ESTADOS ALTERADOS DE CONCIENCIA


Cuando comenzamos una práctica espiritual, luchamos con los dolores de nuestro cuerpo y con la armadura que hemos forjado a lo largo de los años, nos enfrentamos a tormentas emocionales, y nos encontramos infinidad de veces con los obstáculos típicos de la práctica. Pero, según continuamos con nuestra práctica interior, y nos familiarizamos con nuestras dificultades más profundas, relacionándonos con ellas con un corazón compasivo, incluso los patrones más arraigados de control y miedo perderán gradualmente su poder sobre nosotros. Desarrollaremos una actitud de calma y tranquilidad, con cualquier práctica que estemos llevando a cabo.

Esta calma no es el fin de la práctica sino solamente un principio. Esa serenidad y calma de mente y corazón es la puerta de entrada a otros ámbitos de experiencia. A través de la práctica constante de meditación o mantras, de la continua y profunda práctica de yoga y concentración, de ejercicios especiales de respiración, o incluso a veces en otras circunstancias extremas, como accidentes, nos podemos encontrar realmente presentes, sin el impedimento de ninguna distracción interior. Con esta novedosa atención plena, nuestra conciencia cambia radicalmente descubriendo nuevas percepciones.

ÉXTASIS

Cuando en la práctica espiritual se concentra una poderosa energía, una gran variedad de nuevas experiencias sensoriales pueden empezar a surgir. Aunque esto no es algo que le ocurre a todo el mundo, ni es necesario que surja para el desarrollo interior. Estos nuevos estados son más bien como efectos colaterales de la meditación, y cuanto mejor los comprendamos, menos probable será que nos quedemos atascados en ellos o los confundamos con el objetivo de la vida espiritual.

Lo primero que surge para muchas personas es todo un despliegue de percepciones físicas alteradas. Muchas de estas están clasificadas en las enseñanzas guerreras como efectos colaterales llamados niveles de éxtasis. En este contexto, el éxtasis es un amplio término usado para abarcar diferentes tipos de escalofríos, movimientos, luces, sensación de flotar, vibraciones, gozo, etc. que aparecen al concentrarse profundamente, así como también el enorme placer que pueden llevar a la meditación.

El éxtasis aparece normalmente durante periodos intensivos de meditación o práctica espiritual, pero también pueden estimularse con una ceremonia poderosa, o un maestro con una gran energía. A veces, el éxtasis empieza con un frescor sutil o con olas de pequeñas vibraciones placenteras a través del cuerpo. A través de la concentración o de otras técnicas de práctica uno puede a menudo experimentar un aumento de energía en el cuerpo. Cuando esta energía se mueve, produce sensaciones de placer, y cuando se encuentra con zonas de tensión o control, aumenta y se libera como vibración y movimiento.

Así, el éxtasis puede producir temblores o poderosas liberaciones espontáneas de energía física, que en algunas tradiciones de yoga se denominan kriyas. Estos son movimientos espontáneos que aparecen en muy diferentes formas. A veces aparecen como un movimiento involuntario que surge al liberarse un nudo o tensión en el cuerpo. Otras veces pueden tomar la forma de movimientos más prolongados que pueden durar varios días.

Estas liberaciones corporales espontáneas no son iluminadoras y tampoco dañinas. Simplemente es lo que sucede cuando la energía que se ha generado en nuestra práctica se encuentra con bloqueos y tensiones por donde no puede fluir. Es parte de la apertura del cuerpo para una necesaria sanación. Cuando aparecen estos movimientos espontáneos, podemos empezar a darnos cuenta de lo profundos que pueden ser nuestros patrones de control. Para muchas personas, las liberaciones y aperturas físicas pueden darse durante meses o años de su práctica interior. Lo mejor es aceptar estos movimientos con suavidad, relajando especialmente la espalda y la zona inferior de la columna vertebral. Si la liberación es solo moderada, es mejor intentar relajar y mantener el cuerpo quieto ante ella y permitir que el impulso de energía se abra paso a través de los canales del cuerpo, en lugar de intentar liberar la energía moviéndose.

