LA CALMA DISUELVE LA DUALIDAD



Cuando el corazón en calma descansa en la unidad del Todo,
desaparece la dualidad de forma natural.

En la contradicción de los opuestos, los extremos de diferente signo se alimentan mutuamente de sus diferencias. Tomar partido por uno es darle poder al contrario, porque el enfrentamiento aviva el fuego del otro lado. Positivo y negativo, aunque opuestos se dan vida el uno al otro, existen porque existe su cara opuesta, uno sin otro no podría existir. La luz confirma la existencia de la oscuridad, y la oscuridad ocupa el espacio que deja la luz. Lo bueno y lo malo deben su existencia a la energía que surge del enfrentamiento entre los opuestos.

Pero, cuando no escoges ningún bando, cuando no alzas la bandera para luchar contra el otro, sino que permaneces en calma en tierra de nadie, descansando en el Universo entero que lo abarca todo, entonces, los opuestos desaparecen, y te disuelves en la profundidad de la calma de la unidad. En esa inmensa calma descansa el corazón, desaparece la dualidad, sólo existe el Todo, el Universo, la pura energía que mueve la vida.

No hace falta luchar contra lo negativo para que lo positivo reine en el mundo. Basta con descansar en la calma que hay en nuestro corazón para vencer sin luchar, para que la armonía funda los opuestos dejando ver un Universo que no rechaza nada, porque lo es Todo, y todos somos Uno.




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