Debemos tener cuidado para no
aferrarnos a la visión dualista del mundo, para no dejarnos llevar por esta
visión al dirigir nuestra vida.
Cuando
pensamos siempre nos movemos en un mundo dualista, basamos nuestro aprendizaje
y experiencias basándonos en los opuestos y en la separación. Nuestro lenguaje
expresa igualmente esa forma de pensar y, por tanto, es también un lenguaje
dualista. Cuando hablamos no estamos siendo realmente veraces, porque ninguna
palabra puede verdaderamente expresar la realidad tal cual es.
Aunque podemos
utilizar las palabras para ayudar a otros, siempre tendrán ciertas
consecuencias intentando expresar una realidad o experiencia que no se puede
poner en palabras. De esta manera, debemos explicar y aclarar una y otra vez lo
que hemos dicho. Cada palabra requiere de una explicación, y la misma
explicación requiere otra aclaración, intentando acercarnos todo lo posible a
lo que queremos comunicar. Basándonos en la dualidad expresamos dualidad, que a
su vez provoca más dualidad, que intentamos arreglar con más dualidad.
Cuidado con
el punto de vista dualista del mundo. Si nos quedamos aferrados a él, y basamos
en esa visión nuestra vida, acabaremos atrapados en un mundo de contrarios, de
luchas y conflictos sin fin.
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