A veces, nuestro
camino puede estar bloqueado por cosas que hay en él, como barricadas o
montones de escombros, y otras veces por cosas que no hay. Imagina un agujero
que atraviese el camino de parte a parte: te falta el suelo que necesitas para
seguir adelante. De la misma forma, el camino de la práctica tiene sus
requisitos, y su ausencia puede bloquear tu camino.
Los maestros
guerreros señalan dos principios como los más útiles en la práctica: a nivel
externo, la amistad admirable; a nivel interno, la atención apropiada.
Si te falta alguno de estos, es como si tu camino estuviera bloqueado por una
grieta gigantesca.
La amistad admirable se refiere tanto a
tener un amigo espiritual, una buena persona realmente sabia, como a intentar
emular las buenas cualidades de ese amigo.
La primera buena
cualidad a admirar y emular es la convicción
en que se puede alcanzar el despertar. Estar convencidos que los grandes
maestros guerreros realmente han alcanzado ese despertar y puesto fin al
sufrimiento a través de sus acciones, lo que implica que también nosotros
podemos hacerlo.
La segunda buena
cualidad, la virtud, viene de la
primera. Porque creemos en el poder de las acciones, no queremos dañar a otros,
ni física ni verbalmente. Esto significa que ponemos atención en lo que hacemos
para no quitar ninguna vida, no tomar nada que no se nos ha ofrecido, no dañar
a nadie con nuestra conducta sexual, no caer en habladurías y ser veraces al
hablar, y no intoxicar nuestra mente ni nuestro cuerpo. Mantenemos estos
preceptos en cualquier situación, siempre, sin excepción, porque sabemos que de
esta manera estamos protegiendo a todos los seres. Si hacemos excepciones, esa
protección será sólo parcial, y también nosotros estaremos sólo parcialmente
protegidos.

La cuarta buena
cualidad a emular es el discernimiento:
la visión profunda de cómo surge el sufrimiento y cómo desaparece. Esta cualidad
conecta directamente con el principio interno de la atención apropiada.
Cuando hablamos aquí
de atención, nos referimos a las preguntas en las que te enfocas para intentar
responderlas. La atención inapropiada se enfoca en preguntas como “¿es eterno
el mundo o no? ¿quién soy yo? ¿existo o no?” Estas preguntas te atrapan en lo
que podemos llamar una “maraña de visiones”. Insistir en responderlas es como
ser alcanzado por una flecha y no querer que te la quiten hasta saber quién la tiró
y cómo se fabricó. Morirías.
La atención
apropiada se enfoca en resolver el problema del sufrimiento: qué es, cómo se
crea, cuándo acaba, y cómo se puede alcanzar su fin. Ya que la causa del
sufrimiento es algo que hacemos torpemente, y el camino hacia su fin es algo
hábil que puedes aprender cómo hacer, esto nos trae de vuelta al principio de
la convicción.
Creyendo en el
poder de la acción, te enfocas en cambiar la manera en la que actúas. No culpas
a los demás por tu sufrimiento. Eso tampoco significa que te eches a ti mismo
la culpa por tus problemas. Significa que aprendes cómo vivir en un mundo
imperfecto sin sobrecargarte. Si tú no te sobrecargas, nada podrá hacerlo.
Tendrás también más fuerza para ayudar a otros a llevar sus cargas.
Pero el trabajo
tiene que empezar dentro de uno mismo. Por eso los maestros guerreros añaden
dos requisitos más en el camino, cualidades que buscan en los estudiantes antes
de aceptar tomarlos a su cargo para entrenarlos.

Después, una vez
que estás convencido de que has encontrado a la persona correcta, debes estar observando
para escoger las buenas cualidades de esa persona. No todas las enseñanzas se
dan con palabras. No puedes esperar que siempre se te diga dónde está lo realmente
valioso, debes encontrarlo por ti mismo.
La segunda cualidad
de un buen estudiante es la honestidad:
eres veraz admitiendo tus propias faltas y comunicándolas a tu maestro. Sólo
entonces estaréis tanto tú como tu maestro en una posición adecuada para
corregirlas y que así tus acciones estén realmente en armonía con tu objetivo.
De todas estas
cualidades requeridas para recorrer el Camino del Guerrero—tener un amigo admirable, prestar la atención adecuada, ser observador, y ser honesto—la única que puede faltar es tener un amigo admirable. Si
no puedes encontrar un amigo admirable como maestro, es mejor que vayas solo.
De todas formas, no estarás realmente solo,
ya que las enseñanzas guerreras están a tu disposición como referencia de lo
que diría y haría un amigo admirable, así podrías ser tú un buen amigo de ti
mismo.
No obstante, ten en
cuenta que, si ir solo es tu única opción, deberás ser especialmente riguroso
contigo mismo para desarrollar la atención apropiada y ser honesto y observador
para calibrar tus propias acciones. La ausencia de un amigo admirable puede ser
un agujero en el camino que puedes cruzar, pero la falta de cualquiera de las
otras tres cualidades es un pozo sin fondo insalvable.
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