LA MEDITACIÓN LO CAMBIA TODO



La vida es estresante, y demasiado estrés es dañino y causa todo tipo de problemas. Las investigaciones en las últimas décadas muestran que la meditación de la atención, o mindfulness, es una forma efectiva de superar el estrés, además de tener otros beneficios. A diferencia de los medicamentos, no tiene efectos secundarios, y si te habitúas a ella, está bien, porque es un hábito positivo.

Si la entendemos de esta manera, la meditación es una práctica psico-física independiente, como correr o levantar pesas, y produce unos beneficios determinados científicamente si la haces correctamente. Pero la verdad es que no hay prácticas humanas independientes. Todo lo que hacemos tiene un contexto, un conjunto de ideas y estructuras que lo acompañan. Aunque muchas personas pueden creer que la meditación “laica” es la esencia de las prácticas de tradiciones espirituales guerreras, extraída de su contexto y ofrecida pura y sencilla, no es realmente así. De hecho, la meditación laica simplemente cambia el contexto, de una cultura espiritual guerrera a una cultura humanista científica. La cuestión es ¿qué se gana o se pierde con ese cambio?

Lo que se gana es accesibilidad. Presentando la meditación como una técnica para promover la felicidad y el bienestar, libre de doctrina y ritual, es una práctica que cualquiera puede llevar a cabo y todo el mundo puede sentirse invitado a practicar. Esta invitación abierta ya ha sido de gran beneficio personal y social.

Pero lo que se pierde es importante. El Camino del Guerrero como cultura social, intelectual y espiritual propone una transformación radical de la vida. Su objetivo, el despertar, es más completo que el bienestar. Revoluciona tu forma de pensar, tu perspectiva, y tu sentido de identidad. Las enseñanzas guerreras proponen transformar tu vida no mejorándola, sino más bien alterando tu sentido de lo que es.

Se podría decir que el guerrero no practica exactamente la meditación, sino que simplemente se “sienta”, lo que significa que entra en una nueva forma de vida, en cuyo centro está lo que llamamos “sentarse”. Esta vida del guerrero también incluye una conducta ética, una forma consciente de trabajar, ciertos rituales para enfocar su mente, y una contemplación casi continua de las enseñanzas guerreras.

Comprometerse con este estilo de vida con el tiempo, y a veces de repente, te cambia completamente. Te das cuenta que tu vida no es lo que pensabas que era. Llega y se va en un momento, nada permanece. Todo aparece y desaparece constantemente. La vida es milagrosa y no se puede atrapar, y no hay otra forma de vivirla que con un aprecio infinito, y también con gran tristeza, amor, amabilidad y constante gratitud. Estas emociones y actitudes profundas son características de la vida espiritual. Aunque están relacionadas con el objetivo humanista del bienestar y la felicidad personal, son esencialmente diferentes a él.

El inconveniente del “envoltorio” espiritual tradicional de la meditación es que parece demasiado idealista y vago para la forma de ver de la sociedad moderna. Pero cuando te acostumbras, al vivirlo, se convierte en algo bastante factible. Las enseñanzas empiezan a tener sentido. La vida ordinaria y práctica pero profundamente misteriosa de cuidar el mundo físico, y especialmente a los demás, con una completa atención y compromiso, es a lo que se resume todo el envoltorio de la práctica espiritual, incluyendo la meditación, pero no limitándose a ella. Haríamos bien en no olvidar esto mientras creamos un contexto moderno para la práctica de la meditación.




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