LA NOBLEZA DEL GUERRERO


El camino del guerrero reúne en su entrenamiento diferentes artes guerreras a la vez que profundiza y conecta con aspectos éticos y filosóficos. Sus enseñanzas tratan primordialmente del cultivo de la mente y de la investigación sobre la naturaleza de los fenómenos y de uno mismo.

El guerrero se pregunta ¿quién soy yo realmente? y recorre el camino para, entre otras cosas, encontrar respuesta a esa pregunta. El camino del guerrero no consiste simplemente en aprender unas técnicas, tampoco es sólo entrenamiento físico y menos aún un deporte competitivo. Las diferentes artes guerreras buscan desarrollar la paz, interna y externamente, y el conocimiento y dominio de uno mismo.

El camino del guerrero ofrece el método y las enseñanzas para llegar a comprender la naturaleza de uno mismo, de la misma esencia del ser. Ayuda al guerrero a descubrir su verdadera naturaleza fundamental, haciéndole despertar del sueño engañoso del ego, confuso y limitado, para llegar a la visión más alta y amplia del mundo y de sí mismo.

Este camino reúne los aspectos más elevados de la moral, la filosofía y la espiritualidad. Al recorrerlo, el guerrero abandona poco a poco el aspecto físico y espiritual individual, para acercarse a lo absoluto y a la ausencia de ego. Uniendo los aspectos del Cielo y la Tierra de una manera armoniosa, el ser más profundo permite que los pensamientos y emociones pasen a través de él liberándose de los apegos y los rechazos. De esta forma el guerrero encuentra la libertad al abandonar la perspectiva egocéntrica.

Al elevarse más allá de los límites, puede ver que lo físico y lo espiritual, lo externo y lo interno, dejan de ser caras opuestas de un mundo dualista para descubrir que forman parte de la misma unidad. El guerrero comprende que cualquier acto, cualquier decisión, repercute en el mundo que le rodea, al estar todas las formas de vida relacionadas entre sí. El estado de ánimo o sentimientos de una persona no sólo le afectan a ella, sino que influyen también en las personas que hay a su alrededor. Nuestros actos y los de los demás son interdependientes. El guerrero se alegra de la felicidad de los demás, y siente como propio el dolor y la tristeza de otros. Todos somos uno en el Universo y, aunque aparentemente separados, somos pequeñas manifestaciones de la misma vida.

Durante miles de años, las enseñanzas guerreras se han transmitido para ofrecer un camino a los guerreros que los lleve a descubrir ese ser esencial que hay en todo. Una antigua enseñanza dice que el camino más elevado no es difícil, pero que no hay que escoger ni descartar nada de lo que encontramos a nuestro paso. Y también dice que, si mantenemos las ilusiones por alcanzar algo, estaremos tan lejos de nuestro objetivo como la cima de una montaña del río que corre por el valle.

El guerrero se esfuerza practicando la meditación para ser capaz de no discriminar, ni siquiera a sus pensamientos, para abrir su conciencia más allá de cualquier límite, superando las palabras y los conceptos. Así se manifiesta la nobleza del guerrero: practicando la meditación y entrenándose en las artes guerreras para dejar que brille la esencia más profunda de su corazón.




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