ALCANZAR LA VERDAD


No sirve de nada intentar alcanzar la verdad, pero es suficiente con disipar la ignorancia.


No podemos alcanzar la verdad, por mucho que lo intentemos. La verdad no es un premio que podemos ganar, o algo que podemos atrapar y guardar para nosotros. No es algo que podamos atrapar porque la verdad es el propio camino que recorremos. El camino es la vida misma, y la vida no se puede poseer ni guardar. Cada uno de nosotros somos parte del mundo, del universo, de la vida, somos también el camino que recorremos, y somos la misma verdad que buscamos.

Vagamos ciegos por la vida, ignorantes, sin poder ver la verdad de la realidad, sumidos en la niebla de la ignorancia. Pero cuando, finalmente, la niebla se disipa, podemos apreciar y ver cara a cara la realidad del mundo y de la vida. Podemos ver las cosas tal y como son. Cuando la niebla de nuestros pensamientos, prejuicios, proyecciones, esperanzas y temores, se disipa, vemos con claridad la verdadera naturaleza de la realidad.

No podemos alcanzar la verdad, no podemos atrapar la realidad, nosotros mismos somos la verdad y la realidad, somos quien somos, somos como somos. Pero a la vez no podemos atraparnos ni poseernos, no podemos adueñarnos de la verdad que impregna la vida. Como olas en el mar, creemos ser independientes y diferentes unos de otros, pero tan sólo somos olas, o más bien, somos nada menos que el propio mar, aunque no podamos verlo.



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