¿Busca el guerrero ser el más
fuerte y poderoso? ¿o cómo calmar y aclarar su mente, mantener una conducta
impecable y despertar la sabiduría de su corazón?
Parece ser que los seres humanos siempre están buscando la
forma de ser mejores, más fuertes o más sabios. Pero ¿es posible que el
guerrero pueda ser fuerte y sabio al mismo tiempo?
El entrenamiento guerrero, mediante la práctica de diferentes
artes y disciplinas, va encaminado en ese sentido. El guerrero utiliza el
entrenamiento físico, la práctica de artes marciales y la meditación, como los
pilares básicos para desarrollarse en su camino. Pero en la actualidad, es muy
fácil caer en un enfoque demasiado superficial intentando trabajar sobre todo
el aspecto físico para desarrollar la fuerza antes que la sabiduría.
El guerrero debe aprender a ser fuerte y sabio, ambas cosas
de forma equilibrada, y el camino del guerrero une esos dos aspectos en su
recorrido.
Aunque somos humanos y tenemos ciertos límites físicos y
mentales, debemos primero aceptar que somos así, somos seres humanos y tenemos
que trabajar con lo que tenemos, con lo que somos. Pero, el guerrero se pregunta
por qué no puede ir más allá de esos aparentes límites, y si hay alguna forma
de ir más allá de su condición limitada.
Para ayudarle a superar sus límites, el camino del guerrero
presenta en su entrenamiento las artes, las técnicas que se transmiten personalmente
de maestro a discípulo para ayudar al guerrero a ir más allá de lo establecido,
a ser desmesurado en la expansión de su habilidad física y mental. Esas artes
guerreras han sido transmitidas desde hace siglos, y comprobadas por la experiencia
de infinidad de guerreros que fueron capaces de manifestar esa fuerza superior
a la habitual.
El camino del guerrero también enseña otras técnicas que no
sólo ofrecen fuerza física y mental, si no que le permiten al guerrero
desarrollar la sabiduría que va más allá de la inteligencia y los conceptos.
Mediante diferentes técnicas de meditación, el guerrero se entrena sentándose,
caminando o estando de pie. Aprende a respirar, a calmar su mente y mantenerla
clara, a abrir su corazón y mantenerlo abierto al mundo que le rodea. El
guerrero se entrena de una manera profunda y singular para ser fuerte y sabio, cultivando
un intenso, a la vez que relajado, estado de conciencia y presencia.
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