deseos. Siente lo maravilloso que es difundir el campo de la bondad, alcanzando cada vez a más seres.
Ahora piensa que eres como un faro, que difundes la luz de tu bondad y tu amor como un faro por toda tu ciudad, por todo tu país, por el mundo entero, incluso llegando a alcanzar planetas lejanos. Piensa: “Que todos los seres lejanos y cercanos, que todos los seres jóvenes y viejos, que los seres en todas direcciones, sean alcanzados por un sentimiento profundo de amor y bondad. Que estén a salvo y protegidos. Que estén sanos y fuertes. Que sean verdaderamente felices ".
El corazón despierto de bondad, amor y libertad es nuestro derecho de nacimiento como seres humanos. Es posible abrir nuestro corazón, y dejar que el brillo de la bondad que reside en nuestro interior alcance a todos los seres, llevando un poco más de luz y amor al mundo en que vivimos. Dejemos brillar la luz que llevamos dentro.



Audio "Una práctica de bondad"

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