No sirve de nada intentar alcanzar la
verdad, pero es suficiente con disipar la ignorancia.
No podemos alcanzar la verdad,
por mucho que lo intentemos. La verdad no es un premio que podemos ganar, o
algo que podemos atrapar y guardar para nosotros. No es algo que podamos
atrapar porque la verdad es el propio camino que recorremos. El camino es la
vida misma, y la vida no se puede poseer ni guardar. Cada uno de nosotros somos
parte del mundo, del universo, de la vida, somos también el camino que
recorremos, y somos la misma verdad que buscamos.
No podemos alcanzar la verdad,
no podemos atrapar la realidad, nosotros mismos somos la verdad y la realidad,
somos quien somos, somos como somos. Pero a la vez no podemos atraparnos ni
poseernos, no podemos adueñarnos de la verdad que impregna la vida. Como olas en
el mar, creemos ser independientes y diferentes unos de otros, pero tan sólo
somos olas, o más bien, somos nada menos que el propio mar, aunque no podamos
verlo.
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