ALEJARSE DEL CAMINO



Las muchas palabras y los muchos pensamientos nos alejan cada vez más del Camino.

El Camino es nuestra vida, como un río que fluye por diferentes parajes, continuamente cambiando de paisaje, de terreno, transformándose constantemente mientras fluye acercándose cada vez más al océano. Cuando queremos poner palabras a la experiencia, cuando pensamos una y otra vez en lo que estamos viviendo en lugar de simplemente sentir y abrirnos a cada momento que la vida nos ofrece, estamos intentando para el caudal del río, congelarlo para comprenderlo, en lugar de sumergirnos en la inmensidad de la vida y disolvernos en su fluir.

Cuando nos quedamos observando el mapa en lugar de recorrer el camino, y la mente confunde los pensamientos con la realidad, más lejos estamos del camino y de ver y experimentar la realidad de la vida. En occidente, el pensamiento intelectual parece ser la forma de manifestar nuestra existencia. En oriente, se considera indispensable dejar de pensar, para empezar a vivir. Ir más allá de los pensamientos para experimentar de manera directa y cruda la realidad.

Los pensamientos surgen de la vida, pero son incapaces de abarcar la inmensidad de la vida. La realidad, la experiencia, siempre es mucho más que cualquier forma de explicarla o representarla. El Camino no está realmente en ningún lugar, no está más lejos o más cerca, porque el Camino es la vida, es cada momento de experiencia. Si intentas expresarlo en palabras lo difuminas, si intentas comprenderlo pensando sobre él ya ha desaparecido, porque el Camino no es algo para pensar, sino para vivirlo, para experimentarlo con el corazón a cada paso que das.



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