En nuestra cultura, a las personas les
resulta difícil dirigir la bondad hacia sí mismas. Podemos sentir que no
somos dignos, o que es egoísta hacerlo, o que no deberíamos ser felices cuando
otras personas están sufriendo. Por eso, en lugar de comenzar a practicar
la bondad con nosotros mismos, que es la manera tradicional de hacerlo, nos
puede resultar más útil comenzar con aquellos a quienes amamos y por los que
nos preocupamos más de forma natural. Uno de los principios de las
prácticas de compasión y bondad es que comenzamos donde funciona mejor, donde
es más fácil. Abrimos nuestro corazón de la manera más natural, y luego
dirigimos nuestra bondad poco a poco hacia donde es más difícil.

Piensa en alguien que te importa y amas
mucho. Luego, deja que espontáneamente lleguen a tu mente y a tu corazón los
pensamientos de buenos deseos. Algunas frases que se usan tradicionalmente
son: "Que estés seguro y protegido", "Que estés sano y
fuerte" y "Que seas verdaderamente feliz".
Después imagina a una segunda persona
que te importa y expresa los mismos buenos deseos e intenciones hacia ella.
Ahora, imagina que estas dos personas a
las que amas te están ofreciendo su bondad y su amor. Imagina cómo te
miran con preocupación y amor mientras te dicen: “Que tú también estés a salvo y protegido. Que estés sano y
fuerte. Que seas verdaderamente feliz ".

Lentamente, abre los ojos, mira
alrededor de la habitación, y ve más allá, saliendo fuera de ella ofreciendo tu
bondad amorosa a todos los que te rodean, ampliando poco a poco el alcance de
tus buenos deseos. Siente lo maravilloso que es difundir el campo de la
bondad, alcanzando cada vez a más seres.
Ahora piensa que eres como un faro, que
difundes la luz de tu bondad y tu amor como un faro por toda tu ciudad, por todo
tu país, por el mundo entero, incluso llegando a alcanzar planetas lejanos. Piensa:
“Que todos los seres lejanos y cercanos, que
todos los seres jóvenes y viejos, que los seres en todas direcciones, sean alcanzados
por un sentimiento profundo de amor y bondad. Que estén a salvo y
protegidos. Que estén sanos y fuertes. Que sean verdaderamente
felices ".
El corazón despierto de bondad, amor y
libertad es nuestro derecho de nacimiento como seres humanos. Es posible abrir nuestro corazón, y dejar
que el brillo de la bondad que reside en nuestro interior alcance a todos los
seres, llevando un poco más de luz y amor al mundo en que vivimos. Dejemos
brillar la luz que llevamos dentro.

Audio "Una práctica de bondad"
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