Siéntate
en una postura que exprese dignidad, y asiéntate en la sensación de ser que
sientas. Puedes dejar que los ojos se cierren, eso puede ayudarte a entrar en
contacto con tu mundo interno.
Comienza
con unas cuantas respiraciones profundas, dejando que te inunden y que te
limpien. Deja que tu respiración encuentre su ritmo natural. Permite que tu
respiración te respire, como lo ha hecho durante años. De esta forma, la
práctica es como visitar a un viejo amigo.
La actitud es relajada y consciente.

A
algunas personas les ayuda decir suavemente: inhalar, exhalar, o
sencillamente dentro, fuera.
Saborea
la sensación, deja que el ritmo de la respiración te relaje.
Utiliza
esta sensación de la respiración como un ancla en el momento presente, cuando
la mente se distraiga, deja suavemente que se vaya lo que sea que te haya
distraído y vuelve a esa sensación.
Silenciosamente,
repite en tu mente: “Ahora mismo, esto es
así”.
Ya
sea la respiración profunda o superficial, regular o irregular, ya sientas el
aire frío o caliente, simplemente reconoce: ahora
mismo, la respiración es así.
Aunque
enfoquemos nuestra atención en la respiración, la mente se distrae, surgen y
desaparecen pensamientos, recuerdos y planes. No hay problema. Eso es normal.
En el momento en que te das cuenta que te has ido, ya has regresado, a este
momento, a esta respiración, a esta sensación. Este es un momento de despertar.
Esta es la práctica.
Audio "Una sencilla instrucción de meditación"
Más abajo puedes dejar un comentario sobre lo que te ha parecido esta publicación y también sugerir algún tema sobre el que te gustaría leer en futuras publicaciones. Gracias por tu colaboración.
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por tu colaboración.