TRANSFORMAR EL SUFRIMIENTO


Para tener compasión por los demás, primero debemos sentir compasión por nosotros mismos.

Ocuparnos de otras personas que están atemorizadas, enfadadas, celosas, superadas por adicciones de todo tipo, arrogantes, miserables, egoístas, mezquinas, y tantas otras que quieras añadir, y tener compasión por ellas y cuidarlas, significa no huir del dolor de encontrar estas mismas cosas en nosotros mismos. De hecho, nuestra actitud hacia el dolor puede cambiar completamente. En lugar de eludirlo y escondernos de él, uno puede abrir su corazón y permitirse sentir ese dolor, sentirlo como algo que va a suavizarnos y purificarnos, y que va a hacernos más amables y cariñosos.

La práctica de “dar y tomar” es un método para conectar con el sufrimiento, con el nuestro y con el que hay a nuestro alrededor, donde sea que vayamos. Es un método para superar el miedo a sufrir y para disolver la dureza de nuestro corazón. Principalmente es un método para despertar la compasión que todos tenemos en nosotros, sin importar lo cruel o fríos que podamos parecer.

Empezamos la práctica tomando el sufrimiento de una persona que sabemos está sufriendo y a quien deseamos ayudar. Por ejemplo, si conocemos un niño que está sufriendo, inhalas con la respiración el deseo de quitarle a ese niño el dolor y el miedo. Después, según vas exhalando, le envías al niño felicidad, alegría, o lo que sea que pueda aliviar su dolor. Esta es la esencia de la práctica: inhalar el dolor de los demás para que puedan sentirse bien y tener más espacio para relajarse y abrirse, y exhalar enviándoles relajación o lo que sea que sientas que les puede dar alivio y felicidad. Sin embargo, muy a menudo no podemos hacer esta práctica porque nos encontramos cara a cara con nuestro propio miedo, nuestra propia resistencia, enfado, o lo que sea en ese momento nuestro dolor personal o nuestro bloqueo.

En ese punto puedes cambiar el enfoque y empezar a dar y tomar lo que tú mismo sientes, y hacerlo por millones de otros seres que igual que tú en ese mismo momento están sintiendo el mismo bloqueo y la misma pena. Quizá puedas ponerle nombre a tu dolor. Lo puedes reconocer claramente como terror, rechazo, enfado, o deseo de venganza. Entonces inhalas por todas las personas que están atrapadas con esa misma emoción y les envías alivio o lo que sea que te da más espacio a ti mismo y a otras innumerables personas. Tal vez no puedas poner nombre a lo que sientes, pero puedes sentirlo como tensión en el estómago, una oscuridad pesada, o cualquier otra cosa. Simplemente entra en contacto con lo que estás sintiendo y tómalo dentro de ti con la inhalación, por ti y por todos, y envía alivio con la exhalación a ti mismo y a todos los demás.

La gente suele decir que esta práctica va en contra de la tendencia natural de cómo somos. Pero verdaderamente, esta práctica va en contra de la tendencia a querer que las cosas sean como nosotros queremos, de querer que todo funcione para nuestro beneficio sin importar lo que les suceda a los demás. Esta práctica disuelve la armadura de autoprotección que nos hemos esforzado tanto en crear a nuestro alrededor. Podemos decir que esta práctica disuelve la fijación y el aferramiento al ego.

Esta práctica de dar y tomar le da la vuelta a la lógica habitual de evitar el sufrimiento y buscar el placer, y durante el proceso, nos liberamos de una prisión muy antigua de egoísmo. Empezamos a sentir amor tanto por nosotros mismos como por los demás, y también empezamos a cuidarnos a nosotros y a los demás. Despierta nuestra compasión y también nos presenta una visión de la realidad mucho más amplia. Nos presenta al espacio ilimitado de la vacuidad. Al hacer esta práctica, empezamos a conectar con la dimensión abierta de nuestro mismo ser, experimentando las cosas de otra manera, sin parecer tan sólidas ni darles tanta importancia como antes.

La práctica de dar y tomar puede hacerse para los que están enfermos, para los que están agonizando o acaban de morir, o para aquellos que sufren un dolor de cualquier tipo. Se puede hacer tanto como una práctica formal de meditación o en cualquier momento y cualquier situación. Por ejemplo, si vas caminando y ves alguien que está sufriendo, en ese mismo momento puedes empezar a inhalar con tu respiración su dolor y a enviarle con la exhalación algo que le alivie. O, como es más habitual, puedes ver alguien sufriendo y mirar hacia otro lado porque despierta en ti mismo miedo o enfado, haciendo aflorar tu resistencia y confusión. En ese mismo momento puedes hacer esta práctica de dar y tomar por toda la gente que son igual que tú, para todos los que desean ser compasivos pero en lugar de eso siente miedo, para todos los que quieren ser valientes pero en cambio son cobardes.

En vez de castigarte o sentirte culpable, utiliza tu propio bloqueo como un peldaño para comprender a lo que se enfrenta la gente por todo el mundo. Inhala para todos nosotros y exhala para todos nosotros. Utiliza como medicina lo que parece veneno. Usa tu sufrimiento personal como un camino hacia la compasión por todos los seres.




Más abajo puedes dejar un comentario sobre lo que te ha parecido esta publicación y también sugerir algún tema sobre el que te gustaría leer en futuras publicaciones. Gracias por tu colaboración.




Comentarios