Una sencilla contemplación sobre las cuatro confianzas del guerrero
En nuestro cuerpo se unen el
cielo y la tierra, y las energías de las cuatro confianzas del guerrero se reflejan
en él. Para sentir estas energías podemos realizar un sencillo ejercicio que
nos puede ayudar a despertar nuestra energía interior para comenzar el día.
Acostados en el suelo, o en la cama,
y con los ojos cerrados, adoptamos una posición cómoda y relajada. Comenzamos
sintiendo los pies y las piernas. Podemos imaginar que son de color anaranjado,
como el tigre que simboliza la confianza de la satisfacción. La verdadera satisfacción surge cuando
somos capaces de discernir lo que realmente es útil y beneficioso en nuestra
vida y sabemos apreciar las cosas que nos rodean. El tigre se mueve
lentamente por la jungla, no porque tenga miedo sino porque es consciente de
sus pasos y respeta su entorno. Como guerreros, también somos conscientes de
nuestros pasos y respetamos la virtud que nos hace avanzar en nuestro camino.
Somos conscientes de que dirigir nuestra vida de una manera egocéntrica no nos
dará la felicidad.
En ocasiones sabemos que hay cosas que no deberíamos hacer,
pero acabamos haciéndolas, y en otros momentos sabemos lo que tenemos que
hacer, pero no somos capaces de hacerlo. Para poder actuar correctamente,
dedicándonos a cultivar la virtud, y seguir avanzando en nuestro camino,
debemos ser diligentes. Cuando imaginamos que nuestras piernas son como el tigre,
estamos conectando con la tierra, con la base sobre la que nos movemos en la
vida, con los aspectos prácticos del día a día. Apreciamos lo precioso que es
estar vivos y tomamos la determinación de utilizar nuestra vida lo mejor
posible.

Ahora prestamos atención al pecho y
los brazos. Esta zona la asociamos al garuda, un ave mitológica con rasgos
humanos de color rojo, o al ave fénix si lo preferimos. Este aspecto simboliza la
confianza de la ecuanimidad de una mente que no tiene límites. El garuda, o
el fénix, no tiene límites, es desmesurado porque va más allá de la forma convencional
de hacer las cosas, ha dejado atrás la obsesión y los apegos. Lo más desmesurado que podemos hacer en
este mundo es aceptar las situaciones tal y como son y volar sobre ellas.
Cuando empieza el día estamos un poco asustados, porque no
sabemos si vamos a tropezar con algo o a salir volando. Pero el garuda sabe que
el miedo surge de una mente fija y que el espacio es ilimitado. Cuando nos
libramos de las fijaciones mentales podemos entonces extender las alas,
nuestros brazos, como el garuda recién salido del huevo, y acoger el momento
presente, tal y como es. De esta manera atraemos la magia a nuestra vida.
En esta época de oscuridad que estamos viviendo, necesitamos
toda la magia que podamos invocar en nuestra vida. Una forma muy sencilla de
atraer la magia ordinaria a nuestra vida es simplemente poner en orden nuestras
cosas y limpiar. Podemos ordenar los cajones o el escritorio, limpiar la
habitación o el coche. El mero hecho de eliminar el desorden a nuestro alrededor
es algo que nos levanta el ánimo, nos inspira y nos carga de energía. Por eso
algo tan sencillo como ordenar y limpiar puede atraer la magia a nuestra vida.
Tal vez parezca que es un poco exagerado, pero el guerrero sabe que llenar su
mundo de cariño, atención y respeto es la forma de vivir progresando
continuamente.

Cuando llegamos a este punto,
volvemos a llevar nuestra atención a las piernas, las imaginamos de color
naranja, y decimos en voz baja: “Tigre”. Después llevamos la atención al
vientre, de color blanco, y decimos: “León”. Luego nos centramos en el pecho y
los brazos, de color rojo, y decimos: “Garuda” (o Fénix). Y acabamos con la
cabeza, de color azul, diciendo: “Dragón”. Según vamos pronunciando estas
palabras, sentimos como nuestra energía interior va subiendo desde los pies a
la cabeza. Imaginamos que el tigre anaranjado, el león blanco, el garuda rojo,
y el dragón azul se reúnen en nuestro corazón disolviéndose en él y llenando
todo nuestro ser con su energía. Ahora abrimos los ojos y nos incorporamos
sentándonos, y sentimos que estamos llenos de energía que irradia y se expande
a nuestro alrededor en todas direcciones. Podemos pensar durante unos instantes
que en nuestro interior tenemos la confianza de la satisfacción, la alegría, la
ecuanimidad y la sabiduría, y que eso nos hace sentir ricos y plenos, pudiendo
encarar el día con confianza e inspiración.
Aunque podemos pensar que, aunque las imaginemos de otro
color, nuestras partes del cuerpo son simplemente eso, partes de nuestro cuerpo,
al llevar nuestra atención a cada una de ellas, imaginarlas de un color
determinado, con un tipo de energía en particular, estamos potenciando nuestra
energía interna, ese caballo de viento que todos llevamos dentro, impregnando
todo nuestro ser con la energía del despertar e invocando la magia ordinaria
para que nos acompañe durante el día.
Ahora, una vez concluida la práctica, podemos seguir con
nuestra vida, continuar con nuestras ocupaciones cotidianas, pero con una
energía renovada y con la inspiración y confianza necesarias para disfrutar de
cada instante de este nuevo día. Durante el día, también podemos realizar esta
práctica, en cualquier momento y en cualquier posición, ya estemos sentados, de
pie, o caminando. Si conectamos con esa
profunda confianza que reside dentro de nuestro corazón, en cualquier momento
podremos levantarnos despiertos y brillar iluminando el mundo que nos rodea.
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