MÁS ALLÁ DE LAS PALABRAS

La combinación del estudio y la práctica nos ayuda a socavar y desmantelar el ego. 
Hay muchas maneras de comprometerse con las enseñanzas guerreras. Puedes leer libros sobre estas enseñanzas, participar personalmente en talleres y cursos, o incluso acceder a ellas por internet. Puedes meditar por tu cuenta o asistir a retiros. Puedes relacionarte con estas enseñanzas como estudiante, profesor o traductor, o tomarlas principalmente como una guía para vivir de una manera más armoniosa. Puedes conectar con las enseñanzas guerreras a través de tu afinidad con una comunidad espiritual o cultural en particular, o convertirte en estudiante de algún maestro. No hay solo una forma de recorrer el camino.
En ocasiones, no son las ideas o los libros los que despiertan el interés en las enseñanzas guerreras, sino la práctica de la meditación. Tal vez seas un estudiante amante de la lectura y una "persona de palabras", pero cuando aprendes a practicar, parece que se abre en ti algo diferente, algo que no se puede expresar con palabras.
Es posible que en algún momento leas o escuches algo como: "Cuando la mente se libera y se conoce la esencia de las enseñanzas, se entiende todo, y ya no necesitas más libros", y entonces tomes la decisión de abandonar completamente el estudio de las enseñanzas pensando que son obstáculos en tu camino, porque lo único que importa es la experiencia directa.
Solo estudiar no es suficiente, pero sólo meditar tampoco es suficiente. Solo podemos realmente avanzar en el camino cuando la práctica y el estudio están en armonía. Entonces, como un pájaro con dos fuertes alas, puedes volar verdaderamente.
Pero, aunque tengas dos alas, volar en una dirección determinada no es siempre fácil. A veces un ala es más fuerte que la otra y tienes que volver a encontrar el equilibrio. Trabajar con este equilibrio es un desafío continuo: ¿Cuánto estudio? ¿Cuánta práctica? ¿Qué tipo de estudio? ¿Qué tipo de práctica?Final del formulario
Aprender es genial, pero no es la cuestión. Ser un buen meditador es genial, pero tampoco es la cuestión. La cuestión es la transformación y ayudar a este mundo con tanto sufrimiento cultivando la sabiduría, la compasión y los medios hábiles para poder aliviarlo. La retroalimentación que recibimos de nuestra vida cotidiana revela hasta qué punto estamos realmente preparados. Nuestro entrenamiento se muestra en todo lo que hacemos.
Sobre todo en Occidente, la tradición guerrera se identifica mucho con el entrenamiento físico y con la meditación sentada, lo que hace que se pase por alto muy a menudo el importante papel del estudio. Pero el estudio de las enseñanzas es esencial en la tradición. Las enseñanzas son un medio de transmitir una tradición a través de las generaciones, porque cuando estudiamos las enseñanzas, conectamos con los estudiantes y maestros que nos precedieron. El estudio nos revela una forma muy diferente de tratar con nuestro mundo y nos hace ver nuestros obstáculos internos, y también nuestro potencial interno. Pero sin la práctica de la meditación, es difícil cosechar los beneficios.
Tradicionalmente, cada cosa, estudiar y practicar, tiene su propio papel. Se dice que el resultado del estudio es menos arrogancia y el resultado de la práctica es una disminución de las emociones negativas. Obviamente, esto se basa en una visión ideal del estudio y la práctica. Pero nuestra experiencia nos demuestra que muy a menudo los estudios académicos conducen a una mayor arrogancia, y del mismo modo, las prácticas meditativas no siempre reducen las emociones negativas, si no que a veces parecen aumentarlas.
Para que el estudio y la práctica sean transformadores, tienen que ser disruptivos. Si no interrumpimos el impulso que perpetúa las fijaciones dañinas del ego, simplemente continuaremos como de costumbre. No hay forma de estar abiertos a la transformación si seguimos haciendo lo que estamos haciendo. En particular para los estudiantes, y ​​en general para la integridad de la tradición en el futuro, el tipo de estudio y práctica que es esencial es el que perturba las fijaciones del ego.
En el estudio de las enseñanzas guerreras se trata tanto de aprender como de desaprender. En términos de aprendizaje, es importante desarrollar conocimientos básicos sobre la tradición que se está siguiendo. Eso ubica tu práctica en un contexto más amplio y te da una idea de dónde viene la tradición y hacia dónde se dirige. Leer, aunque sea un breve párrafo de las enseñanzas, puede inspirarte a seguir adelante cuando te sientes desanimado. Conectar con la tradición en toda su amplitud evita que vayamos a la deriva y nos da confianza.
