Hay cuatro cosas indispensables para poder practicar correctamente: La primera es estar en el momento presente. La segunda es estar abierto a cualquier cosa que surja en este momento. La tercera es ver este momento como lo que realmente es. Y la cuarta es aceptarlo sin prejuicios o preferencias.
Por supuesto, para estar presentes, necesitamos ser conscientes. No es
simplemente estar presentes con el cuerpo, sino ser plenamente conscientes. En otras palabras, es que no se te
escape nada de lo que te está llegando. Y si algo se te escapa, hay que
preguntarse qué es lo que te está causando que te lo pierdas.
No podemos ver todo lo que sucede en los demás, y viceversa,
los demás no pueden ver todo lo que nos sucede a nosotros. La experiencia de
cada uno es particular y, muchas veces, difícil de entender por otra persona,
aunque podemos imaginar que cada uno tiene ciertas experiencias y sensaciones
corporales en relación con su entorno. Cada uno experimenta ese aquí y ahora
por sí mismo, a su manera. ¿Eres consciente de cómo se siente ahora mismo tu
cuerpo? ¿te sientes tranquilo y en calma, paciente e íntimo contigo mismo,
vulnerable y abierto?
Según vamos empezando a estar realmente presentes y
conscientes, automáticamente pasamos a la siguiente etapa de estar abiertos. Estar abierto significa ser vulnerable a las experiencias que tenemos. La mayoría de
nuestras vidas están llenas, tanto externa como internamente, con un montón de
ruidos, montones de ocupaciones, un montón de desafíos y dificultades, y a
menudo queremos irnos y estar solos porque realmente todos anhelamos ser uno
con nosotros mismos. Anhelamos estar completamente en paz y tranquilos, estar a
gusto y relajados y disfrutar completamente de nuestra verdadera naturaleza.
Esto es apertura. Y aun cuando nos apartamos, o incluso cuando nos sentamos a
meditar, nos encontramos con que dentro de nosotros sigue nuestra vida muy
ocupada, con montones de pensamientos, muchas luchas, muchas ideas,
preferencias, prejuicios, y juicios sobre diferentes cosas.
Por eso necesitamos ver. Esa es la siguiente etapa. Necesitamos ver qué es lo que realmente está pasando
con nosotros, no lo que pensamos que deberíamos hacer en la meditación, o
lo que deberíamos hacer cuando estamos hablando con un amigo, cómo debería ser
nuestra relación, cómo me deberían ver, cómo debería sentirlos. Pero, ¿qué es
lo que realmente está sucediendo?
Si somos conscientes y estamos presentes y abiertos a lo que
sucede, entonces veremos lo que realmente ocurre con nosotros. Puede no
gustarnos, pero no tenemos que corregirlo. No tenemos que cambiar eso. Sólo
debemos verlo con atención y conciencia. Si estamos absortos con algo, eso
quiere decir que no somos conscientes, no estamos viéndolo, y no estamos
abiertos a ello. Esto es verdad tanto con una emoción o simplemente con una
idea sobre cómo pensamos que algo debería ir. Todo lo que tenemos que hacer es
simplemente ser conscientes. Puedes encontrarte en medio del enfado, la
envidia, la codicia, o la confusión, pero si eres consciente de que estás
experimentando eso, ya es suficiente. La consciencia es paz. Ya es en sí misma
tranquilidad. No tenemos que cambiar nada para llegar a la tranquilidad, porque
ya está siempre aquí.
Entonces llegamos a la etapa final de aceptar lo que sea que descubramos, porque eso es lo que es, y no
otra cosa. Lo aceptamos sin preferencias o prejuicios, lo que significa que
debemos aceptar cualquier cosa que suceda sin ningún tipo de valoración o
juicio moral sobre ello. Lo que sea que es, es lo que es. Si dices que lo
aceptas, pero con prejuicio, entonces puede que lo aceptes con una especie de
resignación. Pero eso no es aceptarlo, sino resignarte ante lo que parece
inevitable. Y aceptarlo, pero con preferencia, sería aceptarlo porque te hace
sentir bien y quieres aferrarte a esa sensación tanto tiempo como puedas.
Aunque tal vez estés viendo lo que hay, no estás realmente aceptando las cosas
como son de una manera neutral, sino más bien interesada porque te gustan. Con
todo lo que se nos presenta, o queremos escapar de ello, o queremos aferrarnos
a ello. Así que, aceptar significa sólo eso, aceptar sin ningún tipo de juicio.
Por supuesto que necesita juzgar para ver lo que sucede en un principio, pero
luego eres libre de usar ese juicio de forma neutral.
Estas
son las cuatro necesidades de la práctica. A través de todas las etapas del
entrenamiento estamos relacionándonos con estas cuatro necesidades. Dicho de
otra manera, para poder llevar a cabo la práctica, debes tener en cuenta estas
cuatro necesidades. No te olvides de ellas mientras recibes enseñanzas, lees
sobre la práctica, o llevas a cabo tu práctica, porque son la auténtica
naturaleza, la esencia de toda práctica.
Más abajo puedes dejar un comentario sobre lo que te ha parecido esta publicación y también sugerir algún tema sobre el que te gustaría leer en futuras publicaciones. Gracias por tu colaboración.
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por tu colaboración.