TÚ ERES LA GRAN PERFECCIÓN


Descansa en tu verdadera naturaleza sin esfuerzo ni distracción, practica la Gran Perfección que ya hay en ti.

Tú ya eres perfecto, ya eres un ser despierto. De hecho, no hay diferencia entre tu verdadera naturaleza, en este preciso momento mientras estás leyendo esto, y la verdadera naturaleza de cualquier ser iluminado, o completamente despierto.
Esa es la visión de la “Gran perfección”, una ancestral práctica que nos ayuda a conectarnos directamente con nuestra propia naturaleza despierta.

Tu esencia, y la esencia de cada criatura viviente, es pura, plena y completa. No le falta nada, y por eso se le llama la Gran Perfección. TÚ eres la gran perfección. No te olvides de eso. La Gran Perfección está hablando de ti. Esa Gran Perfección eres tú ahora mismo, aquí mismo en este preciso momento, no un tú completamente desarrollado después de que hagas mucha más meditación.

En las enseñanzas de la Gran Perfección, a esta naturaleza despierta se le llama conciencia pura. A diferencia de algunos enfoques en los que la naturaleza despierta se enseña de una manera más teórica, y tienes que estudiar y meditar durante mucho tiempo para descubrir qué es, la Gran Perfección es totalmente experiencia, se te presenta directamente la conciencia pura, en el acto.

Una forma tradicional de describir la Gran Perfección es en términos de la base, el camino y el fruto.

La Gran Perfección es nuestra verdadera naturaleza, nos demos cuenta o noesa es la baseLa Gran Perfección es la realidad de nuestra experiencia y quiénes somos.

Pero eso no ayuda si no lo experimentamos por nosotros mismos. La forma de hacerlo es presentándonos esta conciencia pura, y luego familiarizándose con ella hasta que se vuelva estable y duradera. Ese proceso es el camino.

Luego, una vez que nos hayamos familiarizado con nuestra propia naturaleza verdadera, una vez que nos hayamos dado cuenta plenamente y la hayamos integrado en todos los aspectos de nuestra vida, manifestaremos completamente las cualidades despiertas que estuvieron allí todo el tiempo. Ese es el fruto.

La base de la Gran Perfección

Puede que no esté claro cuál es realmente esa "verdadera naturaleza", así que habrá que explicar un poco más esa base.

Cuando usamos esos sofisticados términos como "naturaleza despierta" y "conciencia pura", ¿de qué estamos hablando realmente? Bueno, hay que buscar aquí tres cualidades principales: la "esencia vacía", la "naturaleza luminosa" y la "compasión omnipresente". Esa es la base, tu verdadera naturaleza.

"Esencia vacía" significa que la verdadera naturaleza de la mente, la esencia de la conciencia pura, trasciende todas nuestras ideas, conceptos y creencias. Está completamente más allá de todos nuestros sufrimientos y problemas. Es totalmente libre. A esto se le llama "pureza innata": la esencia de lo que somos era, es y siempre será perfecta. Es completamente pura, y nada puede cambiar eso.

Esta esencia vacía es indescifrable, está más allá de nuestra forma ordinaria de ver las cosas, pero no es simplemente nada. También hay una presencia luminosa y sabia. Eso es lo que se llama la "naturaleza luminosa". Es una claridad espontánea y natural, está ahí, todo el tiempo. Incluso cuando estamos dormidos, distraídos o completamente neuróticos, está ahí.

La esencia vacía y la naturaleza luminosa son una, son lo mismo. Son inseparables. Esta inseparabilidad es la tercera cualidad de la base, que llamamos "compasión omnipresente". Esta claridad abierta y espaciosa se manifiesta como todos nuestros pensamientos, sentimientos y percepciones, al igual que el sol irradia luz. Estas experiencias, de hecho todas nuestras experiencias, no son más que las manifestaciones o la obra de la conciencia pura.

El camino de la Gran Perfección

¿Pero de qué nos sirve saber esto? No de mucho. Por eso necesitamos un camino. Necesitamos trasladar esto de buenas palabras e ideas a una experiencia real.

El camino de la Gran Perfección es realmente bastante sencillo. Eso no quiere decir que sea fácil, pero es sencillo.

Lo único que debemos hacer es reconocer esta naturaleza pura interna. Necesitamos experimentarlo por nosotros mismos. Eso es. Si queremos hacerlo un poco más complicado, podríamos decir que primero necesitamos que se nos presente la conciencia pura, y luego nos familiarizamos con ella.

Entonces, ¿cómo sucede eso?

Aquí es donde un maestro se vuelve importante. Están sucediendo muchas cosas en nuestra mente. Tenemos todo tipo de recuerdos y reacciones, emociones y expectativas. En resumen, nuestra mente es como un mono, que no para de saltar de una cosa a otra.

