Aunque
a veces nos gustaría transformar mágicamente la realidad para disipar el odio y
el miedo de la gente, no podemos crear un estado de gozo generalizado, ni
erradicar instantáneamente toda la opresión y distribución injusta del poder y
la riqueza.
Podemos
meditar sobre el amor, pero no transformaremos así las mentes de los demás. Lo
que sí podemos hacer es purificar nuestra propia mente y abrir nuestro corazón,
con determinación, valor y paciencia.
Hay
una meditación de amor en la que nos concentramos y recitamos, en voz alta o en
silencio, frases y buenos deseos para nosotros y para los demás. Hablamos de
amor, o amor compasivo, pero también podemos decir “buena voluntad” o “buenos
deseos”.
Esta
forma de meditación está diseñada para purificarnos del odio y la mala
voluntad. El antídoto de la mala voluntad es la buena voluntad. El amor
compasivo, o benevolencia, es el antídoto de la mala voluntad, el odio y la
enemistad.
En
estos tiempos difíciles, a veces oímos hablar de la necesidad de una “no
violencia agresiva”, o de un activismo no violento. Hay momentos y situaciones
en las que tenemos que manifestarnos y salir a la calle, tal vez este sea uno
de esos momentos. Pero que lo haga movido por una mente intoxicada por el odio,
o impulsado por una mente que reconoce que estamos conectados con todos los
otros seres humanos, depende de lo bien que se me dé esta práctica de amor.
Cuando
practicas la benevolencia, eliminas de tu mente el miedo y la tendencia a
reaccionar negativamente. Esa es una de las cosas más importantes cuando mucha
gente hace esta práctica de amor, ya sea juntos o de forma individual, en
cualquier momento que sea necesario reducir el conflicto y el odio que aparecen
tan rápidamente del miedo, y que se extienden como un virus.

Es
un verdadero desafío, aunque posible para algunos, sentir cariño y amabilidad
hacia aquellos que oprimen a otros actuando con violencia. Incluso sentir
benevolencia hacia esas personas puede ser difícil. Así que podemos ver esta
meditación como una manera de cultivar la ausencia de odio y miedo para estar
más centrados y hacernos más fuertes y estables. Entonces podemos avanzar de
una manera positiva para impedir la opresión y promover cierta evolución en la
sociedad en general.
Esta
meditación de amor puede hacerse como un breve destello de buenos deseos o
practicarse de forma continua durante varios días. Primero, busca un lugar donde puedas
sentarte tranquila y cómodamente. Asegúrate que estás en un lugar
razonablemente seguro. Puedes cerrar los ojos o dejarlos ligeramente abiertos.
Puedes empezar respirando profundamente varias veces, calmándote lo mejor que
puedas. Tal vez quieras colocar una mano ligeramente sobre tu corazón o tu
mejilla, o cualquier otra parte de tu cuerpo, de forma que te dé una sensación de seguridad interior y que te ayude a conectar con tu valor y tu compasión.
Entonces puedes empezar la práctica:
Benevolencia hacia uno mismo
Empiezas
con deseos de buena voluntad hacia ti mismo, usando estas palabras o algunas
otras que puedes adaptar como prefieras: “Que esté seguro y protegido de
cualquier daño físico o mental. Que esté fuerte y sano y disfrute de bienestar.
Que esté en paz y sea verdaderamente feliz. Que pueda vivir la vida con más
alegría y fácilmente”.
Extenderla a los amigos
Ahora
extiende esos buenos deseos a tus seres queridos, tu familia, buenos amigos,
maestros y demás: “Que puedan estar seguros y protegidos de cualquier daño
físico o mental. Que puedan estar fuertes y saludables. Que puedan estar en paz
y felices. Que puedan vivir con alegría y fácilmente”.
Extenderla a quienes sentimos indiferentes
Ahora
extendemos nuestra buena voluntad hacia los seres neutrales, que sentimos
indiferentes, personas y otros seres vivos que ni nos gustan ni nos disgustan.
Siempre puede ser útil comprobar si realmente tenemos seres neutrales en
nuestra vida. Tal vez no haya ninguno. La mente separa rápidamente, aunque sea de forma muy
leve, entre los que me gustan y los que no me gustan. Puede ser útil darnos
cuenta si eso es cierto en nosotros.
Entonces
puedes recitar algo como: “Aunque seáis seres neutrales para mí, o sea con los
que no me relaciono tanto, sé que sois como yo en que tenéis alegrías, penas y
dolor en vuestras vidas. Por eso deseo que estéis bien, que podáis vivir con más
alegría y facilidad”.
Extenderla hacia los enemigos
Un
gran maestro guerrero dijo: “Mientras que es fácil amar lo adorable, puede que
sea lo desagradable lo que más necesita de nuestro amor”. Así que, el siguiente
paso es expresar nuestra benevolencia, en la medida de lo posible, hacia alguien que te haya causado algún daño leve.
Después,
puedes extender, todo lo que te sea posible, estos buenos deseos hacia personas
que te han causado más dolor, y a instituciones y organizaciones que te han
causado dolor y sufrimiento a ti, a tu familia, o a tu comunidad. Deja que esto
se desarrolle de forma natural, relajándote y dejándote experimentarlo.
Extenderla hacia todos los seres
Finalmente,
extiendes ese amor a todos los seres vivos en el universo. Puedes visualizarte
como si fueras una especie de faro, irradiando desde tu corazón buena voluntad
y amor compasivo en todas direcciones, incluyendo arriba y abajo. Tenemos el
deseo de convertirnos en amor que irradia en 360 grados, diciendo: “Que todos
los seres estén a salvo y protegidos de cualquier daño. Que todos y cada uno de
los seres sin excepción estén fuertes y sanos. Que todos los seres vivos estén
en paz y conozcan la verdadera felicidad. Que todos y cada uno de los seres
vivos sin excepción vivan sus vidas con más alegría y facilidad. Y que todos
juntos podamos completar este gran viaje hacia el despertar”.
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