Nada reconforta más el corazón que un abrazo cariñoso. Para
profundizar en esa experiencia y convertirla en sanadora, podemos practicar la
meditación del abrazo.

La meditación del abrazo es una práctica consciente ¿cómo
podemos abrazar a alguien si no estamos disponibles? Tenemos que volver a
centrarnos en nosotros mismos para estar totalmente presentes y disponibles
para la otra persona. Si no abrazamos con esta actitud, se convierte en
simplemente un ritual vacío de contenido. Cuando estamos presentes y atentos,
el abrazo tiene un profundo poder para sanar, transformar, y reconciliar.
Podemos practicar la
meditación del abrazo con un amigo, nuestros hijos, padres, nuestra pareja, o
con un árbol. El abrazo puede ser muy profundo. La vida está ahí. La felicidad
está ahí. A veces el abrazo no es profundo y la persona que abraza sólo finge
estar ahí, quizás dándote unas palmaditas en la espalda. Cuando alguien te
abraza con todo su corazón y totalmente presente, lo notas. Cuando alguien te
coje las manos con atención, estando presente y realmente preocupándose por ti,
lo notas. Así que abraza de esa manera, haz que la vida sea real y profunda,
porque eso os sanará a ambos.
El abrazo en público es una práctica occidental, mientras que
la meditación, y la respiración consciente es una práctica oriental. Ambas
prácticas se unen en la meditación del abrazo, y parece que combinan bien. La
práctica del abrazo consciente puede ayudar a mucha gente a reconciliarse entre
sí. Cuando abrazamos, nuestros corazones se conectan y sabemos que no somos
seres separados.
Es un placer abrazar a alguien que amamos. Pero no creas que
es algo fácil. Tal vez queramos abrazar a otra persona, pero no está disponible
porque está liada con su enfado, con sus preocupaciones, o con sus proyectos.
El abrazo es una práctica profunda y ambas personas tienen que estar
completamente presentes para hacerlo correctamente. Por eso no siempre es fácil
y tenemos que aprender cómo hacerlo.

Cierra tus ojos y respira conscientemente prestando atención
a tu comprensión de la transitoriedad de la vida. Imagínate a ti mismo y a esa
persona querida dentro de mil años ¿dónde estaréis? En ese momento, sabes que
lo único que puedes hacer que tenga sentido es abrir tus brazos y abrazar a la
otra persona.
PASO UNO
Lo primero que tienes
que hacer es estar tú mismo disponible. Presta atención a tu respiración y
vuelve al momento presente, para que estés realmente aquí. Entonces acércate a
la persona que quieres abrazar e salúdala inclinándote hacia ante ella. Si ha
practicado la meditación o la plena atención, hará todo lo que pueda para dejar
las cosas que le están poseyendo y estar disponible para ti. Sonreirá, y se
inclinará también ante ti, para que sepas que también está disponible. En ese
momento es posible el abrazo consciente.
Permaneced frente a frente con las manos juntas, haciendo
tres respiraciones. Podéis decir en silencio:
Al inhalar: “Sé que en
este momento la vida es preciosa.”
Al exhalar: “Aprecio
este momento de la vida.”
PASO DOS

Al inhalar: “Mi persona
amada está entre mis brazos.”
Al exhalar: “Estoy tan
feliz.”
Al inhalar: “Ella está
viva.”
Al exhalar: “Es tan
precioso estar vivos juntos.”
Al inhalar: “Es tan
hermoso tenerla entre mis brazos.”
Al exhalar: “Soy muy
feliz.”
Después puedes soltar a la otra persona, y saludaros
mutuamente con una inclinación para daros las gracias por la experiencia.
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