Para gobernar el
universo, tenemos que abrir el corazón y dejarlo al descubierto, mostrando al
resto del mundo nuestra valentía y vulnerabilidad.
Seguramente ya hemos comprobado en alguna ocasión que
podemos descubrir la magia ordinaria que nos rodea, y eso puede transformar
toda nuestra vida en una experiencia sagrada y reveladora. Aunque estas
experiencias sean sencillas y corrientes, es muy posible que nos hayamos
sentido un poco superados por esta visión, al sentir que hay una sabiduría
inmensa que nos rodea por todas partes. Seguramente, aún tenemos dudas y
preguntas sobre cómo podemos hacer realidad la visión del guerrero en nuestras
vidas.

Para convertirte en guerrero, no puedes simplemente intentar recorrer
el camino como un aficionado que espera algún día convertirse en profesional.
No es lo mismo imitar que emular. El
aprendiz de guerrero emula a los guerreros del pasado, que recorrieron el
camino antes que él, y va avanzando por el camino atravesando las diferentes
etapas de aprendizaje con disciplina.

También hay puntos de referencia relacionados con las
emociones, y cómo las expresamos. Experimentamos la amistad y el amor,
discusiones y peleas, el aburrimiento y la alegría, diferentes texturas
emocionales que también nos ofrecen puntos de referencia para organizar
nuestras vidas.
Antes que nada, los principios guerreros tienen que ver con
aprender a reconocer estos procesos comunes y corrientes. Y cuando nos
relacionamos verdadera y conscientemente con estos aspectos de la vida diaria,
es muy posible que descubramos algo que nos inquiete. Quizá nos demos cuenta al
tomar un café que estamos en un espacio inmenso y vacío, como si ese espacio
sin límites estuviera tomando el café. Cuando estemos haciendo cualquier
pequeña cosa del día a día, ese mismo punto de referencia nos hará experimentar
la ausencia de referencias, el vacío.
Aunque generalmente se considera el espacio como algo muerto o
inerte, en este caso nos estamos refiriendo a un mundo inmenso que puede
reconocer, acoger, y absorberlo todo. Podemos comer con el vacío, vestirlo o
limpiarlo, como si hubiera algo allí. Pero cuando intentamos definirlo, no
podemos encontrar nada, porque en realidad es la verdadera naturaleza de
nuestra esencia, de nuestro corazón, que es precisamente lo que nos permite
convertirnos en auténticos guerreros.

En la oscuridad del mundo confuso, hay miedo al espacio abierto y sin
referencias, porque es un mundo en el que la gente teme sentirse vulnerable,
tiene miedo de exponer su corazón al mundo que le rodea, y teme ir más allá de
los puntos de referencia y de los límites que ellos mismos han creado. En este
mundo de oscuridad, la gente siente que no puede abrirse y que tiene que protegerse
creando una armadura a su alrededor. Pero, realmente se están protegiendo del
espacio abierto y sin límites.
Tal vez consigamos acorazarnos de pies a cabeza, y quizá eso
nos haga sentir seguros, pero al mismo tiempo nos sentiremos increíblemente
solos, sentiremos la soledad del cobarde que se esconde dentro de su armadura,
totalmente separado del calor humano de otras personas. Llegaremos al punto en
que no sabremos cómo vivir sin armadura, y ni siquiera cómo quitárnosla de
encima, no podremos vivir sin el punto de referencia de sentirnos seguros.

De esa actitud abierta y valiente del guerrero nace el
gobernante-guerrero del universo. Ese gobernante es sensible y abierto, siempre
dispuesto a mostrar su corazón al mundo sin ningún reparo. Así se convierte el
guerrero en el gobernante de su propio mundo, de su universo, dejando que los
demás puedan ver su corazón en carne viva.
En general, cuando se piensa en un rey o gobernante, imaginamos
alguien que está apartado del mundo, escondido y a salvo en su palacio o
castillo. Pero, para el guerrero, el auténtico
gobernante es el que se abre a los demás para extender el bienestar entre todos
los seres. Y el poder de ese gobernante viene de abrirse y compartir su
corazón con el mundo, porque no tiene nada que ocultar, ni tiene armadura para
protegerse. La experiencia del guerrero es cruda y directa, más que desnudo
está en carne viva, sensible a cada pequeño detalle que le rodea, y expuesto hasta
la médula.
La realización completa de su verdadera esencia, de la
esencia de su corazón, es el resultado de recorrer el camino del guerrero. En
ese punto del camino, el guerrero ya no tiene ninguna duda sobre lo que hay en
lo más profundo de su corazón, ni duda sobre sí mismo. Al estar totalmente al
descubierto, podríamos preguntarnos si no sería mejor cubrirnos un poco, pero
ya no es posible. No hay lugar ya para dudar,
porque ya no tenemos nada que perder ni ganar, simplemente abrimos de par en
par nuestro corazón al mundo, para gobernar el espacio sin límites del
universo.
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