Podemos desarrollar un sentimiento de gratitud por todo, lo bueno y lo
malo, al descubrir la naturaleza interconectada de la vida.
Convirtamos
una vida de resentimiento en una vida de gratitud. El resentimiento puede
surgir en nosotros con gran facilidad, y puede ser muy frustrante. Pero podemos
encontrar gratitud en cada día y vivir con un sentimiento de gratitud, que nos
ayudará a redirigir nuestra atención de las quejas hacia el aprecio.
Con
la práctica, podemos ser capaces de encontrar más gratitud en la vida, lo que
nos aportará más alegría y satisfacción. Podremos apreciar lo que tenemos en
lugar de sentir la ausencia de lo que no tenemos. Sin embargo, es posible que
en el fondo de nuestro ser sigamos sintiendo que hay algo que no está del todo
bien. Tal vez nos demos cuenta que nos sentimos agradecidos por las cosas que
van bien para nosotros y para las personas que nos favorecen, que nuestra
gratitud está limitada egoístamente. Para ir más allá de este enfoque
egocentrista de la gratitud, podemos revisar las enseñanzas de los Cuatro
Regalos, una práctica fundamental para cultivar una gratitud auténtica.

Para
comprender verdaderamente la interdependencia e interconexión de todo en el
mundo, podemos plantearnos la vida sin nuestras relaciones con otras personas.
Por ejemplo, pensando en un vaso de agua, antes de poder beber tenemos que
abrir el grifo y verter el agua en un vaso. El grifo está conectado a una
tubería que está unida a otras múltiples tuberías conectadas a su vez a un
depósito de agua. Innumerables personas han trabajado para perfeccionar este
sistema de abastecimiento de agua. Más allá de esto, está el propio vaso, que
utilizamos para recoger el agua. Diferentes personas tuvieron que diseñar,
fabricar, distribuir, y vender este vaso. Numerosas causas y condiciones se
unieron simplemente para permitirnos beber un vaso de agua.
Esto
también es cierto para los alimentos que comemos, la ropa que vestimos, las
casas donde vivimos, y todos los productos y servicios que utilizamos
diariamente. Esta red de interconexión es infinita. Si la vida es una constante
relación en la que no podemos vivir sin los demás, ¿dónde encontraremos un
mayor regalo que ese?
Los
regalos que nos ofrece la vida no vienen de algún dios o de un poder superior.
Esos regalos nos llegan al reconocer y apreciar las relaciones indispensables
en nuestra vida. No solamente estamos interrelacionados, nuestra existencia
individual está endeudada mutuamente. Esta comprensión de la interconexión y
endeudamiento mutuo nos permite ser más comprensivos, responsables, y
altruistas.
Para
ayudarnos a contemplar esta red de interconexión, hay una lista llamada los
Cuatro Regalos. Esta lista recoge todos los aspectos interconectados de
nuestras vidas. En otras palabras, resume todo lo que merece nuestra gratitud.
- El Regalo del Cielo y la Tierra: aire, tierra, sol, luna, viento, nubes, lluvia, rocío, etc.
- El Regalo de los Padres: padres y quienes nos crían, protegen, y educan.
- El Regalo de los Compañeros: todos los seres, incluyendo animales y plantas.
- El Regalo de las Leyes: Las leyes y normas que traen armonía y justicia a los individuos, familias, sociedades, países, y al mundo en general.

Los
Cuatro Regalos incluyen todas las cosas del Universo. No hay nada entre la
infinidad de cosas del cielo y la tierra que no sea un aspecto de la mente
despierta. Por tanto, sin importar el momento o el lugar, nunca debemos dejar
de mantener un estado mental respetuoso y tratar todas las cosas con una mente
pura y una actitud piadosa, igual que haríamos con cualquier manifestación del
despertar. De esta forma, los Cuatro Regalos nos desafían continuamente a transformar
una vida de resentimiento en una vida de gratitud.
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