Podemos disfrutar
de las fiestas que estemos teniendo, aunque no sean las que estábamos
esperando.
A menudo,
las fiestas pueden ser la época más infeliz del año. Muchas personas se sienten
realmente solos durante los días de fiesta por diversas circunstancias.
Las
enseñanzas guerreras pueden parecer abstractas hasta que nos encontramos en la
vida con una situación realmente difícil. Perdemos a alguien
querido. Nuestros hijos crecen y nos dejan atrás. Nos sentimos
olvidados y excluidos. Echamos de menos a nuestra familia o a nuestra tierra.
Comparándonos
con los demás, nos sentimos tristes. La vida ha dado un giro difícil, y
experimentamos una de las verdades fundamentales de la vida: el
sufrimiento. Pero no podemos evitar el sufrimiento, ni debemos
intentarlo. El sufrimiento es lo que da vida a la sabiduría.
La práctica del
guerrero tiene sus raíces en la certeza del cambio. Es fácil de decir,
pero es difícil de aceptar. Afortunadamente, el camino del guerrero nos muestra
cómo hacerlo, animándonos a enfrentarnos con la realidad de nuestras vidas y a
examinar la manera en que respondemos a las circunstancias que se nos presentan.

Tienes que
ser sincero contigo mismo. ¿Es tu soledad, o tu melancolía, el resultado
de las cambiantes circunstancias o de los estándares con los que estás juzgando
lo que te falta en la vida? Supongamos que ya no esperas que las fiestas sean
para ti como eran antes. ¿Podrías reescribir el guion tú mismo?
Busca maneras de compartir
amabilidad, generosidad y compañerismo en el lugar donde te encuentres. La verdadera felicidad no se encuentra en
las fiestas, sino en ti mismo, y está dentro de ti para que puedas compartirla
con el mundo que te rodea, sea como sea en este momento.
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