PERDER EL SER

Perdemos el ser cuando rechazamos lo que somos, negamos la vacuidad cuando nos aferramos a ella.

No es necesario rechazar la existencia para comprender la vacuidad que hay en todo lo que existe. No es necesario negar la vacuidad para disfrutar del hecho de existir. Si rechazamos lo que somos estamos perdiendo tanto la forma como la esencia de la vida. Perdemos el ser y el vacío inherente en lo profundo de nosotros mismos.

Si nos aferramos al concepto de vacuidad estamos haciendo sólido lo que es puro espacio. Somos y existimos gracias al espacio vacío que nos acoge. La vacuidad se percibe gracias al contraste de las formas que se manifiestan en su espacio. El vacío es vacío, y a la vez forma. La forma es forma, y a la vez es vacío. ¿Puede realmente haber forma sin vacío? ¿y vacío sin forma?

No podemos quedarnos con un extremo sin justificar el contrario. ¿Es más real un extremo que el otro? ¿La realidad es verdaderamente vacío o simplemente realidad? La realidad es lo que es, no depende del vacío ni de la forma porque lo incluye todo, tal cual es, sin justificar ni defender nada.

¿Perdemos el ser y negamos la vacuidad? ¿o aceptamos lo que somos y soltamos los conceptos que limitan la inmensidad del espacio?

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