¿POR QUÉ ES TAN DIFÍCIL MEDITAR REGULARMENTE?


Olvidemos que vivimos en una cultura del ajetreo y la ocupación continua. Olvidemos que el tiempo de ocio, una vez que se atienden las obligaciones laborales y domésticas, es escaso y se está reduciendo rápidamente. Olvidemos que estamos hasta arriba de trabajo. Olvidemos que nos han enseñado que la ocupación es una virtud.
Ah, y además de todo eso, olvidemos que nos bombardean diariamente con información y entretenimiento desde la televisión, la radio, las vallas publicitarias, los anuncios de Internet, el correo electrónico, los mensajes instantáneos, etc. De acuerdo ¿has olvidado todo eso? Porque incluso dejando todo eso de lado, todavía hay varias otras razones por las que es difícil meditar todos los días:
  1. Es difícil porque la meditación es lo contrario de cómo hemos sido condicionados culturalmente.
  2. Es difícil porque aún no es un hábito. Los hábitos son fáciles, simplemente los hacemos. Los nuevos hábitos requieren esfuerzo.
  3. Es difícil porque a veces la meditación puede sentirse insoportablemente aburrida. Nuestras vidas son mucho más entretenidas que saber si una respiración es larga o corta.
  4. Es difícil porque hay cosas que hacer que parecen mucho más interesantes y necesarias. Podríamos ver la televisión, hacer ejercicio, escribir poesía, limpiar los azulejos del baño...
  5. Es difícil porque nuestros cerebros están hechos para ser estimulados y se necesita un esfuerzo tremendo para superar nuestra adicción a la estimulación.
  6. Es difícil porque a veces pasamos por emociones intensas que no queremos sentir, y nada nos va a obligar a sentarnos allí y sentir esa pena. ¡No, nada! A veces, simplemente la idea de meditar nos provoca náuseas.  Especialmente cuando estamos teniendo un momento difícil en la vida. Sin embargo, paradójicamente, ese es el mejor momento para meditar. Es cuando más lo necesitamos.

Si no meditas regularmente, tienes buenas excusas. Eres como la mayoría de la gente. Te preguntas si deberías siquiera molestarte. Pero deberías molestarte, definitivamente deberías molestarte, y he aquí el por qué:


¿POR QUÉ SENTARSE A MEDITAR?
  1. Teniendo en cuenta el ajetreo, la ocupación y otros factores culturales antes mencionados, la meditación es el antídoto ideal. Todos deberíamos estar meditando para darnos un descanso de la velocidad incesante de nuestra cultura. De hecho, sentarse a meditar es un acto revolucionario.
  2. Es bueno para ti. Estudio tras estudio demuestra científicamente (y si la ciencia así lo dice, debe ser cierto) que la meditación reduce el estrés, disminuye la presión arterial, refuerza el sistema inmunitario y crea una sensación general de bienestar.
  3. La meditación puede ser bastante interesante. Podemos obtener información sobre nuestra mente, corazones y cuerpos, la forma en que funcionan los hábitos y patrones, lo que nos motiva y lo que nos importa.
  4. Puede enseñarnos nuevas habilidades, como, por ejemplo, ecuanimidad y compasión. Mientras meditamos, pasando sentados por todos los aspectos de la experiencia, lo bueno, lo malo y lo feo, y permanecemos ahí sentado con gran calma, dejando que las cosas vayan y vengan, desarrollamos una mente equilibrada y no reactiva. Esta habilidad se transfiere a nuestras vidas. También desarrollamos una cualidad de aceptación amorosa y compasión, ya que nos damos cuenta una y otra vez de lo conmovedor que es el ser humano.
  5. La última novedad en neurociencia es la neuroplasticidad. Se da por hecho que no
    puedes enseñarle nuevos trucos a un perro viejo, pero eso resulta ser una tontería (aunque algunos perros no tengan ningún interés por aprender). El cerebro, en cualquier edad del ser humano, puede crear nuevos patrones neuronales. El desarrollo del cerebro ya no es solo para los niños. Los hallazgos son sorprendentes: si practicamos algo, generará nuevas conexiones en nuestro cerebro, creando un nuevo camino neuronal. Olvida ese viejo dicho de que nunca cambiaremos. ¡Podemos realmente cambiar! Por lo tanto, tenemos que meditar, preferiblemente a diario, para cultivar los estados mentales saludables que surgen a través de la meditación: calma, concentración, sabiduría, ecuanimidad y alegría, que finalmente se convierten en quienes somos.
  6. Lo que practicamos crecerá. Si queremos cultivar una mente ocupada y ansiosa, practiquemos la ansiedad ocupada. Si queremos cultivar una mente tranquila y centrada, necesitamos practicarla, así de simple. Claro que podemos tratar de practicar estas virtudes a lo largo del día, pero nuestra práctica de meditación diaria es una especie de invernadero. Nuestra terapia intensiva diaria es enfocarnos en moldear y recordar a nuestra mente los estados que le beneficiarán.

Todo requiere práctica, y a través de la práctica se puede dominar algo. Los estudios muestran que para alcanzar una habilidad decente con la armónica necesitamos 50 horas de práctica. El piano necesita 450 horas de práctica. El violín requiere unas 1200 horas. Las matemáticas del último curso de educación secundaria requieren solo unas 2300 horas, en comparación con la natación competitiva, que necesita entre 6000 y 8000 horas. El Kung fu solo requiere unas 600 horas. Ahora, antes de que vayas a buscar tu vieja armónica, imaginemos cuántas horas debes practicar la atención plena para lograr cierto éxito... ¿500, 1000, 2000? ¿Más?

¿Quién quieres ser? ¿Un engranaje más, ocupado, ansioso, obsesionado, neurótico, resentido e infeliz? ¿O un ser humano relajado, pacífico, amoroso, compasivo, sabio y feliz?

Tú eliges.


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