RECONOCER A LOS QUE SUFREN


Una práctica en tres pasos para conectar y ayudar a los que sufren.

En tiempos de duda, incredulidad e inseguridad, la práctica de reconocimiento puede ser un aspecto importante de nuestra conciencia y presencia.

La práctica de reconocimiento puede definirse como reconocer que algo existe o es verdad. Desde la perspectiva del guerrero, el reconocimiento consiste en abrazar tanto la alegría como el sufrimiento que encontramos a nuestro paso. En lugar de simplemente observar la situación, nos convertimos en la situación. Nos acercamos y entramos en contacto con lo que sea que nos hemos encontrado: hambre, pobreza, discriminación, enfermedad o muerte.

Cuando analizamos y juzgamos una situación, normalmente nos acercamos a ella con todas nuestras ideas y creencias habituales. Solo podemos verla a través del prisma de nuestro pensamiento condicionado. Pero cuando practicamos el reconocimiento, suspendemos nuestro pensamiento analítico y nos situamos en un lugar de conciencia abierta. Esto permite que la presencia reconocedora sea una con cualquier situación que encontremos.

Para reconocer, debemos dejar de enfocarnos en nuestras propias reacciones y entrar en un lugar de quietud y receptividad. Al reconocer el mundo que nos rodea, estamos cultivando los mismos fundamentos de una mente y un corazón abiertos que practicamos en la meditación.

Esto nos lleva a la pregunta, "¿Qué beneficios tiene practicar el reconocimiento?"

Psicológicamente, nos permite conectarnos con un lugar de verdadera empatía. También nos proporciona una especie de catarsis, una liberación de nuestras reacciones emocionales de lástima, vergüenza o miedo.

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Espiritualmente, el reconocimiento invoca una sensación de interconexión, de unidad, una experiencia directa de la totalidad de la vida.

Política y socialmente, nos permite ver claramente toda la red de causas y condiciones que crean sufrimiento, y tomar medidas efectivas para mejorar la vida de las personas.

A continuación tienes unas orientaciones sobre cómo practicar el reconocimiento en tres pasos:

1. Identifica quién te necesita

Primero, identifica a una persona o un grupo que esté privado de sus derechos o que esté sufriendo. Su situación puede ser algo familiar para nosotros, conectada con algo que nosotros mismos hayamos experimentado, o puede ser algo totalmente desconocido para nosotros, agudizando un poco más nuestra conciencia y comprensión.

2. Estar allí y estar vacío

Segundo, pasa un tiempo significativo con ellos. Este es un momento para dejar de lado todo lo que llevamos a cuestas, y para aprender y escuchar. Podrías quedarte un tiempo en la calle con las personas sin hogar. Puedes ser voluntario en una clínica de rehabilitación de drogas, participar en actividades de divulgación en la prisión, o brindar apoyo a pacientes y/o familias en un centro de cuidados paliativos. 

Lo fundamental de este paso es venir de un lugar de vacío, acercándose con la voluntad de verdaderamente sentir de una manera muy cercana la experiencia del otro. El reconocimiento requiere una especie de rendición física y mental a la situación para permitirle entrar plenamente en tu conciencia.

3. Servir a la situación

Después de cierto tiempo, pregúntate: "¿Cómo puedo reconocer de la mejor manera posible las dificultades de las personas?" Si tienen hambre, ¿les sirvo una comida o busco una forma de ayudarles a alimentarse y refugiarse por sí mismos? Yo diría que sí, que debes hacer ambas cosas. El reconocimiento es abrazar y reconocer la situación al completo. A un nivel personal, les alimentas. A un nivel sistémico, involucras al sistema.

Hay muchas formas en que el reconocimiento puede convertirse en una expresión activa de nuestra conciencia y empatía. En el mismo lugar donde vivimos, se puede llevar al ayuntamiento, a la oficina del alcalde, o a los concejales a ese reconocimiento de lo que requiere su atención. A un nivel regional o nacional, se puede pedir a los representantes en el gobierno autonómico o en el Congreso que tomen cartas en el asunto y actúen conforme les exigen sus responsabilidades. Podemos, por ejemplo, apoyar o participar en organizaciones que presionan por una legislación y políticas que aborden el sufrimiento humano y que promuevan la paz y la justicia.

En la antropología se estudia la noción de mantenimiento cultural, que describe cómo una cultura, como sistema, se defiende incluso si eso significa disfrazar la verdad o absorber lo que esa cultura percibe como amenazas. El reconocimiento es un acto radical porque es una forma de arrojar luz sobre la verdad y mantenerse firme en esa luz.

La práctica de reconocer no es fácil, pero si alguna vez ha habido un momento en que la necesitábamos, es ahora. Atrás quedaron los días en que era suficiente con manifestarse en las calles para lograr un cambio social. Cada uno de nosotros debemos escuchar la llamada del mundo, que nos pide desesperadamente que vayamos más allá de nuestras propias opiniones fijas y abramos los ojos para penetrar en la verdadera realidad del mundo tal y como es.



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