Si vas a pasar estas fiestas con la familia, puedes necesitar algunos
consejos para mantenerte presente cuando se abran viejas heridas.
Muchos de nosotros nos esforzamos por estar cerca de la familia, en
particular de nuestros padres. Puede haber momentos de alegría y conexión,
pero los miembros de la familia parecen tener un poder muy especial para
desencadenar antiguas conductas muy poco saludables. Ya sea intencionadamente
o no, pueden hacernos retroceder a patrones de conducta e identidades que
teníamos de niños y hacernos sentir más jóvenes y más pequeños de lo que realmente
somos.

Cuando estamos alterados,
la libertad parece imposible de encontrar, estamos atrapados por el enfado. Cuando estamos estresados, nuestra atención
se reduce y se fija, a menudo en pensamientos obsesivos, preocupaciones y
juicios. Atrapados en nuestra cabeza, nos cerramos al resto de la
experiencia.
Cuando nos cerramos, muy a menudo eso se manifiesta en nuestro cuerpo como
un nudo en el estómago, y tensión en los hombros o en las manos, como si nos
preparáramos para algo malo a la vuelta de la esquina. Pero tenemos suerte
de que esta tensión física ocurra tan a menudo, porque sin ella podríamos
perdernos en nuestros pensamientos para siempre. El cuerpo es un ancla en el
momento presente que siempre está disponible, es como un rastro de migas de pan
que nos indica el camino para llegar a la apertura.
Si no notáramos cuando aparece ese nudo en el estómago, probablemente no podríamos
tampoco notar la gratitud que sentimos hacia nuestros padres. Nos
podríamos quedar estancados, sintiéndonos como adolescentes enfadados. Después
de reaccionar con irritación a alguno de sus comentarios, podríamos intentar
huir de la situación escondiéndonos en nuestro interior, culpándonos a nosotros
mismos y convirtiendo nuestra reacción en una prueba más de que somos un mal
hijo que aún necesita crecer. Podríamos decirnos a nosotros mismos que no estamos
a la altura cuando tenemos que enfrentarnos a nuestras emociones.

Si vas a pasar estas fiestas con la familia, te animo a que intentes estar
atento para darte cuenta de cuándo vuelves a tomar el papel que tenías cuando
eras más joven y menos sabio. Si puedes reunir el coraje para hacerlo,
intenta dejar de lado la tendencia a identificarte con ese sentimiento. Tómate
un instante antes de reaccionar. Respira profundamente y siente las
sensaciones de tus pies en el suelo. Observa los detalles que te rodean, o
sal un momento de la habitación para caminar y observar lo que hay fuera de
ella, y escuchar los sonidos del exterior. Haz lo que sea necesario para
romper ese antiguo patrón de conducta y comenzar de nuevo, con un comienzo
fresco, y en el momento presente, sin lastres del pasado, con una mente y un
corazón abiertos a la experiencia.

Esto es lo mejor de la
atención plena, de ser realmente conscientes en cada momento: te ayuda a crear
un poco más de espacio y libertad para relacionarte contigo mismo y con los
demás, de manera que te hace sentir completamente vivo.
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por tu colaboración.