Regresando al origen conectamos con
nuestra esencia, pero al perseguir las apariencias nos alejamos cada vez más de
la verdadera raíz de la vida.
El origen de
la vida no está lejos de nosotros, ni en el espacio ni el tiempo, porque
nuestra propia esencia es la esencia de la realidad, que existe en este momento
y en este lugar. La raíz de la realidad es el origen de todas las creaciones
mentales que surgen de nuestras sensaciones y percepciones.

Es necesario buscar
el silencio y la calma en nuestro interior para disolver la bruma que nos
impide ver la realidad de la vida. A partir de esa calma, podremos ver la
irrealidad de todas las creaciones mentales que hasta ahora nos confundían. Veremos
cómo nuestra mente crea constantemente espejismos que se disuelven por sí
mismos al instante siguiente. Regresando
al origen, a la esencia de nuestro interior, podremos permanecer en la calma de
la profundidad a pesar de las olas que pueda haber en la superficie.
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