EL ARTE DE LA FELICIDAD


La esencia de la práctica del guerrero se puede describir como transformar el sufrimiento en felicidad, y para ello dispone de diferentes prácticas con las que puede alimentar la felicidad diariamente.

Todos queremos ser felices, y hay en el mundo muchos libros, enseñanzas y maestros que intentan ayudar a que la gente sea feliz. Aún así, todos continuamos sufriendo.

Por eso, podemos pensar que “lo estamos haciendo mal”. De alguna manera estamos “fallando a la felicidad”. Pero eso no es verdad. Ser capaz de disfrutar de la felicidad no quiere decir que no tengamos ningún sufrimiento. De hecho, el arte de la felicidad es también el arte de “sufrir bien”. Cuando aprendemos a reconocer, abrazar, y comprender nuestro sufrimiento, sufrimos mucho menos. Y no solamente eso, también somos capaces de ir más lejos y transformar nuestro sufrimiento en comprensión, compasión y alegría para nosotros mismos y para los demás.

Una de las cosas más difíciles de aceptar es que no hay ningún lugar donde sólo haya felicidad y ningún sufrimiento. Esto no debe desanimarnos, porque el sufrimiento puede transformarse. En cuanto decimos “sufrimiento”, sabemos que lo opuesto al sufrimiento ya está ahí también. Donde hay sufrimiento, hay felicidad.

Si nos enfocamos exclusivamente en perseguir la felicidad, podemos ver el sufrimiento como algo que hay que ignorar o resistir. Pensamos en él como algo que se interpone en el camino a la felicidad. Pero el arte de la felicidad es también el arte de saber cómo sufrir bien. Si sabemos cómo utilizar nuestro sufrimiento, podemos transformarlo y sufrir mucho menos. Saber cómo sufrir bien es esencial para alcanzar la verdadera felicidad.


MEDICINA SANADORA

La principal aflicción de nuestra civilización moderna es que no sabemos cómo manejar el sufrimiento dentro de nosotros e intentamos taparlo con todo tipo de consumo. Las tiendas venden infinidad de dispositivos para ayudar a ocultar el sufrimiento interior. Pero a menos que seamos capaces de encarar nuestro sufrimiento, no podremos estar realmente presentes y disponibles a la vida, y la felicidad continuará esquivándonos.

Hay mucha gente con un enorme sufrimiento, y no saben cómo manejarlo. Para muchas personas, comienza a una edad muy temprana. ¿Por qué no se enseña a nuestros jóvenes en las escuelas la forma de manejar el sufrimiento? Si un estudiante es muy infeliz, no podrá concentrarse ni aprender. El sufrimiento de cada uno de nosotros afecta a los demás. Cuanto más aprendamos sobre el arte de sufrir bien, menos sufrimiento habrá en el mundo.


La práctica de la atención, o mindfulness, es la mejor manera de estar con nuestro sufrimiento sin que nos supere. Prestar atención es la capacidad de permanecer en el momento presente, de saber lo que está sucediendo aquí y ahora.

Prestar atención significa ser consciente. Es la energía que sabe lo que está ocurriendo en el momento presente. Cuando levantamos un brazo y sabemos que lo estamos levantando, eso es prestar atención, somos conscientes de nuestra acción. Cuando respiramos y sabemos que estamos respirando, eso es mindfulness. Cuando damos un paso y sabemos que estamos dando ese paso, somos conscientes de los pasos. La atención siempre es consciente de algo. Es la energía que nos ayuda a ser conscientes de lo que sucede aquí mismo y ahora mismo, en nuestro cuerpo, en nuestros sentimientos, en nuestras percepciones, y alrededor de nosotros.

Prestando atención podemos reconocer la presencia del sufrimiento en nosotros y en el mundo. Y es con esa misma energía con la que abrazamos con ternura al sufrimiento. Siendo conscientes de la inhalación y la exhalación cuando respiramos, generamos la energía de la atención, y de la misma manera podemos acunar el sufrimiento. Los guerreros atentos pueden ayudarse y apoyarse mutuamente para reconocer, abrazar, y transformar el sufrimiento. Si prestamos atención ya no tenemos miedo del dolor. Incluso podemos ir más lejos y hacer un buen uso del sufrimiento para generar la energía de la comprensión y la compasión que nos sana, y también podemos ayudar a otros a sanarse y ser felices.

PRESTAR ATENCIÓN

La manera en que empezamos a producir la medicina de la atención es parando y haciendo una respiración consciente, prestando total atención cuando inhalamos y exhalamos. Cuando paramos y respiramos de esta manera, unimos mente y cuerpo y regresamos a nosotros mismos. Sentimos más completamente nuestro cuerpo. Estamos verdaderamente vivos sólo cuando la mente está con el cuerpo. Y la buena noticia es que la unificación de mente y cuerpo se puede lograr simplemente con una respiración. Tal vez no hemos sido lo suficiente amables con nuestro cuerpo desde hace tiempo. Al reconocer la tensión, el dolor, y el estrés en nuestro cuerpo, podemos bañarlo con nuestra conciencia atenta, y eso es el principio de la sanación.


Si nos ocupamos del sufrimiento dentro de nosotros, tendremos más claridad, energía, y fortaleza para ayudar a nuestros seres queridos a manejar también su sufrimiento, así como también el sufrimiento de nuestra comunidad y del mundo en general. Si estamos preocupados con el miedo y la desesperación que hay en nosotros, no podremos ayudar a aliviar el sufrimiento de los demás. Sufrir bien es un arte. Si sabemos cómo ocuparnos de nuestro propio sufrimiento, no solamente sufriremos mucho menos, sino que también crearemos más felicidad a nuestro alrededor y en el mundo entero.





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