PROTEGER EL PLANETA

Cinco prácticas para enfrentarnos a la realidad del cambio climático y actuar al respecto.

Vivimos en un planeta que se está recalentando. Los niveles del mar se elevan y los cambios estacionales están marcados por gigantescas tormentas, inundaciones, sequías e incendios incontrolados. Como consecuencia multitud de hogares son destruidos y numerosas las vidas perdidas.

Aunque la destrucción y el caos traen desesperación, miedo y aflicción, también vienen con ellas una mayor aceptación de la realidad científica y la motivación a contribuir en las posibles soluciones.

Las prácticas espirituales no son alternativas a una acción sabia y rápida, pero pueden contribuir a la resiliencia y la transformación. Son disciplinas complementarias a la educación y el activismo. A continuación hay cinco prácticas contemplativas para ayudarnos a ir de la desesperación al compromiso sostenible.

1. ENCUENTRA UNA BASE EN LA ÉTICA

El cambio climático no es solo una cuestión de lo que podemos hacer, sino de lo que debemos hacer.

Los principios éticos son fundamentales en el entrenamiento del guerrero. Su código ético se basa en la idea de la no violencia, y sus acciones éticas surgen del compromiso de no dañar, de la amabilidad, y de la sencillez. Si extendemos ese código ético a nuestra relación con la naturaleza, entonces no dañar, la amabilidad, y la sencillez se convierten en la base para impulsar el cambio.

La conducta del guerrero se orienta hacia la compasión, ya que desde lo profundo de su corazón surge una compasión sabia, que se convierte en la base de la ética de sus acciones y sus palabras. También podemos basar nuestro compromiso social en esa esencia de compasión sabia, haciendo que nuestro activismo no consista en trabajar “en contra de”, sino en trabajar “a favor de”.

Se está dando el cambio climático por lo que hemos valorado en nuestra sociedad y por cómo hemos concebido nuestra identidad en este planeta. Entre los valores dominantes de nuestra cultura ha habido un compromiso con la industria y el crecimiento. Si, aun así, ponemos sinceramente nuestra relación con la Tierra entre nuestros valores más profundos, lo más probable será que permanezcamos sensibles a los asuntos ecológicos, no por obligación, sino por un auténtico compromiso.

2. ACOMÓDATE EN LA INCERTIDUMBRE

No estamos seguros de lo que sucederá conforme se caliente la Tierra, y esa incertidumbre nos puede provocar una profunda inquietud.

Las enseñanzas guerreras nos presentan la incertidumbre como una fuente de liberación. Nada es seguro, porque nada escapa de la transitoriedad. Aunque ser conscientes de nuestra mortalidad hace aflorar nuestros miedos más profundos, también nos abre a la verdad de que no hay nada seguro.

Hay una buena razón para aceptar la incertidumbre del cambio climático. Si tenemos miedo de la incertidumbre, tendremos la tendencia a no pensar sobre el cambio climático. De hecho, nuestro peor enemigo no es la negación del clima, sino un rechazo sutil y subconsciente del cambio climático, basado en nuestro miedo a lo desconocido. Si aceptamos la verdad de la incertidumbre, desarrollaremos el coraje de estar abiertos y tomar acciones.

3. TRABAJA CON LAS EMOCIONES


A menudo, el activismo está alimentado por el enfado, aunque es una motivación muy pobre a largo plazo, porque acaba agotándose. En cambio, el amor y la compasión son motivadores que conducen a una acción efectiva y sostenible. Pero ¿cómo vamos del enfado a la compasión?

Las enseñanzas guerreras nos enseñan que los estados que más deseamos evitar son la clave para nuestra libertad. En lugar de borrar las emociones, podemos metabolizarlas y transformarlas en una flexible capacidad de respuesta.

Cuando el enfado está fuertemente fijado sobre un objeto, se convierte en algo que te aísla, que te contrae, y te agota. Pero cuando nos hacemos responsables de nuestro propio enfado, podemos encontrarle su lado positivo. El enfado no es siempre censurable. Puede ser una energía protectora, una respuesta saludable ante lo que amenaza lo que amamos. Esa misma intuición puede liberar el enfado reactivo en su naturaleza más profunda: una sabia resolución de actuar valientemente en interés del amor.

En la práctica contemplativa, el enfado puede inspirar empatía. Descubrimos que los estados incómodos, aunque nos pertenezcan, no son sólo nuestros, porque los demás también sienten enfado. Cuando reconocemos que así es como se sienten muchos otros, podemos sentirnos unidos a los demás. Podemos redirigir nuestra atención y llevarla del enfado que estimula argumentos a nuestra empatía por todos aquellos afectados por el cambio climático, incluso por los que lo niegan. Al redirigir nuestro enfoque de una narrativa polarizadora a otra unificadora, estamos creando una plataforma más sostenible para la acción.

4. ACCEDE A NUEVA SABIDURÍA

En discusiones sobre el cambio climático, accedemos principalmente a una sola forma de conocimiento: a través del intelecto. Este enfoque conceptual es muy importante, porque tenemos que saber lo que sucede y por qué, sin embargo, nuestra respuesta será más poderosa si también accedemos a otras formas de conocimiento. Dos formas alternativas de saber sobre las que se apoya la práctica del guerrero son la sabiduría del cuerpo y la sabiduría no conceptual.

Cuanto más nos acercamos al cuerpo, más cerca estamos de la verdad de nuestra propia naturaleza salvaje. Esto nos conecta con la naturaleza salvaje del planeta que aspiramos a proteger. Mientras que la mente se mueve entre el pasado y el futuro, el cuerpo siempre está completamente presente. Para acceder a la sabiduría del cuerpo sólo necesitamos sentir la respiración. El cuerpo nos recuerda que nuestra presencia es nuestro recurso más poderoso.

La meditación nos presenta la vida más allá de la mente conceptual. La experiencia humana no es sólo contenido mental. Hay más, además de la vida mental o emocional, de lo que podemos pensar o creer. Hay un espacio no conceptual en el que surge un contenido. Este espacio es conciencia desnuda, nuestra mente simplemente experimentando, antes de formar ideas sobre nuestras experiencias.

Conforme vamos identificándonos con el espacio no conceptual, se va perforando la ilusión de la separación. Esta ilusión es el origen de la crisis en la que estamos. Cuando estamos atrapados en esta ilusión, nos parece bien que nuestro consumo sea a expensas de otros. Si vamos a vivir de una manera sostenible, debemos reconocer la realidad de que todos estamos íntimamente conectados. La meditación nos lleva a ese punto.   

5. ENCUENTRA UNA COMUNIDAD

La comunidad es crítica para enfrentarnos dignamente con los desafíos del medio ambiente, y también establece los cimientos para la práctica espiritual.

Hay una creciente comunidad de personas que buscan al mismo tiempo el desarrollo espiritual y el activismo. Si tú eres una de esas personas, no debes desanimarte. Tu gente está ahí fuera.

Es importante que los activistas y los contemplativos trabajen juntos porque nos beneficiamos del intercambio de tecnologías. Aunque hemos destacado cinco técnicas espirituales para ayudar a contemplar el cambio climático, los activistas tienen otras herramientas que pueden ayudar a las comunidades espirituales a pasar a la acción.
De una manera o de otra, el planeta necesita nuestra atención y nuestra acción, compasiva y sabia, para proteger la vida de la que formamos parte y que debemos apreciar y cuidar, por nuestro propio bien, y por el de los demás.




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