Escoge uno
de los obstáculos más frecuentes y difíciles que surgen en tu práctica, como la
irritación, el miedo, el aburrimiento, el deseo, la duda, o la inquietud.
Durante una
semana, sé especialmente consciente en tu meditación diaria de cada vez que
surge este estado. Cuando aparezca llámalo por su nombre. Fíjate en cómo
empieza y qué es lo que le ha precedido. Date cuenta si hay algún pensamiento o
alguna imagen en particular que desencadena este estado.
Presta atención a cuánto dura y cuándo acaba. Observa
qué estado suele seguirle. Date cuenta si surge suave o ligeramente. ¿Lo
percibes como un susurro en tu mente? Observa lo fuerte y alto que se hace.
Date cuenta
de qué patrones de energía o tensiones reflejan este estado en tu cuerpo.
Relájate y acepta incluso la resistencia que puedas sentir.
Finalmente,
sigue sentado y consciente de tu respiración, observando y esperando a este obstáculo,
permitiéndole ir y venir, saludándolo como a un viejo amigo cada vez que aparezca.

Audio "Meditación para convertir los obstáculos en parte del camino"
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