ALUMBRAR NUESTRO INTERIOR


Cuando alumbramos nuestro interior con la luz de la conciencia, vamos mucho más allá del vacío.


El espacio vacío acoge y da lugar a todas las cosas. Todas las manifestaciones de la vida, todos los fenómenos, aparecen en el vacío, se despliegan en él, y, finalmente, desaparecen en el mismo vacío que les dio origen. Igual que el arcoíris en el cielo se manifiesta como apariencia, sin dejar de ser vacío, así mismo el espacio no deja de serlo por muchos fenómenos que se den en él.

Al camino de la realización nada le sobre y nada le falta, es perfecto como es, transcurre por el vacío, atravesando las apariencias, sin ganancias ni pérdidas. Regresando al origen, en este mismo momento, aquí y ahora, enfocamos la luz hacia nuestro interior, alumbrando el vacío donde nos manifestamos, alumbrando la misma esencia de nuestro corazón, que es luz y vacío al mismo tiempo.

Cuando alumbramos nuestro interior con la luz de la conciencia, tocamos el vacío con la luz, acogemos la luz en el espacio, y vamos más allá de ese vacío. El vacío deja de ser lo opuesto a la manifestación, porque el mismo vacío se manifiesta como luz. Entonces, vamos más allá de los conceptos y de lo relativo, de las apariencias y la vacuidad, porque vemos que el vacío es apariencia y la apariencia vacío, ya no hay separación entre ellos en el universo absoluto.




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