Cuando tu mente se
vaya corriendo a otro lugar, puedes hacerte estas tres preguntas para traerla
de vuelta al momento presente.
Hay momentos en que tenemos una mente clara y enfocada,
percibiendo los sonidos y aromas mientras caminamos…, el calor del sol en la
espalda…, y nos sentimos completamente vivos en el momento presente. Apreciamos
el enorme regalo que es estar vivos, estar despiertos.
En cambio, en muchos otros momentos, la mente sale corriendo
por delante de nuestro cuerpo: muy ocupada planeando todo lo que vamos a hacer
en cuanto lleguemos a casa, o al trabajo, qué vamos a comer o adónde vamos a ir
el fin de semana...
Tal vez pasen muchos minutos, o incluso horas, antes de que
nos demos cuenta que nuestra mente está en otro momento, en otro lugar.
¿Cuántas veces nos pasa eso en un solo día? ¿o en una sola tarde? ¿y qué nos
puede traer de vuelta al momento presente? ¿Cómo podemos volver a lo que
tenemos entre manos, a la conversación que mantenemos con alguien, al niño que
está frente a nosotros, al camino por el que estamos andando?
La mente puede seguir y seguir sin que nos demos cuenta de
lo rápida que va, o qué dirección está tomando. Entonces, de repente, surge un
pensamiento que nos impacta, damos un traspiés, o se nos quema algo en la
cocina. Y solamente entonces recordamos que debemos prestar más atención. Así
funciona esta magia ordinaria que nos despierta.
En ese momento podemos traer nuestra atención de nuevo a la
respiración. Podemos volver a conectar con nosotros mismos, con nuestros
corazones, y con nuestra conciencia de dónde estamos, aquí mismo, ahora mismo.
La atención es lo contrario a la distracción. Estás atento
cuando estás verdaderamente aquí, con cuerpo y mente. Para despertar de la
distracción, podemos hacernos tres preguntas que nos devuelvan al momento
presente:
1. ¿Dónde estoy?

Toma un momento para observar exactamente lo que estás haciendo, sin
filtros, sin juzgarlo. Respira profundamente, sé consciente de lo que estás
haciendo en este preciso momento.
3. ¿Con quién estoy?

Cuando te hagas estas
preguntas, respira profundamente unas cuantas veces y haz una pausa para
observar lo que hay en tu mente. Observar y supervisar tu mente, ver cómo la
mente divaga, incluso cuando las circunstancias externas son perfectas para
estar presente, es una oportunidad para la transformación. Dar media vuelta
para volver a la respiración siempre te puede ayudar a encaminarte en la
dirección correcta.
Más abajo puedes dejar un comentario sobre lo que te ha parecido esta publicación y también sugerir algún tema sobre el que te gustaría leer en futuras publicaciones. Gracias por tu colaboración.
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por tu colaboración.