Mientras estudiamos, impregnamos nuestra corriente cotidiana de pensamientos con las enseñanzas. Este es un proceso lento porque, para las enseñanzas, nuestra corriente habitual de pensamientos es un territorio hostil que ya está abarrotado de capas profundas de pensamientos y suposiciones moldeadas por la cultura dominante y nuestra historia personal. Claro que lo ideal sería no ser en absoluto esclavos de nuestros pensamientos, liberarnos por completo del control de las opiniones fijas, pero mientras tanto, dado que estamos pensando de todos modos, ¿por qué no pensar en las enseñanzas? Estos pensamientos van socavando todo lo que hemos construido con ideas preconcebidas y erróneas, exponiendo el miedo que se oculta en sus cimientos.
A medida que estudiamos, las enseñanzas comienzan a confrontar nuestro mundo interior. Se da entonces un choque de dos formas de pensar totalmente incompatibles, por eso las enseñanzas son estimulantes y a la vez amenazantes. Una cosa es seguir las enseñanzas "allá afuera", pero otra muy distinta es aceptar sus implicaciones para lo que está sucediendo "aquí mismo", en nuestro interior. Esta forma de estudio es como la fermentación, que va poco a poco transformando la materia. Dejamos que las enseñanzas se filtren y nos vayan calando e intentamos profundizar en lo que nos está llegando. Cuestionamos su verdad, nuestra comprensión y su relevancia. Vamos profundizando capa por capa.
Ocasionalmente, mientras lidiamos con la relación entre la experiencia personal y las enseñanzas, tenemos momentos de claridad. Descubrimos que ni las palabras literales, ni nuestra lucha por interpretarlas y digerirlas, se mantienen completamente. Las enseñanzas ni siquiera necesitan la etiqueta de enseñanzas. Simplemente son, de manera sencilla e inmediata.
Al principio, es posible que podamos estudiar las enseñanzas de manera algo impersonal, como algo de interés que hay "allá afuera". Sin embargo, con el tiempo, no es tan fácil mantener a distancia las enseñanzas, y nos llevan a cuestionar nuestras suposiciones más básicas sobre quiénes somos y cómo vivimos.
Comenzamos a darnos cuenta de que las enseñanzas no son un adorno de nuestra infraestructura existente, sino que están desmoronando esa estructura. Pero ese desentrañar o desaprender es suave, nos va liberando poco a poco de ese estado congelado que mantiene unida toda la estructura con nuestros puntos de vista sólidos. Cuanto más espacio se abre, más entran las enseñanzas.
Estudiar las enseñanzas conduce al tipo de mente inquisitiva que se interesa en todos los aspectos de nuestro mundo exterior y de nuestra experiencia interior. Entonces, el estudio va más allá del aprendizaje de libros y más allá de una definición limitada de enseñanza. Ese interés es una forma de amor porque crea una tierna conexión con lo que sea que surja. Te das cuenta de que, cuando eres un verdadero estudiante, en todos los lugares a los que vas hay enseñanzas.
Pero, para vivir como guerrero una vida equilibrada, el estudio debe combinarse con la meditación. Las palabras son poderosas, pero pueden ser engañosas. El hecho de que sepamos algo intelectualmente no significa que realmente lo comprendamos. La práctica de la meditación es clave para entender las enseñanzas.
La meditación es tan simple que puede parecer que no sucede nada mientras practicamos, pero cambia las cosas por completo. La práctica de atención y conciencia reduce las expectativas, la velocidad y los juicios de valor. Conecta la cabeza con el corazón y descubre una profunda ternura. Sobre todo, la práctica de meditación sentada abre un espacio en la mente, y con una mente espaciosa, las poderosas energías de las emociones negativas pierden su apoyo.
Las palabras de las enseñanzas no son un fin en sí mismas. Lo que importa realmente es hacia dónde señalan. Podríamos acumular más y más ideas sobre las enseñanzas, pero a menos que reduzcamos la velocidad y nos demos tiempo para digerirlas, no obtendremos muchos beneficios. Por eso, cuando equilibramos la práctica y el estudio, permitimos que lo conceptual y lo no conceptual se entrelacen y enriquezcan mutuamente.

La experiencia directa no conceptual es como el hilo de un rosario, y la variedad y riqueza de la comprensión de las enseñanzas es como las cuentas del rosario. El equilibrio de los dos protege la integridad de la tradición en el presente y en el futuro, y unidos dan vida a las enseñanzas, y convierten las enseñanzas en nuestra vida.


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