La sabiduría no trata de respuestas, trata del poder de las preguntas, del
desarrollo de una gran curiosidad que atraviesa toda solidez y autoengaño.
El Camino del Guerrero es vasto,
desafiante y abierto a todos, y se basa en la compasión y la sabiduría. El
principal desafío para el guerrero es cómo reunir en su vida estos dos aspectos.
Podemos
definir la sabiduría como un "mejor conocimiento", un
conocimiento superior o más profundo que el habitual. La sabiduría es una
explosión natural de curiosidad, duda e inquietud. Es precisa, pero al
mismo tiempo juguetona. El despertar de la sabiduría se aplica a todos los
aspectos de la vida, hasta los más mínimos detalles. Nuestro interés por
conocer abarca todos los niveles, desde el más mundano, como, por ejemplo,
¿cómo enciendo este ordenador? hasta niveles tan profundos como ¿cuál es la
naturaleza de la realidad?
La sabiduría se puede simbolizar de
muchas maneras: como un libro, un sol, una copa de elixir, o como una chispa transformadora. Una
de las formas más habituales en que se representa la sabiduría es como una
espada. Cuando piensas en una espada, puede hacerte sentir un poco
incómodo, porque una espada puede ser peligrosa y si no la manejas
adecuadamente, puedes herirte. Así, al representar la sabiduría como una
espada se está señalando que el conocimiento es inquietante.

Muchas enseñanzas tratan el tema de la
sabiduría, y algunas de ellas exponen de forma concisa y elegante la
experiencia de la vacuidad con frases provocadoras como: "Sin ojos, sin oídos, sin nariz, sin lengua, sin cuerpo, sin mente
... sin sufrimiento, sin origen del sufrimiento, sin cesar el sufrimiento, sin
camino ... sin sabiduría, sin logro, sin no logro ". De esta manera,
paso a paso, precisa y sistemáticamente, casi quirúrgicamente, se eliminan
todas y cada una de las barreras que nos separan de la intensa y directa
experiencia del vacío.

Además de ser afiladas, las espadas
tienen puntas agudas y pueden perforar. La afilada espada de la sabiduría perfora todo tipo de ilusión, todo
tipo de autoengaño, todo tipo de falsas comprensiones y falsas opiniones. Esta
cualidad punzante de la sabiduría es abrupta e inmediata, te pilla por
sorpresa. Quizás eres un estudiante nuevo que está explorando el camino y
las enseñanzas por primera vez, estudiando estas cosas nuevas e interesantes y empezando
a practicar la meditación. De repente, la sabiduría se te acerca
sigilosamente y sientes como si te atravesara. Te sientes atrapado, porque
la sabiduría te ha atrapado en el acto, ya sea en el acto de ensimismamiento, en
el acto de hinchar tu ego o en el acto de mentirte a ti mismo. La
sabiduría es una zona libre de mentiras. Cada vez que intentamos alejarnos
de la auténtica e inmediata realidad de las cosas, estamos convirtiéndonos en
un objetivo de esta cualidad punzante de la sabiduría.
Se podría decir que la sabiduría es un
mecanismo de defensa. Si seguimos hinchándonos e hinchándonos, en algún
momento nos pincharemos con la sabiduría y todo se derrumbará. Eso es
bueno, pero al mismo tiempo, esa cualidad precisa y directa capaz de perforar
las apariencias distorsionadas pueden verse como una amenaza. Nos sentimos
amenazados por la posibilidad de ser descubiertos, pero dado que la sabiduría
es nuestra propia percepción inherente, ¿quién nos está descubriendo? ¡Somos
nosotros mismos! No es que alguien más va a decir: "Te he pillado". A través de la sabiduría, en el fondo sabemos
realmente lo que está sucediendo: nos tenemos calados. Continuar
engañándonos a nosotros mismos requiere esfuerzo, y si dejamos de esforzarnos por
seguir engañándonos a nosotros mismos, fingiendo que realmente no sabemos lo
que está sucediendo, tarde o temprano la sabiduría nos ensartará.
Puedes considerar todo esto como una
advertencia: en cuanto entras en el Camino del Guerrero y comienzas a practicar
la meditación y a estudiar las enseñanzas, estás cogiendo esta espada de sabiduría. Ahora
que tienes esta cosa afilada, esta espada que ensarta y atraviesa todo tipo de montaje
egocéntrico, tienes que lidiar con eso.
La espada de la sabiduría tiene dos
lados afilados, no solo uno. Es una espada de doble hoja, afilada en ambos
lados, por lo que cuando das un tajo de sabiduría corta de dos
maneras. Cuando cortas el engaño, también estás cortando el ego que quiere
atribuirse el mérito de haberlo hecho, dejándote así desubicado.

