SANAR TU NIÑO INTERIOR


El amor es una energía extremadamente poderosa que tiene la capacidad de transformarnos a nosotros mismos y a los demás. Pero a muchos nos resulta difícil dirigir el amor hacia nosotros mismos. Cuando lo intentamos, nos damos cuenta de cómo surgen rápidamente sentimientos negativos como la vergüenza, la culpa y la autocrítica que hacen que sea difícil amarnos y cuidarnos a nosotros mismos. Desafortunadamente, esto es muy común.
Afortunadamente para nosotros, las semillas del amor, la compasión, la alegría y la ecuanimidad están almacenadas en nuestra conciencia, listas para crecer. Podemos estudiar y practicar para reducir las semillas de la autoaversión, la autocrítica, la vergüenza y la culpa dentro de nosotros y hacer crecer nuestros corazones abarcando el mundo entero. Si podemos practicar el amor hacia nosotros mismos de manera constante, volviendo una y otra vez para mantener un corazón tierno frente a nuestro propio sufrimiento, finalmente podremos dejar de lado nuestros patrones de pensamiento negativos y realmente transformarnos.
La sanación del niño interior que hay dentro de cada uno de nosotros es una excelente manera de darnos el amor y la compasión que necesitamos. Para que los niños se sientan parte de algo, necesitan sentirse comprendidos y amados. Necesitan el sentimiento de conexión que se produce cuando son tratados y criados con amor. Pero si nuestros padres, maestros, o la sociedad, no escucharon o respondieron a nuestros miedos amorosamente, o nos lanzaron mensajes de que no éramos lo suficientemente buenos, podemos continuar con estos comportamientos hacia nosotros mismos como adultos. Podemos desconectarnos y enterrar partes de nuestra vida interior porque son demasiado dolorosas para enfrentarnos a ellas.
El niño interior puede tener recuerdos de abusos, negligencias y otros traumas que sufrimos durante la infancia. Las experiencias infantiles adversas son eventos traumáticos en la vida de un niño que pueden tener efectos negativos duraderos en nuestra salud y bienestar.
Esas experiencias infantiles adversas pueden incluir una gran variedad de situaciones como, por ejemplo: abuso psicológico, emocional, físico o sexual; violencia contra su madre, negligencia; intimidación; convivencia en el hogar con miembros que abusaron de drogas o alcohol, con enfermedades mentales, suicidas, criminales o que estaban en prisión. Tal maltrato causa estrés crónico que puede interrumpir el desarrollo del cerebro en edades tempranas y el desarrollo de los sistemas nervioso e inmunológico. Con el tiempo, estas experiencias, pueden provocar estrés postraumático, migrañas, tensión muscular crónica, fatiga y enfermedades crónicas como enfermedades autoinmunes y afecciones de la piel.
Estos traumas infantiles pueden afectar a nuestra capacidad de amarnos a nosotros mismos como resultado del estrés atrapado en el cuerpo. Esa es una de las razones por las que la meditación para sanar al niño interior comienza fortaleciendo nuestro corazón y nuestra mente con las sensaciones somáticas de amor y paz.
Sin embargo, es importante recordar que el niño interior no es un yo separado e inmutable. No es una esencia o estado de ser permanente, sino patrones profundos que son el resultado de muchas causas, condiciones y percepciones, tanto individuales como colectivas. Si bien estos patrones pueden surgir en cualquier momento, tenemos la suerte de que exista una neuroplasticidad natural de nuestro cerebro y nuestra mente. Esta plasticidad permite una profunda sanación y transformación que puede iluminar a ese niño interior escondido ante el sufrimiento y la adversidad.
Sanar a ese niño interior dentro de nosotros es la primera y más importante expresión de amor y bondad hacia nosotros mismos. Hay diferentes maneras en que podemos practicar el amor hacia nosotros mismos, sanar las heridas dentro de nosotros y expandir nuestra capacidad de amar a otras personas, porque, para amar completamente a los demás, primero debemos amarnos a nosotros mismos.

Envía amor al niño que llevas dentro
Cuando experimentamos nuestro propio sufrimiento, lo primero es nombrar esa experiencia, lo llamamos por su verdadero nombre.
Cualquier cosa que surja, la puedes nombrar y enviarle la energía de la bondad amorosa. Puedes decir: “Estoy experimentando la energía de la vergüenza y la autocrítica. Pongo mis brazos de amor alrededor de estos sentimientos”. Aunque no estás tratando de arreglar o cambiar nada, la práctica de abrazar tu sufrimiento con amor ayudará a que disminuya y a que crezca el amor hacia ti mismo.
Quizás hayas tenido ya la experiencia de ser abrazado de esta manera. Tal vez, después de una gran pérdida, un ser querido te haya cogido entre sus brazos, y simplemente os hayáis quedado así abrazados durante largo tiempo, sin hablar, sin moveros. Sin apretar ni acariciar, simplemente unidos en un abrazo suave pero firme. Tal vez hayas acabado llorando durante un rato y después hayas experimentado una gran paz. Ese ser querido no quería nada de ti, simplemente estaba allí para estar contigo en tu sufrimiento.
Este es el tipo de amor con el que abrazamos al niño que sufre dentro de nosotros.
Sin embargo, a veces, puedes sentir que ese niño interior que sufre dentro de ti tiene miedo de aparecer. A veces parece que ese niño está perdido. A veces no confía en ti. Eso es algo de esperar. Tendrás que moverte lentamente. A los niños y los animales, es mejor no acercarse demasiado rápido. Lo mejor es dejar que vengan a ti a su debido tiempo.
Hay diferentes prácticas que nos pueden ayudar a construir una relación de amor y confianza con el niño que sufre dentro de nosotros. Una práctica, por ejemplo, puede ser tener una especie de altar familiar. En ese altar, podemos tener fotografías de nosotros mismos cuando éramos niños pequeños. El verlas y tenerlas en un lugar especial puede ayudarnos a construir una relación de respeto y aprecio por nuestro niño interior.
También hay otras prácticas y meditaciones que nos pueden ayudar a sanar ese niño interior que todos tenemos dentro. Podemos probar con diferentes prácticas que nos ayuden a abrir nuestro corazón, a sentir lo que hay en nuestro interior, pero, sobre todo, lo más importante es que seamos conscientes de que nuestra esencia como seres humanos es un corazón tierno y sensible, que debemos apreciar y cuidar para poder compartir nuestro amor con el resto del mundo.

    Más abajo puedes dejar un comentario sobre lo que te ha parecido esta publicación y también sugerir algún tema sobre el que te gustaría leer en futuras publicaciones. Gracias por tu colaboración.




Comentarios