CAPTAR LA MENTE DE SABIDURÍA


Utilizando sencillos procesos de investigación basados en la práctica de la atención o mindfulness, podemos explorar la naturaleza de nuestros patrones de comportamiento, reacciones, y pensamientos repetitivos de manera que nos ayude a descubrir la sabiduría que hay en nosotros.
El propósito de la práctica de la atención no es explorar nuestro material psicológico y deberíamos evitar analizar el contenido de nuestros pensamientos y emociones a cualquier precio. Sin embargo, cuando somos conscientes de un pensamiento o emoción, es posible que surja, de una manera bastante espontánea, una comprensión psicológica y cierta intuición o comprensión más profunda. Podemos estar sentados meditando con nuestra pena y entonces aparece en nuestra mente un recuerdo de la niñez. Mientras acogemos ese recuerdo con amabilidad y conciencia, nos damos cuenta que es posible que esa sea la razón de que la pena actual nos parezca tan grande si la comparamos con el hecho en sí que la desencadenó.
También podemos ser proactivos. Cuando nuestra mente está centrada, estable, y consciente, una oportuna pregunta puede ayudarnos a encontrar cierto alivio y comprensión. Por ejemplo, con emociones fuertes y repetitivas como el remordimiento o la culpa, podemos preguntarnos: “¿Dónde puede estar la sabiduría dentro de este juicio? ¿Puedo separar la sabiduría de la reacción? ¿Hay ahí una necesidad más profunda que estoy tratando de satisfacer? ¿Puedo encontrar otras manifestaciones de esta misma necesidad?”.
Hacernos preguntas de esta manera es bastante diferente a darle vueltas a la cabeza, analizando, o intentando descubrir algo. También es diferente de la psicoterapia. Estamos creando espacio para que surja nuestra sabiduría al dejar caer en nuestra mente una pregunta. Es como tirar una piedra en un estanque y observar las ondulaciones.
Cuando nos quedamos atrapados por una avalancha de ansiedad, podemos preguntarnos: “¿Esta preocupación sirve para algo?”. Es posible que entonces nuestra mente de sabiduría nos diga: “simplemente quiero proteger y mantener segura a esta persona querida”. Entonces podemos dejarnos sentir el profundo amor que hay conectado con ese deseo. Si mantenemos ese amor conscientemente, tal vez aparezcan algunas lágrimas. Al sentir el amor y la pena mezclados con la preocupación, podemos sentir que algo se relaja dentro de nosotros, y posiblemente la ansiedad disminuirá.
Podemos también utilizar los pensamientos de manera útil cuando estamos enjuiciándonos a nosotros mismos preguntándonos: “¿Esto es realmente verdad? ¿Qué parte de esto es verdad y qué parte es imaginar lo peor? ¿Estoy generalizando? ¿siendo catastrofista? También puede ser útil simplemente recordarnos: “Esto también pasará. Lo superaré”.
Podemos decir que estas prácticas te ayudan a captar esa mente de sabiduría que hay en nosotros. Incluso en medio de nuestras neurosis, hay sabiduría escondida en nuestro interior en la que podemos aprender a confiar, a escuchar, y a cultivar más plenamente, aunque nos sintamos destrozados en ese momento.
Hay momentos en los que nos quedamos atrapados en un círculo de remordimiento del que no podemos salir. Nos sentimos terribles y nos echamos la culpa por nuestra incapacidad de hacer algo. Estamos exagerando y siendo catastróficos, pero no somos capaces de liberarnos de ese profundo remordimiento que sigue apareciendo.
En esos momentos podemos sentarnos a meditar con ese remordimiento, con ese sentimiento de culpa, aunque sea terrible prestarle atención, y mantenernos conscientes de lo que sentimos, sintiendo el profundo dolor en el pecho, y es posible que repentinamente surja un pensamiento como: “No es culpa tuya. Es normal que surjan esas neurosis ante esa situación. Si lo hubieras podido hacer de otra manera lo hubieras hecho”.
En ese momento, tu mente puede soltar y liberarse, tal vez con lágrimas, de ese sentimiento de culpa. Seguramente sólo quedará compasión, hacia ti mismo y hacia otras personas que están sufriendo de la misma manera, por circunstancias semejantes que siguen repitiéndose en la vida de todo ser humano.
Cuando te sientas fatal, una sencilla práctica que puedes hacer es pensar en todas las personas que hay en el mundo que se están sintiendo exactamente igual que tú. Puedes imaginar que amablemente absorbes en ti su sufrimiento, y les envías compasión y consuelo. Puedes sentir un gran alivio al reconocer la humanidad que compartes con los demás, pero interrumpe esta reflexión si centrarte en todo ese sufrimiento te resulta demasiado abrumador.
Podemos trabajar con diferentes prácticas de atención y conciencia una por una, o de manera combinada. Algunas funcionarán para ti en diferentes momentos. Algunas te atraerán más que otras, y algunas no te parecerán tan útiles. Puedes utilizarlas en meditación, o en un momento dado de tu vida diaria. Todas ellas pueden ayudarte a manejar conscientemente emociones y pensamientos problemáticos, pero recuerda ser amable contigo mismo en ese proceso.
Probablemente, estas técnicas no te liberen completamente de la autocrítica, el remordimiento y la culpa, pero si practicas de una manera regular pueden liberarte en gran medida de estas emociones conflictivas, especialmente si las combinas con prácticas de autocompasión y reconoces tu propia esencia de bondad.
Con la práctica, encontrarás que gran parte de tus principales sufrimientos se transforman con el tiempo. Notarás que hay menos enfado y odio hacia ti mismo, y cuando aparezcan el remordimiento, la culpa, y el enjuiciamiento, te sentirás mucho más tranquilo, al ser más consciente de lo que está ocurriendo y ser capaz de captar esa mente de sabiduría que hay en el fondo de toda experiencia.



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