La sabiduría no nos permite convertir
nada en una credencial o en un suelo firme donde sentirnos cómodos. Podríamos
convertir cualquier cosa que hacemos en una credencial, incluida la
espiritualidad, el camino del guerrero, o la práctica de la
meditación. Podríamos usar cualquiera de esas cosas en nuestra forma
habitual de crear credenciales, de construir una identidad, de tratar de ser
especiales. Podríamos decir: "Ahora
soy una persona espiritual que hace tal y cual cosa". La respuesta de la
sabiduría sería: "Bueno, está
bien. Puedes decir eso, pero sabes que no podrás mantenerlo por mucho
tiempo. Sabes que no es tan sólido”. La espada de la sabiduría corta
nuestra adherencia a tierra firme.
Otra imagen de la sabiduría es el sol: el sol de la sabiduría está
iluminando nuestro mundo. Si somos curiosos, si estamos atentos, hay una
especie de iluminación natural. Hay luz que brilla en los rincones oscuros
y una sensación de estar bajo los reflectores, totalmente expuestos. Lo gracioso
es que realmente pensamos que podemos escondernos. ¿Cómo podemos pensar
eso? ¿Cómo podemos pensar que en realidad no sabemos quiénes
somos? Pero muchas veces adoptamos esa actitud de no querer realmente
mirarnos a nosotros mismos, o a nuestras vidas, muy de cerca. Simplemente
miramos para otro lado y seguimos adelante. Sin embargo, no hay un rincón donde el sol de la
sabiduría no brille. La sabiduría es como tener un sol brillando por todas
partes, en todas direcciones, sin ponerse nunca.
Una vez que te abres a la sabiduría,
esta curiosidad fundamental tiende a estallar en llamas. Es como una
pequeña chispa que cae en un montón de hojas secas. Una vez que existe esa
pequeña chispa, esa pequeña percepción, esa pequeña sospecha de que realmente
sabemos más de lo que pensamos, explota y lo consume todo.
En ocasiones, la sabiduría se representa
como un hermoso aspecto femenino con cuatro brazos. Dos brazos están
cruzados sobre su regazo en la clásica postura de meditación, y sus otros dos
brazos sostienen una espada y un libro. A través de estos gestos, se manifiestan
los tres aspectos de la sabiduría: el conocimiento académico, el corte que
atraviesa el engaño y la percepción directa del vacío.


La primera sabiduría: Escuchar

La segunda sabiduría: Contemplar
Sin embargo, en ese punto, consideramos
el conocimiento como algo que está separado de nosotros, un objeto con el que
estamos intentando descubrir cómo relacionarnos. Para profundizar más,
pasamos a la segunda sabiduría, contemplar. Una vez que hemos escuchado, o
leído, o experimentado algo, la contemplación significa masticarlo realmente. Nos
cuestionamos lo que hemos escuchado, observándolo desde diferentes ángulos,
tomándonos el tiempo necesario para explorarlo. Si realmente entiendes las
enseñanzas, deberías poder explicárselas a tu abuela de tal forma que también pueda
entenderlas. Ese es un gran desafío: no es simplemente ser capaz de dar
una charla aprendida de memoria, con un montón de listas y clasificaciones. Tienes
que haber masticado las cosas y haber realmente pensado sobre ellas. Tienes
que llegar al punto donde puedas expresar las enseñanzas con tus propias
palabras y tus propios ejemplos. Necesitas encontrar tu propia voz, y eso requiere
tiempo. Esa es la idea de la contemplación.

La tercera sabiduría: Meditar
La tercera sabiduría se llama
meditar. Este es el punto en el que has estudiado algo tan a fondo, lo has
investigado tan completamente, que ya no está separado de ti. Es parte de
quién eres, te ha calado hasta los huesos. La sabiduría de la meditación
significa que realmente has digerido las enseñanzas. No hay necesidad de intentar
traer las enseñanzas desde algún lugar, o hacer un esfuerzo para reconstruirlas,
porque ya están aquí, están en tus células y en tu ADN.
Escuchar es como llevarte algo de comida
a la boca. Contemplar es como tragar esa comida y comenzar a digerirla y
ver si te produce indigestión o no. Meditar es cuando ya la digeriste y
esa comida es parte de ti. No se puede separar de ti, está completamente
incorporado en tu ser. Te has quedado con la esencia y has descartado todo
lo que es irrelevante, igual que hacemos con los alimentos que comemos o el
aire que respiramos. Todo el proceso es tan natural como comer.

¿Qué es este conocimiento que no se
puede poseer, que no podemos tener, que no podemos utilizar como credenciales,
que no es un objeto? ¿Qué es este conocimiento que parece aparecer solo
cuando no estamos tratando de comprenderlo? ¿Cuál es ese conocimiento que
parece venir de la nada? ¿Qué es este conocimiento que es inspirador, pero
al mismo tiempo amenazante? ¿Qué es este conocimiento que nos reta a
reconocer lo que sabemos, pero preferimos mantenerlo enterrado? ¿Cuál es
esta visión penetrante que nos lleva a la experiencia directa del vacío?
Fundamentalmente la
sabiduría es una gran mente inquisitiva. Es un gran cuestionamiento, sin
ni siquiera mente.
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