Según nos vamos concentrando, la energía de nuestro sistema corporal seguirá un proceso natural de apertura y se equilibrará por sí mismo. Sentiremos como el calor, las pulsaciones, y las vibraciones se mueven espontáneamente a través de nuestra columna vertebral para abrir los canales de energía bloqueados y poder irradiarse por cada nervio y célula de nuestro cuerpo. Podemos descubrir que algunas de las sanaciones más profundas y trabajo corporal puede suceder mientras estamos sentados tranquilamente meditando. Recuerda que esto puede ser un proceso largo, así que ten paciencia con tu cuerpo.

Además de los kriyas y movimientos espontáneos, pueden surgir muchas otras formas de éxtasis, incluyendo diferentes emociones placenteras que recorren el cuerpo, hormigueo, pinchazos, olas de placer, y destellos encantadores. Junto con estos éxtasis de movimiento, también pueden aparecer luces de diferentes colores.

Es posible que diferentes colores pueden surgir asociados a estados específicos, como compasión, amor, sabiduría, etc., y, aunque hay diferentes sistemas de clasificar los colores asociados a energías o emociones específicas, todos coinciden en que ver colores es normalmente el efecto de una profunda apertura de conciencia.

En estados de quietud y profunda concentración podemos sentir que todo nuestro cuerpo se disuelve en luz. Podemos sentir estremecimientos y vibraciones tan sutiles que sintamos que somos simplemente patrones de luz en el espacio, o que parezcamos desaparecer en los colores de una intensa luz. Estas luces y sensaciones son poderosos efectos de la mente concentrada. Podemos sentirlos como signos de purificación y apertura, y pueden mostrarnos que a cierto nivel la mente y el cuerpo y toda la conciencia están hechos de luz.

De forma similar, otros sentidos pueden abrirse a nuevas experiencias. Nuestro oído puede volverse muy sensible y ser capaces de escuchar sonidos muy sutiles que nunca antes habíamos escuchado. También nuestros sentidos del gusto y del olfato pueden abrirse como nunca antes habíamos experimentado, percibiendo infinidad de sabores y aromas de los que no éramos conscientes. Igualmente pueden sensibilizarse nuestros sentidos de la visión o del tacto, alcanzando una profundidad y sensibilidad totalmente nuevas.

Junto con la apertura y mayor sensibilización de los sentidos, podemos también experimentar una liberación de las emociones más fuertes, desde la tristeza y la desesperanza hasta el deleite y el éxtasis. En ocasiones podemos experimentar la meditación como si fuera una montaña rusa emocional si nos permitimos zambullirnos en emociones inconscientes. Frecuentemente aparecen intensos y profundos sueños y diferentes miedos. Estas no son solamente las emociones de nuestros problemas personales, sino la apertura de todo el cuerpo emocional. Nos podemos encontrar tanto inmensos disfrutes como también la oscuridad de la soledad, siendo cada sentimiento muy real porque llena toda nuestra conciencia.

De cualquier forma, sea lo que sea que experimentemos fuera de lo normal durante nuestra práctica, no debemos olvidar que todas estas manifestaciones de la liberación de energía no son en sí mismas un objetivo a conseguir. No debemos dejarnos confundir por estos estados alterados de conciencia intentando volver a experimentarlos como algo fundamental, pues no son más que el resultado de esa liberación de energía que se puede producir por nuestra concentración y práctica interna. Si aparecen, simplemente experiméntalo, disfruta de esa experiencia, y luego déjalo ir como cualquier otra cosa que pueda aparecer en tu vida. Si no aparecen, tampoco es un signo de que algo vaya mal, o de que no estés progresando en tu práctica. Suelta los miedos a experimentar, y también las expectativas de conseguir experiencias extraordinarias. Mantén la sencillez y la apertura necesarias para seguir recorriendo tu camino de una manera auténtica y sincera. Y recuerda, que siempre puede ser útil la guía de un hábil maestro que pueda ayudarnos a pasar por estas experiencias manteniendo nuestro equilibrio interior y sin desviarnos del camino.




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