ACALLAR LA CRÍTICA INTERNA

¿Por qué deberíamos creer a esa vocecita que nos dice que no somos lo suficiente buenos?

Todos luchamos con una voz crítica interior, una voz irritante, enjuiciadora que entra en nuestra mente sin ser invitada para decirnos que no somos lo suficiente buenos. Solemos escuchar esa crítica interna en momentos en que las cosas van bien, diciéndonos: “Esto no va a durar”, “no te lo mereces”. Y cuando las cosas no van bien, se hace incluso más fuerte: “Déjalo, no tiene sentido que sigas intentándolo”, “no puedes conseguirlo”.

Tal vez tu crítica interna te dice que estás fallando con tu práctica, o que nunca lo harás tan bien como tus amigos que parecen tener éxito en todo. O, simplemente, que estás teniendo un día realmente malo. Lo que sea que te diga, es normalmente inútil y totalmente equivocado. La crítica interna intenta ser un lastre, recordándonos lo imperfectos que somos, enjuiciándonos con su afilada voz, diciéndonos que debemos ser otra persona –alguien mejor, más sabio, más atractivo— para poder tener éxito en cualquier cosa. Nuestra crítica interna nos deja paralizados, incapaces siquiera de intentar hacer algo bueno para nosotros mismos.

Pero afortunadamente hay herramientas para silenciar la crítica interior: amabilidad, gentileza, compasión. Hay muchas enseñanzas guerreras que revelan nuestra crítica interna como lo que es y nos ayudan a cultivar el amor compasivo hacia esa triste, enfadada y solitaria vocecita en nuestra mente.

Las enseñanzas nos ayudan a reconocer y calmar los comentarios críticos que resuenan en nuestros pensamientos. Nos sugieren desarrollar amor hacia nosotros mismos y hacia nuestra voz crítica interior. Podemos meditar llenos de compasión por los seres vivos, incluidos nosotros mismos. Podemos decir en silencio, para nosotros mismos, frases como: “Que pueda estar libre de ansiedad y miedo. Que pueda estar tranquilo”. Incluso podemos dirigir estas frases a la crítica interior, porque precisamente esa es la parte de nosotros que está crónicamente ansiosa y temerosa, desesperadamente asustada.

También puede ser útil reconocer que no necesitamos creer nuestra crítica interna, sencillamente porque nunca dice la verdad. Si observamos atentamente la mente enjuiciadora, veremos que raramente es veraz o capaz de ver algo en todos sus aspectos. La mente enjuiciadora se aprovecha de nuestras particularidades y las de los demás malinterpretándolas como la verdad. Un amigo no nos devuelve la llamada y eso desencadena una cascada de pensamientos ansiosos que nos convencen de que esa persona no se preocupa por nosotros o de que no nos merecemos su atención. Llegamos tarde a una cita y en unos instantes la crítica interna determina que somos un fracaso despistado. La práctica de la meditación, de descubrir lo que es verdad, nos sugiere que podemos seguir otro camino.

Finalmente, cuando nos sentimos petrificados por todo eso que nuestro diálogo interior nos dice que no somos, podemos sentirnos aliviados de nuestro miedo e incapacidad al pensar que podemos ser seres imperfectos y aún así seguir actuando para el beneficio de todos, como han hecho muchos otros grandes practicantes antes que nosotros. “Quedarnos hipnotizados por los limitados conceptos de uno mismo es el mayor obstáculo para la acción altruista”. Todos los grandes guerreros conocían sus limitaciones y aún así actuaron para el beneficio de los seres igualmente. Gracias a su determinación y a que no dudaron, podemos hoy disfrutar de sus enseñanzas.

Después de todo, todos somos perfectos en nuestra imperfección, y somos suficiente tal y como somos. Nuestra crítica interna puede acallarse con un poco de amabilidad y sabiduría, porque “todo es simplemente lo que es, perfecto en su sitio, interconectado con todas las otras piezas del Todo”.



Más abajo puedes dejar un comentario sobre lo que te ha parecido esta publicación y también sugerir algún tema sobre el que te gustaría leer en futuras publicaciones. Gracias por tu colaboración.



Comentarios