Ver la sutil cualidad de la claridad vacía en medio de toda esta actividad mental no es fácil. Si lo fuera, ¡la habríamos reconocido hace mucho tiempo! Pero un maestro experto que ha reconocido la conciencia pura en sí mismo y que mantiene un linaje auténtico, puede señalárnosla. Los maestros pueden ayudarnos a encontrar nuestro camino a través de todas las complejidades de la mente para ver esta sencilla realidad que siempre está presente.

Puedes pensar que, como ya eres perfecto, porque esta naturaleza despierta está completamente presente como la naturaleza de tu propia mente, entonces no necesitas meditar o practicar. Pero nada más lejos de la verdad. El truco está en cómo practicas. Todavía necesitas meditar, pero meditar sin esfuerzo. Todavía necesitas practicar, pero practicar la naturalidad.

En lugar de practicar con la idea de que hay un nivel que alcanzar más allá de donde estás ahora, la práctica principal es aprender a confiar en que esta pureza original siempre está presente, especialmente cuando parece que no lo está. Cada paso que des en el camino debe reforzar tu confianza de que la conciencia pura está aquí, ahora mismo. Hasta que la reconozcas sin lugar a dudas, aún necesitas practicar de una manera formal. 

El fruto de la Gran Perfección

El núcleo del camino es simplemente reconocer la naturaleza de la mente y volver a ese reconocimiento una y otra vez, hasta que sea tan familiar como un viejo amigo. Si haces eso, llegará un momento en que experimentarás esa conciencia pura tan completa y profundamente que nunca perderás el contacto con ella. Cuando estés meditando, estarás meditando en pura conciencia. Cuando estés comiendo, estarás comiendo en pura conciencia. Incluso cuando duermas, también descansarás en el reconocimiento de la conciencia pura.

A eso se le llama "realización plena", y es el fruto del camino. En este punto, se manifiestan todas las cualidades de la base, tu verdadera naturaleza despierta. Estas cualidades estuvieron allí siempre, pero como no sabías que estaban, era casi como si no existieran. Pero ahora las conoces. Las conoces a fondo y por completo. Sabiduría perfecta, compasión ilimitada, la capacidad espontánea de beneficiar a los demás, todo esto se manifiesta.

Este fruto es simplemente la expresión completa de tu verdadera naturaleza. Es como si te vas y viajas por todo el mundo, buscando y buscando por todas partes un poco de tranquilidad. Pero al final, llegas a casa y te das cuenta de que todo lo que estabas buscando estaba justo donde empezaste. Esa es la Gran Perfección. 

La práctica de la Gran Perfección

La parte más complicada de la práctica de la Gran Perfección es que no hay algo que podamos hacer. La cuestión es que estamos aprendiendo a reconocer lo que ya existe, mientras que nuestro impulso de "hacer" se basa en la suposición de que necesitamos mejorar quien somos y lo que somos en el momento actual. Entonces, ¿cómo ponemos esto en práctica?

La meditación de la Gran Perfección implica tres cualidades importantes: ausencia de esfuerzo, presencia y naturalidad. En términos tradicionales, estas tres se llaman no meditación, no distracción y no fabricación.

Para conectarnos sin esfuerzo, cambiamos de un modo de "hacer" a uno de "ser". Dejamos de lado el impulso de jugar con los botones de la experiencia y nos permitimos simplemente ser. Descansamos en la conciencia sin esfuerzo.

Pero mientras descansamos en la conciencia sin esfuerzo, no estamos perdidos ni distraídos. Estamos totalmente presentes, alerta y conscientes. Esta presencia es la segunda cualidad. No es algo que tenemos que hacer que suceda. Ya está aquí, con nosotros continuamente. Cuando dejamos el esfuerzo y simplemente descansamos, nos damos la oportunidad de reconocer la claridad abierta de la conciencia, de ser esta claridad abierta.

Nada puede disminuir esta conciencia carente de esfuerzo. Todos nuestros pensamientos, emociones, percepciones e impulsos surgen de esta presencia consciente y se disuelven de nuevo en ella. Por esta razón, no necesitamos crear ningún estado mental especial para experimentar la pureza innata de la mente. No necesitamos bloquear nuestros pensamientos y emociones o controlar los movimientos de nuestra atención. Solo ser como somos.

Esta es la tercera cualidad: naturalidad. Dejamos que todo se desarrolle sin tratar de corregir, alterar o mejorar nada.

A medida que te vas sintiendo más cómodo descansando en la conciencia, surgirán estas cualidades de falta de esfuerzo, presencia y naturalidad, y lentamente verás que esta conciencia espaciosa, esta Gran Perfección, es lo que realmente eres.



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