“Cuando practicamos
un cántico como forma de meditación sonora, ofreciéndolo con todo nuestro ser,
absorbemos dentro de nosotros el sonido y la energía de la sabiduría y la
compasión que están impregnados en el mantra.”
El verdadero mérito del sonido que emiten las campanas
durante una ceremonia o práctica de meditación es su habilidad para
despertarnos. Las campanas pueden usarse para motivar nuestra aspiración
espiritual hacia la práctica. Si escuchamos atentamente su estimulante sonido, podremos
casi escuchar como nos animan diciendo: “el
momento de practicar es ahora”.
Los cánticos son una poderosa forma de meditación activa que
podemos hacer tanto solos como en grupo. Los cantos ayudan a alinear nuestro
cuerpo, habla, y mente –nuestras acciones, palabras, y pensamientos—para convertirse
en una base sólida que apoye, infunda poder, y mantenga nuestras plegarias y
acciones. Cuando cantamos, empleamos todo nuestro ser de una manera que nos
ayuda a sacar plenamente lo que tenemos dentro de nosotros. Las enseñanzas
guerreras nos dicen que “si anhelamos
escuchar las voces de los seres despiertos, todo lo que tenemos que hacer es
arraigarnos en los textos leyéndolos”. Cuando estamos cantando algún texto
de meditación, podemos prestar una especial atención a nuestra propia voz, como
si fueran las palabras que nos están diciendo a nosotros esos seres despiertos.

Cuando se cantan los mantras, su sonido va más allá del
entorno del que los canta, reverberan y son absorbidos dentro de cada uno,
cuando se hace la práctica en grupo, e incluso impregnan de cierta energía el
espacio y el lugar donde se cantan, aunque se haga la práctica en solitario.
Cuando practicamos los cantos como una forma de meditación sonora,
ofreciéndolos con todo nuestro ser, absorbemos dentro de nosotros mismos tanto
el sonido como la energía de sabiduría y compasión que impregnan el mantra. El
melódico canto nos permite despertar y potenciar nuestras propias habilidades
para que cada persona pueda cultivar su sabiduría interior y actuar con
compasión en sus interacciones con los demás.
Como, normalmente, se utilizan textos y cánticos
tradicionales y con siglos de antigüedad, la tradición se suele considerar como
algo que no se puede alterar, pero, al mismo tiempo, no nos debe impedir estar
abiertos a cierta evolución e innovación, según cambian las circunstancias y
los tiempos. Por lo que, en ocasiones, podemos utilizar otras palabras o frases
más actuales, enfocadas a circunstancias o momentos concretos de nuestra vida,
e incluso utilizar nuestras propias palabras, siempre que no pierdan el sentido
fundamental de ayudarnos a despertar y aclarar nuestra mente y abrir nuestro
corazón.
Tanto la tradición como la innovación son necesarias para acoger a la
diversidad de personas en sus diferentes caminos espirituales. También evitan
que perdamos de vista los cambios continuos de la vida y de los tiempos. Las
prácticas meditativas en general, deben estar vivas y respirar con las personas
que las practican, ajustándose y respondiendo si es necesario, en consonancia
con los tiempos que se viven y en los que se practica, para ser un firme pilar
de confianza y práctica que ayude a la multitud de guerreros que busca alcanzar
el despertar. En especial, las prácticas meditativas sonoras, acompañadas de
cánticos y campanas, pueden ser de gran ayuda para recorrer nuestro camino, ya
que podemos, a través de ellas, conectar nuestros corazones con los ancestros
del pasado, reafirmar nuestras vidas en el presente, y dar forma en cada
momento a partir de ahora a nuestros objetivos futuros, enfocando e impulsando
nuestra mente y nuestro corazón con la energía del sonido.
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